Buenos Aires, 1º de Febrero de 1813.

Las Provincias del Alto Perú, que hasta aquí fueron un teatro de muerte y desolación, se hallan en vísperas de recibir el premio de sus calamidades, y entrar en el goce de la verdadera libertad, a que son llamados todos los países de América por la justicia y la razón.

El ejército de la patria tiene más de quince días de marcha para Salta, y ya por un aviso oficial se sabe que la vanguardia había pasado el río Pasaje. Su disciplina, el orden de las marchas, y la pericia del General y oficiales, prometen el éxito feliz y glorioso de esta expedición. Por la deposición de algunos desertores del ejército enemigo se infiere que Tristán trataba de evacuar a Salta a la inmediación de nuestras tropa.

He visto en cartas del Tucumán referentes a noticias dadas por desertores y algunos pasajeros que por sendas inusitadas habían llegado allí, que las provincias de Cochabamba y La Paz habían vuelto a insurgir, y tenían en gran consternación a Goyeneche; pero noticias de esta importancia, no habiendo hasta ahora comunicado al gobierno, necesitan confirmación.

En la Banda Oriental no ha ocurrido en este intermedio cosa de mayor atención. Los marinos, en cuantas partes se atreven a desembarcar, son repelidos con ignominia. En el Gualehuaychú sorprendieron los gauchos a tres buques armados con cañones, y siendo inferiores en número y sin más armas que cuchillo y palo, se rieron del cañón y el fusil. En San Pedro ha desembarcado una expedición formal de 400 hombres al mando del Coronel Galiano, con el objeto tal vez de asesinar niños y mujeres, pues sabían que en este publecito habían muy pocos hombres capaces de tomar las armas; pero ya salieron de esta cien infantes y ciento cincuenta granaderos de caballería al mando del Coronel don José San Martín y Matorras, cuyo resultado aún no se sabe; aunque es verosímil que luego que los marinos divisen fuerza armada huyan vergonzosamente como siempre lo han acostumbrado.

Ha llegado un buque de Inglaterra, y en él dos armeros y un fundidor con todos sus instrumentos y máquinas; ya vienen contratados; creo que la fábrica de armas se pondrá en el Tucumán.

Este buque trae noticias recientes de Europa, y las de España son tan funestas para los Ingleses. Se dice que el General Wellington levantó el sitio de Burgos, y se replegó a Madrid con pérdida tan considerable que ha pedido auxilios prontos a Inglaterra; que al día siguiente a la salida de este buque se embarcaban ocho mil hombres para reforzarle.

En el norte se han dado repetidas batallas, y los franceses no continúan su plan de operaciones hasta que les llegue el refuerzo de doscientos mil hombres entre alemanes, prusianos y polacos, que se hallaban en la Lituania.

En París, descubrió la vigilancia de la policía una conspiración contra el Emperador: se esparció la falsa noticia de su muerte, se trató de corromper la Guardia Nacional, etc., pero se ahogó en su nacimiento con la muerte de tres ex-generales amigos y de la facción de Moureau.

De México hay noticias muy favorables, y aquel opulento imperio se sacudirá muy pronto de la tiranía. El General Rayón sitiaba a la Capital con setenta mil hombres. Calleja con muchos oficiales, han caído prisioneros. Veracruz estaba sitiada por el cura General Morelos, el invicto, con más de cuarenta mil hombres, y sin recursos para resistir al asedio. Acapulco y toda la costa del Oeste reconocen al gobierno patriótico.

Monteverde seguía insaciable de sangre americana, y con frívolos pretextos desolaba familias enteras.

Se dice que en Cundinamarca se preparaba una expedición para libertar a Venezuela.