Todos los ciudadanos consagran a porfía a su Patria su vida y fortunas, como irá V. S. viendo por los Monitores.
El General de la frontera, fuera de los auxilios respetables de la capital, tiene a su mando como doce mil hombres; todos los partidos de Concepción están entusiasmados, respirando venganza contra los tiranos.
En otro oficio al General se le dice:
Es maravilloso el entusiasmo de la capital.
No es posible ver sin ternura la multitud de ciudadanos que circulan el palacio, ofreciendo sus personas, armas y bienes; y encargándose espontáneamente de comisiones importantes.
Sin providencias coactivas, se forman cuerpos de voluntarios; hay un gran número de soldados pagados por los particulares; multiplicados donativos; por esto y por los numerosos recursos del Estado, once contadores de moneda no pueden dar abasto al dinero que se introduce en el Erario.
Todas las corporaciones se reúnen día y noche, y cercan al Gobierno, respirando el interés, celo y generosidad de los hombres que decretaron ser libres.
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