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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Capítulo VI. El Triunfo de la Revolución. La Constitución de la Junta Nacional de Gobierno. 1810-1811
Texto

1. 18 DE SEPTIEMBRE DE 1810. Llegó, por fin, el deseado, pero fatal para Chile, día 18 señalado para el Congreso, y destacando las diferentes tropas a muchos puntos, cubrió la Cañada desde San Diego hasta San Lázaro el Regimiento de la Princesa al mando de don Pedro Prado, con orden de impedir toda entrada a lo interior de la ciudad.

El del Príncipe, a las órdenes del Marqués de Montepío, se distribuyó en diferentes lugares; tres compañías se colocaron en las cuatro calles que guían al Consulado; la compañía veterana de Dragones de la Reina ocupó la cuadra que hay del Consulado a la Plaza Mayor, teniendo al frente una de milicias del Regimiento del Rey; las restantes del Príncipe se destinaron a custodiar el Cuartel de San Pablo y patrullar por todas las calles de la ciudad.          

El Regimiento del Rey guarneció toda la Plaza Mayor, y una de sus compañías la plazuela del Consulado, en cuyo punto estaba don Juan Miguel Benavente con su compañía veterana de Dragones de la Frontera, teniendo a su frente al Comandante General de Armas don Juan de Dios Vial, y a los dos Ayudantes Mayores de Plaza que impedían toda comunicación y tránsito por aquellos puntos.

Las puertas exteriores e interiores del Consulado tenían centinelas dobles, y este es el aparato aterrante con que se dispuso intimidar al honrado y fiel pueblo de Santiago de Chile, que todavía era depósito de los mejores y más leales sentimientos.

La tropa sólo tenía orden de permitir la entrada al Consulado a las personas que presentasen la esquela o papel de convite con entera exclusión de toda clase y dignidad.

Con todas estas precauciones y ceremonial fueron reuniéndose todos los vocales y luego que estuvieron presentes, prorrumpió el señor Presidente Conde de la Conquista en estas simples palabras:

-"Aquí está el bastón, disponed de él y del mando”

Y volviéndose a su Secretario doctor Argomedo le dijo:

-"Declarad al Congreso lo que os tengo prevenido"

En este instante, tomando la voz el Secretario explicó a todo el Congreso la heroicidad del señor Presidente en desprenderse con tanta generosidad de todos los empleos, depositándolos en manos del pueblo, para que éste, como dueño dispusiera del mando a su voluntad, y que con este desprendimiento no intentaba otra cosa el jefe que allanar el paso para que se crease otro sistema de Gobierno que fuera de la confianza del pueblo, más adaptable a las críticas circunstancias de la nación y del reino.

Concluida la breve y meditada arenga, del Secretario dio principio a la suya el Procurador General de Ciudad, apoyando y corroborando lo dicho; pero éste se extendió más lisonjeando al pueblo y ensalzando sus amplias facultades y autoridad para disponer y constituir un nuevo Gobierno en el modo y forma que mejor le pareciera, depositándolo en las personas que fueran de su mayor confianza.

En este estado, y dando lugar para que los concurrentes manifestaran su sentir, se levantó el señor don Manuel Manso, Administrador de la Real Aduana y dirigiendo su discurso al Congreso, empezó a formar algunas reflexiones y objeciones sobre lo ilegal e importuno de estos procedimientos y mudanza de Gobierno, haciendo ver los incalculables males que podían resultar; pero sin permitirle tiempo ni libertad para explicarse, se levantó un clamor general con que le impidieron su explicación y lo llenaron de insultos y desprecios en términos que se vio, obligado a callar y retirarse de la sala.

En seguida habló también el caballero de la Orden de Montesa, don Santos Izquierdo, oponiéndose con razones al nuevo proyecto de Junta y con los mismos arbitrios que a Manso le obligaron a enmudecer, con cuya experiencia, acobardados todos los del partido fiel y antijuntista, no tuvieron resolución y fortaleza para desplegar sus labios y así quedó el teatro libre al arbitrio de los revolucionarios, que viéndose victoriosos y teniendo prevenidos a una multitud de jóvenes asistentes, empezaron a clamar que querían Junta.

Esta propuesta fue recibida y aprobada con general aplauso, y sin detenerse en más especulaciones, aclamaron por Presidente al mismo que acababa de abdicar el mando Conde de la Conquista, don Mateo Toro.

Siguió la misma aclamación y gritería nombrando por Vicepresidente al ilustrísimo Obispo Aldunate.

Para primer Vocal, aclamaron a don Fernando Márquez de la Plata, consejero nombrado del Supremo de Indias; para segundo Vocal, al doctor don Juan Martínez de Rozas, y para tercero, a don Ignacio de la Carrera.

Hasta aquí todo fue por aclamación y vivas que se repetían y tributaban a cada uno de los electos; pera no satisfechos los electores con tan corto número de vocales, no obstante que así lo habían meditado y dispuesto, propusieron nuevamente que se nombraran y añadieran otros dos vocales, para cuyo efecto se procedió a la elección por votos, y resultaron electos el Coronel don Francisco Javier de Reina, con noventa y nueve votos, y don Juan Enrique Rosales, con ochenta y nueve.

Concluida y completa la elección de individuos de la nueva Junta de Gobierno, pasaron los nuevos electos a hacer el juramento de usar fiel y legalmente de sus empleos y tomaron posesión del mando.

Ejecutado lo dicho se procedió a extender la Acta de instalación y después de leerla y publicarla se disolvió el Congreso, llevando como en triunfa al Presidente y vocales a la Plaza Mayor y de allí a sus casas, entre vivas, aclamaciones y repiques que con entusiasmo y celebración de todos los facciosos aturdían y abismaban a todos los buenos y juiciosos que lloraban la pérdida y ruina del reino, como ya irremediable después de haber subvertido el sistema legítimo del Gobierno e introducido en su lugar, otra autoridad popular, ilegal y nula, pues no tiene duda que respecto de haberse el jefe despojado de la autoridad Real, que por el ministerio de la ley directiva en la sucesión o subrogación de mandos, había recibido y depositado en aquel número de asistentes que no habían recibido el poder representativo ni de la ciudad, y menos de todo el reino; y por consiguiente no podían representar a todo el pueblo chileno.

Es necesario confesar que la autoridad de la nueva Junta residente en el Presidente y en todos los vocales, procede o emana de aquella pequeña reunión de facciosos, de electores que en ese día abusaron del nombre del pueblo a quien no representaron ni podían representar por falta de poderes y voluntad legítima y general; y aun esto se entiende prescindiendo por ahora de la cuestión sobre si el pueblo puede o no conferir tal autoridad; de lo que resulta con toda evidencia.

Que la Junta Gubernativa de Chile fue un atentado opuesto a la recta razón y las leyes de la Monarquía española, usurpando los pocos revolucionarios que asistieron el poder y soberanía de toda la nación y del Rey, en quienes sólo pueden residir las supremas facultades que se arrogaron.

En la misma tarde del día 18, se dirigió a la Real Audiencia el oficio siguiente:

2. LA CIUDAD DESPUÉS DEL 18 DE SEPTIEMBRE. Instalada la Junta, el día 18, presentaba la ciudad de Santiago el cuadro más extraño que puede delinearse, porque los semblantes y ánimos de sus habitantes representaban las diferentes figuras de alegría y tristeza tan al vivo, que componían una rara contraposición de sombras y colores de obscuros y claros, resultando de todo una temible escena.

Los autores y partidarios del nuevo Gobierno, alegres y triunfantes, celebraban y aplaudían su reciente victoria con música, iluminaciones y todo género de gratulación.

Estos eran pocos comparados con la parte sana y sensata; no excedían de la quinta parte de la población; pero eran los más insultantes, atrevidos y de clase nada despreciable en su mayor parte.

Había muchos vecinos nobles; incluían el Cabildo, algunos individuos del Eclesiástico; la temible parcialidad de los abogados casi total; los ultramontanos o cuyanos; el Gobernador con toda su numerosa familia, y por último el Gobierno protector de todos que fue el que dio la fatal preferencia y ruinosa victoria a los revolucionarios.

El cuerpo verdaderamente español y fiel, vencido y ultrajado de la violencia y destitución del Gobierno, miraba a su cabeza a la Real Audiencia que se componía del numeroso y calificado vecindario de europeos; mucha parte de la principal nobleza patricia; el clero secular y regular en proporción de cuatro contra uno; la plebe y aún la tropa veterana y de Milicias, ni de treinta partes la una se hallaba viciada; pero a pesar de todas estas ventajas, no era posible resistir; pues conociendo todo este estado la malicia de los revolucionarios, tomó inmediatamente el partido y las medidas necesarias a sostener sus ideas, y adoptaron el terrorismo con amenazas y castigos, como se verá en el progreso de la narrativa.

3. GREGORIO GÓMEZ ESPÍA Y EMISARIO DE LA JUNTA DE BUENOS AIRES. Don Gregorio Gómez, natural de Buenos Aires, como espía y emisario que aquella Junta, despachó en el mismo día un correo extraordinario comunicando la instalación de ésta, en cuya noticia recibía el confortativo más análogo y deseado que podía anunciársele.

4. BANDO DE INSTALACIÓN DE LA JUNTA. El 19 se publicó en forma de Bando el Acta de instalación de la Junta, acompañando esta ceremonia con una ostentación y aspecto majestuoso y aterrante para infundir en el pueblo y en los leales vasallos el terror y el espantoso carácter del nuevo sistema.

Ocupaban el centro del concurso el Alcalde don Agustín Eyzaguirre, con los dos regidores don Fernando Errázuriz y don Francisco Antonio Pérez y el Escribano don Agustín Díaz, acompañados de la música.

Iban precedidos de la vanguardia compuesta de 534 hombres de caballería del Regimiento del Príncipe; seguía la retaguardia compuesta de la compañía veterana de Dragones de la Reina, su capitán Ugarte; y de la compañía veterana de Dragones de la Frontera, su capitán don Juan Miguel Benavente.

Toda esta ostentación y aparato se nos presentaba como necesario para dar idea real y terrible del nuevo y desconocido Gobierno.

En esta misma mañana fue obligada la Real Audiencia a prestar su juramento de subordinación y obediencia a la Junta, y para dar principio a las vejaciones y desprecios que este Tribunal tenía que padecer, se preparó este acto en casa del Presidente, teniendo prevenida una gran música que a la entrada de los señores oidores tocó un concierto alegre y armonioso; pero evacuado el reconocimiento y despedidos los señores, se les acompañó con la sonata que llaman la Guillotina, declarando abiertamente el abatimiento y afrentosa muerte de la autoridad y representación del Tribunal.

5. JURAMENTO DE LOS JEFES DE LOS DEMÁS TRIBUNALES Y OFICINAS. RUMORES SINIESTROS. DEMOSTRACIONES PÚBLICAS FAVORABLES. Asimismo reconocieron y prestaron juramento los jefes de los demás tribunales y oficinas del Rey, y se completó el día con un magnífico sarao y refresco en la casa del Presidente.

En esta noche se difundió rápidamente la noticia de que el Marqués de Cañada Hermosa llegaba a la ciudad con mil quinientos hombres armados a sorprender y desbaratar el reciente Gobierno; y fue tal la turbación y sobresalto de los facciosos que sin examinar la verdad o falsedad de este rumor, el Comandante General de Armas don Juan de Dios Vial, mandó tocar generala a la medianoche, poniendo en consternación y susto a todo el vecindario.

Sucedieron varios desastres por la precipitación y oscuridad de la noche y puestas al fin sobre las armas la multitud de tropas que en la actualidad se hallaban en la ciudad y sus inmediaciones, amaneció el día 20 sin el menor indicio de dicha conspiración; pero no es de admirar este procedimiento en los delincuentes a quienes su propia conciencia figura temores donde no los hay.

El 20 se levantó un teatro en medio de la Plaza, equipado y adornado de asientos, etc., para el solemne reconocimiento y juramento de la nueva autoridad y concurriendo citadas todas las corporaciones eclesiásticas y civiles, prestaron solemne juramento de respetar y obedecer a la Excelentísima Superior Junta Gubernativa de Chile, etc.

El Cabildo secular asistió y juró formado en cuerpo; el eclesiástico, por medio de sus dos canónigos diputados don Vicente Larraín y doctor Fretes; los prelados regulares, personalmente, a excepción del mercedario.

Luego siguieron los jefes y oficiales de las tropas; en seguida, juraron sobre las-banderas los regimientos del Príncipe, de la Princesa y el de infantería del Rey, con lo que concluyó el espectáculo y a la tarde se celebró con tres salvas de artillería de a 21 cañonazos cada una, reservando para la noche la iluminación y música con que se obsequiaban los potentados de nuevo cuño.

Sin perder tiempo, salió don José María Rozas con don Anselmo Cruz, comisionados y autorizados para recibir el homenaje y juramento de obediencia y fidelidad de todos los pueblos, villas y partidos desde Rancagua hasta Rengo; y asimismo fueron diputados otros sujetos para lo restante del reino.

A la Junta de Buenos Aires se comunicó de oficio prontamente la instalación de esta Junta y, al Rey se le dio parte también con un manifiesto hipócrita y pomposo, incluyendo la Acta de erección y dando cuenta de las causales y motivos que habían obligado a esta resolución.

Los oficios y contestaciones del Gobierno de Buenos Aires con el de este reino y con el Cabildo de esta capital, ilustran con toda claridad las ideas recíprocas de estas dos provincias, y así tengo por necesaria diligencia estamparlos a la letra.

6. SUELDOS DE LOS NUEVOS MAGISTRADOS. Procedióse luego a la asignación de sueldos para los nuevos magistrados, operación que desempeñó el Cabildo dotando al Presidente con seis mil pesos, a cada uno de los Vocales, tres mil; y a los dos Secretarios, dos mil, con declaración de que los que por otro título gozasen sueldo, sólo recibirían el completo hasta enterar dichas asignaciones.

Se publicó también un Bando prohibiendo las reuniones o corrillos de día ni de noche, y que ningún particular pudiera traer armas, imponiendo al mismo tiempo la más estrecha obligación de aceptar y obedecer con silencio y sumisión todas las providencias que emanasen del nuevo Gobierno, bajo las graves penas de destierro, confiscación de bienes y otras según lo exigiese el delito.

El 24 reconvino el Gobierno a la Real Audiencia con un oficio en que pide se decida este Tribunal al absoluto reconocimiento y obediencia de la Junta, alzando las protestas con que lo verificó el 19 del corriente, cuyo contenido es como sigue:

No satisfecha la Junta con los procedimientos del Tribunal y deseando intrincarlo y comprometerlo enteramente, repitió segundo oficio exigiendo declaración pública y constante a todos los pueblos del reino, según consta de su contenido que es el siguiente:

7. MOVIMIENTOS EN EL EJÉRCITO. VOLUBILIDAD DE UN PREDICADOR. LOS ECLESIÁSTICOS Y EL NUEVO GOBIERNO. PLAN DE GOBIERNO DE JUAN EGAÑA. A petición del Comandante General de Armas don Juan de Dios Vial, se levantó y puso a sueldo una Compañía de Infantería que se desmembró del Regimiento del Rey, acuartelándose en la Casa de la Moneda Vieja, nombrando por capitán a don Fernando Márquez de la Plata.

Asimismo se concedió el título de Milicias disciplinadas al Regimiento de Caballería de la Villa de San Fernando, su Coronel, don Manuel Fernández de Valdivieso.

El 11 de octubre se cantó la misa de gracias en la Catedral, a la que asistió el nuevo Gobierno, precediendo todos sus vocales a la Real Audiencia, y en señal de suprema autoridad todos besaron el Misal, al Evangelio, fueron incensados y recibieron la paz, privilegios sólo concedidos a los señores Presidentes y Virreyes como vice-patronos Reales.

Predicó el Padre Fray Fernando Guerrero, dominicano, y proponiendo por tema aquellas palabras de David: A Domino factum est et est mirabile in oculis nostris, quiso probar que la Junta era obra de Dios, y que era útil y necesario valiéndose principalmente de las razones explicadas en la Acta de instalación.

¡Extraño procedimiento! Pues debe advertirse que este mismo religioso aún no hace dos meses predicó en la iglesia de su convento en vísperas de instalarse la Junta y probó fundada y enérgicamente, que la idea de erigir Junta era una traición al Soberano, y que los promotores del proyecto eran traidores al Rey, contraventores a las leyes fundamentales de la monarquía, y, por último, que no había necesidad de tal recurso.

Pues este mismo nos prueba hoy que la Junta es obra de Dios, que es útil y que es necesaria, lección que nos, enseña a conocer y compadecer la miseria, inconstancia, fragilidad y venalidad de los hombres.

El aparato y solemnidad con que se celebró este día, es semejante al de la instalación, repitiendo tres salvas Reales de Artillería y otras tantas descargas de fusilería al principio, al medio y al fin de la misa.

La corporación eclesiástica que quiso obsequiar al nuevo Gobierno con misa de gracias, fue el Convento Grande del Padre Santo Domingo, dando principio y ejemplo a las demás para su imitación, y abriendo la puerta a los eclesiásticos que desde esta época empezaron a apoyar con la religión y el evangelio abusando de tan sagrados principios el nuevo trastorno y establecimiento, como medios los más apetecidos y solicitados de los revolucionarios que acordes en servirse de la religión para engañar a los pueblos, han usado en todos lugares y tiempos de este principal arbitrio.

Apenas vieron entablado el nuevo Gobierno, empezaron las innumerables pretensiones de empleos, y era de ver la multitud de beneméritos que se presentaban alegando como servicios a la patria cuantos pasos habían dado o daban enderezados a su ruina.

Los más atrevidos en infamar al Gobierno Real, y a los antiguos empleados; los que se manifestaban más enemigos a la España, al Rey, y los que afirmaban como indubitable la pérdida de la Península, eran tenidos por los mejores patriotas, y más a propósito para agentes y empleados del nuevo Gobierno, hombres por lo regular de clase obscura e ignorante, pero necesarios para la ejecución de los nuevos planes subversivos, a los que ningún hombre de bien y de verdadero patriotismo podía ni quería cooperar, bien que esta regla general tuvo algunas excepciones desde los principios de la revolución, declarando algunos sujetos que podían conservar fama de buena conducta mientras sus obligaciones no se opusieran a sus, particulares intereses.

¡Ojalá no fueran tantos estos ejemplares!

Desde este tiempo ya se quitaron la máscara los proyectistas y directores del nuevo sistema y uno de los principales papeles de esta especie, don Juan Egaña, obsequió al nuevo Presidente, presentándole una Memoria o Plan de Gobierno Interior y Exterior que tenía meditado y prevenido de antemano para este caso, en que propone las reformas que deben hacerse y detalla las medidas y leyes que deben regir en adelante, lisonjeando al Gobierno con tan altas facultades que apenas pueden competir a un soberano monarca.

Desde sus primeros párrafos, aconseja se declare el comercio libre, se estipulan tratados con naciones extranjeras, se impongan tributos, se establezcan leyes, se instituya un Congreso, General entre las Provincias Americanas, y, en resumen, reconoce al reino de Chile como a una potencia independiente y soberana.

8. RECONOCIMIENTO DE LA  JUNTA EN PENCO. FUGA DEL INTENDENTE. El 15 de octubre llegó el correo de Penco con la nota de haberse recibido y  jurado en aquella ciudad con general aplauso, la nueva Junta, y que su Intendente, Brigadier don Luis de Álava, por sospechoso y poco adicto al nuevo sistema, despreciado, amenazado y perseguido, se vio en la necesidad de fugarse embarcado para Lima, efugio que pudo conseguir a costa de diez mil pesos, depositados y exigidos con título de residencia. No imitó este ejemplo la ciudad de Coquimbo, que recibió con desagrado y repugnancia las órdenes de reconocimiento de la Junta, reconviniendo a ésta con protesta de fidelidad a la nación española y a su Rey o Gobierno que lo representase; pero esa firme lealtad tuvo que rendirse luego a las capciosas providencias de la Junta que asegura no desviarse un punto de esas mismas ideas de fidelidad, y, antes bien, las realza y consolida con su nueva instalación. En las demás villas y lugares no hallaron dificultad los diputados para el reconocimiento, pues con sólo presentar las órdenes e instrucciones coloridas todas con el hipócrita y especioso título de mejor servicio de la religión, Rey y patria, no ocurría razón de repugnancia a una gente sencilla y criada bajo estos principios.

9. LOS EXPATRIADOS OVALLE Y ROJAS LLEGAN DE LIMA. El 21 llegaron de Lima los expatriados don Juan Antonio Ovalle y don José Antonio Rojas.

El primero eligió quedarse en su hacienda llamada Puangue, y el segundo fue recibido una legua antes de llegar a esta ciudad, en donde se le hospedó con magnificencia, formando una casa de campo y disponiendo un suntuoso convite, refresco, cena y música, obsequiado de lo más numeroso y principal del vecindario, ínterin se prevenía la ruidosa y solemne entrada para el día siguiente.

Efectivamente, el 22 se verificó ésta con el aparato y acompañamiento de todos los personajes de primer orden y en número de más de cien carruajes, colocando en el centro a su benemérito conciudadano, lo condujeron en triunfo hasta su casa, siendo innumerables los de a caballo que componían inmensa comitiva, celebrando de este modo el triunfo que consiguieron el 11 de julio y ostentando el mérito que reconocían en el hecho de manifestarse enemigos del Gobierno Real y de las leyes que lo regían.

Se completó la celebración del recibimiento en casa del recién llegado con cena magnífica, sarao y demostraciones del mayor júbilo.

El espíritu de este procedimiento se reducía sólo a exaltar el nuevo sistema de independencia y a humillar a todos los Ministros del Gobierno antiguo, al señor García Carrasco, a la Real Audiencia, etc., pues el expatriado Rojas había gozado siempre tan poca aceptación y amistad y aprecio de sus conciudadanos que huían de su comunicación como de genio duro, caprichoso y poco tratable y después prosigue siempre en este mismo predicamento.

10. DIPUTADO DE LA JUNTA DE BUENOS AIRES. El 29 entró en esta capital don Antonio Álvarez Jonte, Diputado de la Junta de Buenos Aires acerca de este Gobierno, para promover con prontitud y eficacia el trastorno del Gobierno antiguo a imitación de aquella, ciudad; pero tuvo el gusto y satisfacción de hallar perfeccionada la obra y de ver realizados los servicios que este Cabildo tenía prometido a Buenos Aires. Presentó luego sus credenciales que manifiestan bien el objeto de su misión y son a la letra las siguientes:

11. OPOSICIONES DEL CABILDO Y LA JUNTA: ORIGEN DE ELLAS. El 30 celebró el Cabildo una sesión para meditar un plan de defensa del reino y al efecto convidó por esquela a varios sujetos de su elección para que al día siguiente concurriesen al fin indicado.

Llegó a noticia de la Junta esta deliberación y reprobando esta conducta del Cabildo le dirigió un oficio increpatorio y resentido, haciéndole ver lo inoportuno de sus procedimientos y que no le competían tales facultades sin anuencia de la Junta.

El Cabildo suspendió lo acordado, pero desde este punto empezaron las oposiciones y rivalidades que poco a poco fueron declarándose y tomando cuerpo según veremos en lo sucesivo.

12. MARTÍNEZ DE ROZAS EN SANTIAGO. El día 19 de noviembre llegó de Penco el doctor don Juan Martínez de Rozas, segundo Vocal de la Junta; se hospedó en uno de los arrabales llamado El Conventillo, adonde inmediatamente envió el Gobierno veinticinco Dragones que le sirvieron de guardia de honor: se citaron todos los regimientos para el día siguiente, y se previnieron seis cañones para la salva.

Al día siguiente hizo su entrada pública acompañado de la Junta, el Cabildo, Corporaciones, jefes de los Tribunales, Prelados regulares, jefes Militares, Real Audiencia y tan numerosa multitud de vecindario que no había memoria en esta ciudad de semejante celebración.

Por las calles que debía pasar estaba formada la tropa; se le hizo salva correspondiente a Capitán General, repique general de campanas, fuegos artificiales, vivas sin número.

En fin, no se omitió aplauso ni diligencia para solemnizar la venida del fundador y maestro de la revolución chilena, único carácter que lo hacía tan acepto y recomendable a este pueblo; pues aún no hacían seis meses que había salido de esta capital como un particular oscuro y poco acreditado.

Inmediatamente pasó a prestar el juramento correspondiente a su empleo y tomó posesión de él. Incorporado este Vocal como la principal columna en que se afianzaba el edificio de la Junta, recibió ésta grandes ánimos, y se dio principio a desplegar el sistema meditado.

Se decretaron impuestos o contribuciones cargando un real sobre el precio ordinario de cada mazo de tabaco, un peso sobre cada libra de polvillo, y sobre otros ramos.

Se decretó levantar un batallón de tropa de infantería.

13. COMPETENCIA ENTRE EL CABILDO Y LA JUNTA GUBERNATIVA. El Cabildo celoso de conservar sus fueros y acreditar su autoridad se opuso fuertemente a estas determinaciones por sancionarse sin consulta ni audiencia suya; y con fecha 6 de noviembre presentó un oficio incluyendo una Representación de su Procurador, que es a la letra la siguiente:

14. PRESENTACIÓN ANTE LA JUNTA, EL CABILDO Y REAL AUDIENCIA DEL DIPUTADO DE BUENOS AIRES, ANTONIO ÁLVAREZ JONTE. El 7 de noviembre se presentó al Gobierno el Diputado de la Junta de Buenos Aires, y a presencia de esta Junta, del Cabildo, de los Ministros de la Real Hacienda, y de la Real Audiencia, peroró con la mayor energía, reduciendo su arenga a tres puntos principales:

En el primero, expuso que la España estaba agonizante, y próxima, sin poderse evitar, a ser presa del tirano Bonaparte.

En el segundo, explicó ser punto averiguado y seguro, que los mandones déspotas del antiguo Gobierno en América estaban de acuerdo en entregar sus respectivas provincias al usurpador e  intruso Gobierno francés.

De los dos anteriores dedujo el tercero y probó la necesidad de establecer entre la Junta de Buenos Aires y la de Chile una firme y perpetua alianza para sostenerse mutuamente, y poder realizar las ideas del nuevo sistema conveniente a las circunstancias en que se hallaban; y así que debían estipularse desde luego los puntos siguientes:

1º Que la paz y la guerra debía aceptarse, o repugnarse de mutuo consentimiento.

2º Que los tratados comerciales debían ser pactados de común acuerdo.

3º Por último, que todo el régimen político, así interior, como exterior, había de ser idéntico y conforme al nuevo sistema, que los dos Gobiernos habían adoptado.

El Congreso le escuchó con atención, y se le respondió que después de meditadas sus propuestas se aceptarían, si se hallaban convenientes al bien público de este reino.

15. PLAN DE DEFENSA DEL REINO. El día 10, por nuevas instancias del Cabildo se le concedió facultad para tratar del Plan de Defensa que convenía a este reino asociándose para el efecto con los sujetos más inteligentes en la materia.

Verificado el acuerdo, fueron varios los pareceres.

El comandante don Juan de Dios Vial, opinó que debía levantarse un regimiento de infantería de mil hombres para resguardo de esta capital.

Don Miguel Benavente dijo que el Regimiento, debía ser de Dragones respecto a que estos sirven a pie y a caballo; y, por último, después de varios altercados y disputas, nada se determinó, concluyendo con nombrar una comisión de tres sujetos, que fueron don Juan Mackenna, don Juan Egaña y don José Samaniego, para que con meditación y tiempo organizasen un plan de defensa que deberá presentarse al Cabildo para su conocimiento y aprobación. En efecto, éste se perfeccionó en breve tiempo por Mackenna, único de la comisión que podía tener alguna inteligencia; pero aunque fue presentado y aprobado nunca se puso en práctica por la impotencia y debilidad del reino, que no puede soportar tales gastos.

16. CONTRATA DE ARMAMENTO POR LA JUNTA. En este tiempo de noviembre, celebró la Junta una contrata con el inglés don Diego Whitaker, obligándose éste a traer de Londres el armamento siguiente: diez mil fusiles de a 16 libras a cinco y siete pesos; diez mil pares de pistolas, al mismo precio; dos mil sables curvos, y dos mil vestuarios. La Junta promete por su parte libertad, y exención de derechos a todo el cargamento que traiga el buque conductor del armamento; pero esta expedición nunca se verificó sin saberse las causas que la embarazaron.

17. LIBERTAD DE COMERCIO. El 24 celebró una Junta de Comercio para discutir sobre la utilidad o perjuicios del comercio libre con las naciones neutrales y aliadas de la España. La disputa de los diversos concurrentes fue viva y acalorada, y se disolvió sin resolución alguna.

18. LA JUNTA IMPIDE LA VENIDA A CHILE DEL BRIGADIER ELÍO. 29 DE NOVIEMBRE DE 1810. El 29 llegó la contestación de la Junta de Buenos Aires acusando el recibo del oficio que ésta le dirigió con fecha 10 de octubre, para que lo pusiera en manos del Brigadier don Francisco Javier Elío, a fin de que omitiera su venida a este reino con la investidura de Capitán General, que le había conferido el Consejo de Regencia, respecto a que este reino no estaba en disposición y circunstancias de recibirlo, según lo explica el contexto que es a la letra el siguiente:

19. SEGUNDA JUNTA DE COMERCIO. 19 DE DICIEMBRE DE 1810. El 19 de diciembre se celebró en el Consulado segunda Junta de Comercio a la que asistieron los vocales de la Gubernativa con otros muchos sujetos citados en clase de consultores, en la que después de tres horas de disputas, nada se resolvió, prorrogando la discusión para el 4 del mismo mes.

Llegado éste se decidió a pluralidad de votos: que de ningún modo convenía a Chile el comercio libre; y que si el Gobierno perseveraba en establecerlo, debía ser con la restricción de que se hiciese en buques españoles pertenecientes al comercio de este reino.

Extendióse la contestación acompañando los votos o dictámenes por escrito, y en esta forma la llevaron a la Junta los Diputados don Nicolás Chopitea, don Manuel Antonio Rosales y don Manuel Antonio Figueroa, todos tres del partido limitativo, con lo que quedó concluido el informe pedido al Real Consulado.

20. RUMORES INFUNDADOS. En este mismo día ocurrió que a distancia de .dos leguas de la ciudad debía efectuarse la diversión muy apetecida por los chilenos de una famosa carrera de caballos, con cuyo motivo se prevenía innumerable concurso de asistentes, según costumbre.

Pero repentinamente se difundió el rumor de que los europeos y demás antijuntistas tenían meditada esta ocasión para apoderarse de las armas y restituir el Gobierno al propio antiguo.

A las 12 del día se dio denuncio a la Junta y atemorizados los gobernantes con la noticia mandaron suspender la carrera, y en seguida ordenaron poner toda la tropa sobre las armas, destacando doce soldados con un oficial para defensa y seguridad de cada uno de los vocales.

Se propuso averiguar con exacta diligencia el verdadero origen de esta novedad, que se halló enteramente vana y sólo tenía de verdadero el intrigante genio de dos militares revolucionarios que conspiraban a los primeros empleos y querían hacer mérito manifestándose celantes y necesarios al Gobierno.

21. PASQUÍN CONTRA MARTÍNEZ DE ROZAS. El día 8 apareció un pasquín sobre la puerta de la casa del Vocal don Juan Martínez de Rozas.

Tenía pintado en la parte superior un bastón atravesado de una espada ensangrentada, y encima una corona real con la inscripción que decía:

¡Chilenos, abrid los ojos! Cuidado con Juan 1º!

Hasta este extremo sospechaban muchos aspiraba la ambición de este hombre, fundándose en las extrañas ideas de erigir dos batallones nuevos, que en esos días había propuesto, y defendido como necesarios; y poniendo a su frente a sus dos amigos Vial y Benavente, con lo que pensaba disponer de toda la fuerza, y ser árbitro del reino; pero penetrados estos designios fueron frustrados por un partido de oposición que prevaleció.

22. EL MARQUÉS DE MEDINA, PRESIDENTE DE CHILE. Por este tiempo llegó la noticia de estar nombrado para Presidente y Capitán General de este reino el señor Marqués de Medina, y constante esta Junta en no dar cumplimiento a Providencia alguna proveniente de la Península, resolvió dirigirse por Buenos Aires previniendo a su Gobierno el oficio siguiente.

El oficio con que a la de Buenos Aires comunica esta Junta la resolución de impedir la venida del Marqués dice así:

Para impedir del mismo modo la venida de tres empleados provistos para este reino, se dirigió la Junta de Chile a la de Buenos Aires en igual oficio, cuya contestación es la siguiente:

23. INSTANCIAS PARA LA REUNIÓN DE UN CONGRESO NACIONAL DEL REINO.

Convocatoria para el Congreso Nacional del Reino. Circular.

Se expidió la convocatoria para el Congreso General del reino en los términos siguientes:

24. PASQUÍN CONTRA LAZCANO Y LA JUNTA. El 17 apareció en público el pasquín siguiente, que por explicar la idea de la opinión, y doctrina reinante ocupa este lugar.

"Don Prudencio Lazcano ha sufrido una paliza, porque fue preciso que la sufriera. Si hoy está la soberanía en el pueblo, los palizantes hemos usado de la dosis de Majestad, que nos toca como miembros del Soberano. No lo hiciéramos, si la Junta que hicimos hiciera lo que debe, más si no lo hace, la acción está en nosotros: ya lo hemos dicho, que no queremos aquí Oidores, Carrasco, Lazcano, ni Talaveras; sin embargo, no quiere echarlos; los palos mostrarán que nosotros podemos, y no lo hacemos por que ella lo haga. Si ni ellos se van, ni ella los hace irse, con unos y otros haremos lo que podamos. Si los porteños nos avergüenzan, todos los pueblos que han hecho Junta nos llenan de ignominia, cuando vemos expulsados de todos a los que sólo Chile venera. Esta infamia es insufrible, y si no la borramos, nos borraremos el nombre de chilenos."

25. ARENGAS DE ÁLVAREZ JONTE. La noche del 18 se presentó en casa del Presidente de la Junta, el Diputado de Buenos Aires, y a presencia de un numeroso concurso arengó con perversa elocuencia queriendo persuadir que cada uno de los chilenos poseía, parte de la soberanía, y que el agregado de todos formaba el completo de la Majestad.

Que aquella dosis de soberanía era el origen de los derechos imprescriptibles de los pueblos, y por consiguiente inalienable.

Por este hecho se conoció ser este sujeto autor del anterior pasquín y de otros muchos semejantes que se divulgaban diariamente, y este mismo compuso y dirigió al señor Virrey de Lima un papel anónimo, infame y denigrativo, atribuyéndole delitos y vicios tan ajenos del insigne Abascal, como propios del que lo profería.

26. EL DIPUTADO DE BUENOS AIRES Y LOS PLANES DE DEFENSA. El 19 Álvarez Jonte escribió para la. Junta el oficio siguiente.

27. CORREO EXTRAORDINARIO DE BUENOS AIRES SOBRE LOS FUGADOS DE POTOSÍ. El mismo día 19 de noviembre de 1810, llegó un correo extraordinario de Buenos Aires cuya comunicación se ocultó al público; pero por las providencias que con este motivo se tomaron, inferimos se reducía a requisitorias contra los fugados del Potosí, don Pedro Vicente Cañete, el Conde de Casa Real y otros de igual rango, pues inmediatamente se despacharon órdenes con mucha celeridad a los tres puertos principales de este reino, Penco, Valparaíso y Coquimbo.

En este estado se cerró el punto cesando el Gobierno y los Tribunales en sus tareas públicas, y dio fin el año de 1810.