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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
Don Vicente Carvallo y Goyeneche

El cronista mas moderno de la época colonial, cuyo nombre encabeza estas líneas, nació en Valdivia el año de 1142.

Su padre era gobernador de la plaza mencionada.

El joven Carvallo i Goyeneche fué educado por los jesuitas, cuyas lecciones recibió por largo tiempo.

Sin embargo, en vez de manifestarse adicto a la Compañía de Jesús, declara en su obra que reputaba justificada la expulsión de esta célebre orden, entre otros fundamentos, por la posicion privilegiada que había obtenido, i por la intervencion que ejercía en los asuntos temporales i político.

Conforme a una costumbre bastante jeneral entonces, se había conferido a Carvallo el grado de cadete, cuando solo contaba ocho años de edad.

Habiendo llegado la ocasión de que tomase una carrera, escogió la de las armas, a que se le había destinado sin consultare, antes de que tuviese uso de razón; pero a la cual efectivamente sentía inclinacion natural.

Hizo un servicio mi pasivo en la plaza de Valdivia hasta ascender a teniente.

A pesar de sus escasos recursos, se casó con doma Josefa Valentín, en quien, andando el tiempo, tuvo seis hijos.

Queriendo mejorar de condicion, i ambicioso de gloria, se empeñó por ser destinado a la perdurable guerra de Arauco, en la cual se experimentaban privaciones i fatigas, i se recibía fácilmente heridas o muerte, pero en la cual también podían hallarse lucro i honor.

Para realizar esta idea, permutó su puesto por el de otro teniente, que estaba hastiado de pelear con los indígenas i de incendiar sus casas i sus sementeras.

En el mes de marzo de 1766, Carvallo i Goyeneche se encaminó por tierra desde la plaza de Valdivia hasta la de Nacimiento, donde debía residir.

En aquella jornada, estuvo expuesto a los mayores riesgos.

A la sazón los araucanos se hallaban sumamente alborotados con el proyecto de obligarlos a reunirse en poblaciones que el presidente don Antonio Guill i Gonzaga trataba de poner en ejecucion.

En tan críticas circunstancias, todo el acompañamiento de Carvallo i Goyeneche se componía de un fraile franciscano, de un sirviente i de dos arrieros, que cuidaban de las bestias de silla i de carga.

Por fortuna suya, el que los guiaba era el hijo de un cacique amigo; i además, se les incorporó en el camino otro jefe indiano, a quien Carvallo habla dispensado ciertos favores.

A pesar de todo, quizá el amparo de estos dos indígenas habría sido insuficiente, si el sagaz teniente no hubiera recurrido a otros arbitrios.

Don Vicente Carvallo i Goyeneche fingió ser un comerciante del Perú, que iba a embarcarse para el Callao en el puerto de Valparaíso, pero que al año siguiente halda de volver con un rico i abundante surtido de mercaderías.

Junto con soltar estas falsas especies, procuraba ganarse la buena voluntad de los araucanos, obsequiándoseles cuanto podia; i cebaba su codicia, prometiendo que a la vuelta les Labia de dar mucho mas.

Escapando a la cautividad, o a la muerte, gracias a este ardid, i como por milagro, entró en la plaza de Nacimiento el 19 de marzo de 1766, pasada la media noche.

Las molestas aventuras de esta primera jornada hablan dado a conocer a Carvallo cuál i cuántas eran las inquietudes de la guerra de Arauco.

Desde la fecha mencionada, don Vicente Carvallo i Goyeneche tomó una parte active, en las operaciones de aquella interminable campaña ya como simple subalterno, ya como instructor de tropas, ya como ayudante, ya como jefe de destacamento, ya como comandante de alguna plaza o fortaleza.

Los méritos que contrajo en el buen desempeño de estas distintas comisiones le hicieron obtener el grado de capitán.

Carvallo i Goyeneche prestó el mayor número de estos diversos servicios a las órdenes del harto famoso e insigne irlandés don Ambrosio O'Higgins de Vallenar o Ballenary, que habla de subir desde el humilde puesto de sobrestante o mayordomo de trabajos públicos hasta el mui elevado de presidente de Chile, i después Basta el mas escollos de virrei del Perú.

Las relaciones entre O'Higgins i Carvallo fueron desde luego bastante cordiales.

El superior manifestaba hacer aprecio del subalterno.

El presidente don Agustín de Jáuregui escribía con fecha 2 de junio de 1778 al ministro don José de Gálvez lo que sigue:

«El coronel don Ambrosio O'Higgins, comandante de la caballería del real ejército de la frontera, me ha remitido con su informe el memorial para el rei qué adjunto remito a Vuestra Excelencia del capitán de caballería del mismo real ejecito don Vicente Carvallo, en que, en atencion a los méritos que relacionan los documentos que acompaña, contradices en el real servicio desde 22 de junio de 1750 en que sentó plaza de cadete de una de las compañías del batallón de la plaza de Valdivia, a hallarse quebrantado de salud, serle contrario a ésta aquel temperamento, i faltarle arbitrio ya i facultades para medicinarse, suplica a Su Majestad se digne concederle algún gobierno o corregimiento de las provincias del Perú; i pareciéndome regular su solicitud con respecto a estos motivos, i al de su gran capacidad i talento, con que ha sabido i sabe desempeñar cualquier comisión del real servicio, lo pongo todo en noticia de Vuestra Excelencia a fin de que, sirviéndose dar cuenta de ello a Su Majestad, se digne deliberar lo que fuere de su real agrado.»

Sin embargo, el concepto favorable de Carvallo que habían formado los gobernantes de Chile, según se colige del documento anterior, no tardó en menoscabarse.

Habiendo el ministro Gálvez pedido nuevo informe acerca de la idoneidad de nuestro protagonista para regir uno de los corregimientos del Perú, el presidente don Ambrosio de Benavídes, sucesor de Jáuregui, contestó en 2 de junio de 1781 que, aunque no había tratado personalmente al solicitante, i le merecía la opinión de ser un buen militar, no le reputaba apto para encargarle la direccion de un pueblo, especialmente en épocas de novedades como era aquella por la cual iba atravesando el virreinato.

Como puede notarse, había una diferencia demasiado sustancial entre el informe de Jáuregui i el de Benavides.

¿Quién había operado una mudanza de tamaña trascendencia?  Probablemente, don Ambrosio O'Higgins de Vallenar, que había logrado constituirse en árbitro de todos los asuntos de la frontera.

Muy poco antes de que se evacuara aquel dictamen contrario a las pretensiones de Carvallo, este había procurado un eficaz auxilio a varios

el humilde puesto de sobrestante o mayordomo de trabajos públicos hasta el mui elevado de presidente de Chile, i después Basta el mas escollos de virrei del Perú.

Las relaciones entre O'Higgins i Carvallo fueron desde luego bastante cordiales.

El superior manifestaba hacer aprecio del subalterno.

El presidente don Agustín de Jáuregui escribía con fecha 2 de junio de 1778 al ministro don José de Gálvez lo que sigue:

«El coronel don Ambrosio O'Higgins, comandante de la caballería del real ejército de la frontera, me ha remitido con su informe el memorial para el rei qué adjunto remito a Vuestra Excelencia del capitán de caballería del mismo real ejecito don Vicente Carvallo, en que, en atencion a los méritos que relacionan los documentos que acompaña, contradices en el real servicio desde 22 de junio de 1750 en que sentó plaza de cadete de una de las compañías del batallón de la plaza de Valdivia, a hallarse quebrantado de salud, serle contrario a ésta aquel temperamento, i faltarle arbitrio ya i facultades para medicinarse, suplica a Su Majestad se digne concederle algún gobierno o corregimiento de las provincias del Perú; i pareciéndome regular su solicitud con respecto a estos motivos, i al de su gran capacidad i talento, con que ha sabido i sabe desempeñar cualquier comisión del real servicio, lo pongo todo en noticia de Vuestra Excelencia a fin de que, sirviéndose dar cuenta de ello a Su Majestad, se digne deliberar lo que fuere de su real agrado.»

Sin embargo, el concepto favorable de Carvallo que habían formado los gobernantes de Chile, según se colige del documento anterior, no tardó en menoscabarse.

Habiendo el ministro Gálvez pedido nuevo informe acerca de la idoneidad de nuestro protagonista para regir uno de los corregimientos del Perú, el presidente don Ambrosio de Benavídes, sucesor de Jáuregui, contestó en 2 de junio de 1781 que, aunque no había tratado personalmente al solicitante, i le merecía la opinión de ser un buen militar, no le reputaba apto para encargarle la direccion de un pueblo, especialmente en épocas de novedades como era aquella por la cual iba atravesando el virreinato.

Como puede notarse, había una diferencia demasiado sustancial entre el informe de Jáuregui i el de Benavides.

¿Quién había operado una mudanza de tamaña trascendencia?  Probablemente, don Ambrosio O'Higgins de Vallenar, que había logrado constituirse en árbitro de todos los asuntos de la frontera.

Muy poco antes de que se evacuara aquel dictamen contrario a las pretensiones de Carvallo, este había procurado un eficaz auxilio a varios barcos de la armada española que habían venido al puerto de Talcahuano con motivo de haberse roto las hostilidades entre los soberanos de España i de Inglaterra.

Como la arboladura de algunas de estas naves se hallara mui deteriorada, el jefe principal de ellas indagó con el mayor ahínco si sería posible descubrir madera con que reemplazar los viejos i estropeados mástiles.

Don Ambrosio O'Higgins, que se desvivía por ostentar un celo extraordinario en favor de los intereses de la corona, averiguó pronto que en el territorio de los pehuenche había el mas espléndido bosque de corpulentos i erguidos pinos.

La única dificultad que se ofrecía era la de que los indígenas determinaran oponerse por la fuerza a la extraccion de la madera. En mayo de 1781, O'Higgins encomendó al capitán Carvallo que atendiese a la ejecucion de tan delicada operacion. El oficial comisionado desplegó una habilidad i una diligencia verdaderamente laudables en el cumplimiento de estas órdenes.

Los jefes de la escuadra quedaron tan complacidos de la oportuna cooperacion de Carvallo, que solicita ronde la corte se le premiara con el ascenso a teniente coronel.

Con arreglo a la práctica establecida, el ministro don José de Gálvez pidió en 23 de abril de 1785 informe sobre el particular al presidente de Chile, que era a la sazón don Ambrosio de Benavides.

Voi a copiar lo que este funcionario respondió con fecha l.° de noviembre del mismo año.

"Excelentísimo Señor. Por recomendacion del señor don Antonio Valdez para el ascenso de teniente coronel que solicita el capitán graduado de dragones don Vicente Carvallo, me manda Vuestra Excelencia de real orden, en la de 23 de abril último, que informe acerca del mérito i servicios de este oficial; i en su cumplimiento, expongo que sin separarme de su habilidad i de la comisión de acompañar al teniente de fragata den Timoteo Pérez en la de corte de pinos en la cordillera de indios de esta provincia para arboladura de la escuadra de Su Majestad que estuvo en el puerto de Talcahuano, parece excesiva la gracia que por esto solicita, siendo su actual clase en ejercicio de solo ayudante mayor, i superior, con mayor antigüedad de carrera útil, la de otros oficiales de su propio cuerpo, que no han obtenido aquella graduacion.

"Su conducta está notada por su comandante brigadier don Ambrosio O'Higgins, principalmente por insubordinado i caviloso. Últimamente ha sufrido algún tiempo de arresto i otras reprensiones que tuvieron origen de causa que se le promovió de provocacion i desafió al capitan l comisionado desplegó una habilidad i una diligencia verdaderamente laudables en el cumplimiento de estas órdenes.

Los jefes de la escuadra quedaron tan complacidos de la oportuna cooperacion de Carvallo, que solicita ronde la corte se le premiara con el ascenso a teniente coronel.

Con arreglo a la práctica establecida, el ministro don José de Gálvez pidió en 23 de abril de 1785 informe sobre el particular al presidente de Chile, que era a la sazón don Ambrosio de Benavides.

Voi a copiar lo que este funcionario respondió con fecha l.° de noviembre del mismo año.

"Excelentísimo Señor. Por recomendacion del señor don Antonio Valdez para el ascenso de teniente coronel que solicita el capitán graduado de dragones don Vicente Carvallo, me manda Vuestra Excelencia de real orden, en la de 23 de abril último, que informe acerca del mérito i servicios de este oficial; i en su cumplimiento, expongo que sin separarme de su habilidad i de la comisión de acompañar al teniente de fragata den Timoteo Pérez en la de corte de pinos en la cordillera de indios de esta provincia para arboladura de la escuadra de Su Majestad que estuvo en el puerto de Talcahuano, parece excesiva la gracia que por esto solicita, siendo su actual clase en ejercicio de solo ayudante mayor, i superior, con mayor antigüedad de carrera útil, la de otros oficiales de su propio cuerpo, que no han obtenido aquella graduacion.

"Su conducta está notada por su comandante brigadier don Ambrosio O'Higgins, principalmente por insubordinado i caviloso. Últimamente ha sufrido algún tiempo de arresto i otras reprensiones que tuvieron origen de causa que se le promovió de provocacion i desafió al capitan don José María Prieto en circunstancias de estar aquel a las órdenes de éste, que tenia el mando de la plaza de los Anjeles, sin haber dejado de dar otros posteriores motivos a su inmediato superior jefe, que le han obligado a instar con empello a esta capitanía jeneral para que se separe a dicho don Vicente de su cuerpo, i se destine o traslade al presidio  Valdivia, cuya resolucion he detenido, tomando otras que ha dictado la prudencia, sin omitir la templada correccion de sus hechos, para tentar por estos medios el logro de su enmienda, que, si la acredita, podrá obtener la primera compañía que vacare de dragones; i a este caso i empleo, juzgo corresponde se contraiga el premio que pide, o como fuere del agrado de Vuestra Excelencia.

"Nuestro Señor guarde la importante vida de Vuestra Excelencia muchos años."

 Por fallecimiento de Benavides, el monarca nombró presidente de Chile al irlandés don Ambrosio O'Higgins, quien tomó posesión del mando el 26 de mayo de 1788.

Este personaje no mostró desde luego ninguna mala disposicion contra don Vicente Carvallo i Goyeneche, como lo manifiesta la carta que va a leerse.

"Me complace la satisfaccion con que se halla Vuestra Merced por su ascenso a capitán, de que recibió el real despacho, según me significa en carta de 8 de septiembre último; i no duda que esta gracia de Su Majestad estimule a Vuestra Merced a empeñarse mas en cumplir sus obligaciones del real servicio.

"Como Vuestra Merced pide por la de 7 de la corriente, i lo prevengo al comandante jeneral de esa frontera, que se entregue a Vuestra Merced su compañía, reuniéndose en esa plaza de los Anjeles, donde debe atender a su instruccion, manejo i disciplina, en asamblea jeneral con el resto de su cuerpo, considerando igualmente que ahí tiene Vuestra Merced la mayor comodidad de su casa i familia, no me parece; adherir por ahora a su traslacion a la costa i plaza de Arauco, que por las mismas ha solicitado.

"No olvidaré colocar al hijo de Vuestra Merced don Camilo en alguna vacante de cordones, luego que me dejen alguna libertad otros pretendientes también meritorios, a quienes me es imposible dejar de atender, supuesto que el hijo de Vuestra Merced disfruta el mismo sueldo, i adelanta su mérito en calidad de distinguido.

"Dios guarde a Vuestra Merced muchos años. Santiago, 13 de octubre de 1788. Ambrosio O’Higgins - Señor Don Vicente Carvallo."

 Como se ve por la carta que precede, el gobierno de la Península había aceptado en todas sus partes el dictamen del presidente Benavides, limitándose a conferir a Carvallo la efectividad de capitán en recompensa de los servicios que había prestado a la escuadra.

Pocos meses después de lo que queda referido, hai constancia fidedigna de haber nuestro protagonista elevado al presidente O'Higgins dos solicitudes que merecen llamar la atencion.

La primera tenia por objetó recabar el permiso de venir a Santiago para registrar los archivos en busca de noticias para una historia de Chile que estaba componiendo.

La segunda se encaminaba a que se le concediese ordenarse de sacerdote, conservándole su sueldo decapitan.

Conviene que se sepa que don Vicente Carvallo, a pesar de las ocupaciones militares, no había olvidado la educacion que había recibido de los jesuitas.

Desde mui temprano, acostumbró llevar un diario de todos los sucesos que llegaban a su noticia, ó en que intervenía.

Esta fué la primera base de la historia que escribió mas tarde, i que ha salvado su nombre del olvido.

Al poco tiempo, buscaba como aumentar sus escasos recursos, componiendo sermones que vendía a los predicadores por precios harto módicos.

Puede presumirse por esto que tenia alguna inclinacion al estado eclesiástico.

Pero ¿cuál fué el motivo que le determinó a querer mudar la casaca del soldado por la sotana del sacerdote?

No lo sé.

Quizá fué el dolor que pudo causarle la pérdida de su mujer. Quizá el desaliento de sus aspiraciones burladas.

Pero lo cierto fué que el presidente O'Higgins le negó una i otra solicitud, como aparece en la carta que pasó a copiar.

Por el ofició que le comunicará a Vuestra Merced su comandante, verá el justo impedimento que ahora tengo para conceder la licencia que pide para venir a esta capital, motivada en la precisión de confrontar su obra historial; i lo mismo me sucede para ofrecerle mi concurso al intento de ordenarse con detencion de sueldo de capitán, de que me habla en su particular de 28 de jumo inmediato, porque el erario no sufre apoyar paso alguno de que le resulte; el menor gravamen, i sería reparable al rei i al ministerio que cuando le hago demostrable con estados puntuales de la real hacienda que se halla en descubierto, i en absoluta imposibilidad de cumplir sus mas precisas cargas, según el valor de sus actuales ramos propios, viese pretensiones que las acrecen sin traer ventajas o utilidad al real servicio. Así es fuerza que Vuestra Merced sacrifique sus buenos designios, i que procure conservarse en la carrera que le da para alimentar a su familia. Yo deseo tener ocasión en que sin perjuicio de mi responsabilidad, pueda contribuir a sus aumentos; i ruego a Dios guarde muchos años la vida de Vuestra Merced.-Santiago 14 de junio de 1789. -Ambrosio O'Higgins.-Señor Don Vicente Carvallo."

A pesar de esta doble repulsa, nuestro capitán, que parece haber sido hombre mui perseverante en sus propósitos, insistió con la mayor fuerza en sus dos pretensiones.

El presidente O'Higgins consintió al fin en que Carvallo viniera a Santiago a completar los materiales de su historia; pero no tuvo a bien conservarle el sueldo de capitán, si había de ordenarse sacerdote. El documento que sigue testifica la primera de estas decisiones.

"Habiendo instado de nuevo derechamente el capitán don Vicente Carvallo sobre que se le permita venir a esta capital, no obstante la denegacion que le noticié por medio de Vuestra Merced en carta de 11 de julio inmediato, prevengo ahora le advierta que, acercándose el tiempo de invierno en que hará ménos falta en su destino, repita su solicitud, caso de hallarse en disposicion de practicar su viaje; i, que entonces podré concedérsela, supuesto que no es suficiente arbitrio, como ha espesado, para perfeccionar su obra de la historia de este reino, el que le, facilité de comunicarle desde aquí la noticia de estos archivos que se considerasen ser conducentes al intento.

"Dios guarde muchos años la vida de Vuestra Merced.-Santiago, septiembre 30 de 1789.-Ambrosio O'Higgins.-Al Comandante del Cuerpo de Dragones Don Pedro Nolasco del Rió."

 Voi a insertar una carta de la cual aparece que el presidente persistió en su negativa de conceder a Carvallo sueldo para que sea ordenase.

"Bien puede ser, como Vuestra Merced dice en su carta de 28 de julio último, que el rei haya concedido retiro de dispersos con el sueldo entero de sus empleos para tomar estado de sacerdote a innumerables oficiales en quienes concurrían los servicios que Vuestra, Merced ha representado con el mismo objeto; pero no teniendo esta capitanía jeneral en sus archivos autorizacion de estos ejemplares para comparar circunstancias, i antes sí, prevenciones i reglamentos de Su Majestad sobre las asignaciones rebajadas que han de gozar los oficiales retirados, i para que no dirija instancias de solicitudes de particulares que no sean fundadas, me considero embarazado para acreditar la de Vuestra Merced acerca de esta materia, prescindiendo de las justas dificultades que le indiqué en mi anterior contestacion de 14 del mismo mes. Yo quiero cooperar a su buen deseo, pero sin esponer un paso que sea reparable, i que, por excesivo del orden regular, no debo recomendar al soberano, aun cuando me desentienda de impugnarlo; i con esta indiferencia me determino a admitir sus memoriales para que, encaminándose llanamente, quede expedita la real generosidad para dispensar oficiosamente esta extraordinaria gracia, si le pareciere. Dios guarde muchos años la vida de Vuestra Merced.-Santiago 5 de octubre de 1789.-Ambrosio O'Higgins.-Señor Don Vicente Carvallo."

El capitán Carvallo debió desistir de su pensamiento de ordenarse, pues tengo a la vista un oficio del presidente O'Higgins dirigido al ministro Gálvez, fecha 17 de noviembre de 1791, con el cual remite un memorial de don Vicente en solicitud del grado de teniente coronel.

O'Higgins advierte en este oficio que el comandante del cuerpo de dragones no abona la conducta de Carvallo, i juzga no ser de justicia su instancia, pero que ha dado curso a la peticion "por excusar quejas de este oficial, que recela en conocimiento de su carácter."

El presidente agrega que apoya el juicio expresado por el comandante de dragones.

Algunos meses antes de esta gestión, Carvallo había recabado directamente del gobierno de la metrópoli el permiso de pasar a España para dar a luz una historia de Chile que decía haber compuesto.

Los dos oficios que siguen de don Ambrosio O'Higgins van a hacer saber las peripecias que el asunto originó.

"Excelentísimo Señor: Previniéndome Vuestra Excelencia de real orden, en la de 22 de julio último, haber concedido Su Majestad permiso para ir a España por dos años a don Vicente Carvallo, capita del cuerpo de dragones de esta frontera, con condicion de que no haya inconveniente en que lo use, a fin de publicar una historia de este reino que tiene compuesta, debo expresar a Vuestra Excelencia que, comprendiendo justamente a este oficial la rebaja de medio sueldo durante el término de su ausencia conforme al real decreto de 17 de febrero de 1787, i careciendo de otros bienes, no le queda con que cubrir entre muchas deudas, una del ramo de temporalidades de Lima, a cuyo favor, por privilegiada, se le está reteniendo la tercera parte, i ménos podría dejar las debidas asistencias a sus hijos tres de ellos, mujeres sin estado, i un varón, todos menores i huérfanos de madre, para que no queden por necesidad i desamparo expuestos a perecer i a otras consecuencias, debiendo en este caso tener rigorosa observancia la leí municipal recomendada en real orden de 8 de abril de 1783, para que los que obtengan semejantes licencias afiancen i hagan constar que dejan asegurada la subsistencia de sus familias.

“No sé el adelantamiento en que tendrá Carvallo la obra expresada, aunque me parece que, cualquiera, que sea, por su materia vulgar, escrita antes por otros autores con acierto, i actualmente por los abates Molina i Olivares, ex-jesuitas residentes en Italia, a quienes he remitido algunos papeles concernientes al intento por mano del excelentísimo señor marques de Baja Mar, en cumplimiento de órdenes del reí, no podrá aquel prometerse aplauso, ni utilidad, de que la suya se imprima. No obstante, haré que me presente sus cuadernos para reconocerlos por mí mismo, i por sujetos intelijentes, de que a su tiempo avisaré a Vuestra Excelencia; i entre tanto, me parece que por tan corto motivo, no debe este interesado abandonar aquellas otras preferentes obligaciones. La superior justificacion de Vuestra Excelencia, hecho cargo de todo, verá si ha de consultar a Su Majestad sobre la continuacion de esta licencia, que yo tendré en suspenso, ínterin se sirve comunicarme la última resolucion del particular, que tuviere por conveniente.

"Nuestro Señor guarde la importante vida de Vuestra Excelencia muchos años.-Santiago de Chile 11 de diciembre de 1791.-Ambrosio O'Higgins Vallenar. - Excelentísimo Señor Conde del Campo de Alanje."

"Excelentísimo Señor. Don Vicente Carvallo, natural del presidio de Valdivia, capitán de la sesta compañía del cuerpo de dragones de la frontera, solicitó ahora tres años licencia de seis meses para bajar a esta capital a fin de en ella corregir, enriquecer i poner en estado de imprimir una historia jeneral de este reino que decía haber escrito. Persuadido de que esto era un pretexto para sustraerse de las obligaciones del servicio, le hice repetidas dificultades sobre su concesión, hasta que, reproduciendo instancias sobre ellas con el mayor calor, hube de acceder a que viniese para ver por mí mismo si sus relaciones podrían ser en lo venidero útiles a algún sabio, o si, como sospechaba, él no hacia mas que renovar la memoria ingrata de matanzas de indios desnudos, cuya ignorancia no hace falta alguna a las glorias de la nacion, demasiado pulsada ya sobre esto en las" modernas relaciones de Robertson i Raynal para ofrecer al público nuevos testigos domésticos de horrores exagerados mal a propósito por nuestros historiadores con el buen fin de acreditar nuestro valor o nuestra dicha.

"En virtud de aquel permiso, se trasladó Carvallo a esta capital a mediados del año pasado de 1790, i a su arribo di todas las órdenes precisas para que se le franqueasen los archivos a donde ocurriese. Empleado mui poco tiempo en esto, el concurso de esta capital le distrajo en juegos, visitas, conversaciones i demás inútiles pasatiempos; y no cuidó ni aun de salvar las apariencias de su destinó. Instruido su comandante de este proceder, me represado en 30 de marzo del año pasado que la tal historia de Carvallo era una idea odiosa i un efujio que había tomado para vivir separado del servicio de la frontera con perjuicio de los demás oficiales que sentían la fatiga que se les recargaba con motivo de su ausencia. Sin embargo, disimulé por todo el curso de dicho año, sin encubrir estas reconvenciones del comandante por si su noticia estimulaba al interesado a aprovechar mejor el tiempo.

"No surtió efecto alguno esta idea. Por el contrario, su distraccion i abandonó se aumentaron hasta un punto que pensaba ya por diciembre último hacerle restituir a su cuerpo, cuando sobrevino un real orden de 22 de julio del afilo pasado, comunicado por Vuestra. Excelencia, que permitía a este oficial pasar a España, si yo no encontraba en ello inconveniente. Yo le franquéese por un parte el permiso con la calidad de que, conforme a las leyes de estos reinos i reales órdenes posteriores, me hiciese constar dejar asegurada la subsistencia de sus hijos durante el término de su ausencia, i para que la cercanía de estos objetos, i la distancia de los que aquí le detenían, le obligasen a disponer i proveer mas solidamente sobre su bien, dispuse en mediados del mes pasado que marchara a la, plaza de los Ángeles en que. tiene su casa i familia;, conduciendo a ella un destacamento que se pallaba de guarnicion en esta capital.

"Unos motivos tan justos i conformes abriendo  el interesado debían haberle hecho despertar de letargo  de sus disoluciones, i abrazar aquel orden  como un medio el más propio i decente para desembarazarse de ellas Pero empeñado ya demasiado de sus desórdenes, cometió el desacierto de portarse,  i poco este es consuma  una desercion formal, que tendrá pocos ejemplares, evadiéndose de esta capital con tal secreto sobre ser ruta i destinó, que Basta el filia no se ha podido conocer in uno ni otro, asegurando unos haberse marchado para Línea, i otros, para Buenos Aires. Para semejante hecho, era mui fácil sospechar la intervencion de otras causas, pues no cabía en la razón que el hecho puro de separar a un oficial de un destino para reconcentrarle, en su cuerpo, casa i familia fuese motivo bastante para tomar la resolucion de perderse i en efecto que a pocos días se empezó a decir que este oficial, dando de un error en otro, se había Mercedes, clan destunturlente con dona Mercedes Fernández  mujer viuda i de adelantada edad, con solo el fin de percibir unos tres mil pesos que esta; tenía pertenecientes a los hijos de Su primer matrimonio.

"Examinado este punto a mi instancia por el reverendo obispo de esta diócesis, se evidenció en efecto que la noche del 21 del pasado, sorprendiendo al cura de la parroquia de dona Mercedes, en casa de esta, se casó a su presencia clandestinamente con ella, despreciando las formas prevenidas por la iglesia, i cometió en este solo hecho muchos delitos, que son fáciles de conocer i distinguir.

"Todo lo decidió consta de los documentos que a Vuestra Excelencia, i tengo a pesar mio que añadiendo que, por extraordinarios que parezcan el matrimonio i la evasión de este oficial, ellos no han sido sino una consecuencia de su anterior desordenada conducta. Su incontinencia, i su pasión por el juego le habían llenado aquí de empeños, deudas, i drogas, cuyos términos ya cumplidos le amenazaban de una próxima reconvencion, aun sin el accidente de su marcha. En la necesidad de evitar estos ruidosas pasos, que serian un nuevo obstáculo para su viaje a España percibió en poder de doña Mercedes el depósito de los bienes de sus lujos; i no pudiendo hacerse dueño de él, sino por el camino del matrimonio, como al mismo tiempo lo hiciese in verificable la falta del permiso real para él, se avanzó a ejecutarlo sin el de la iglesia, i tirar con él hacia España, dejando burlados i ofendidos al gobierno, a sus hijos, sus acreedores, i últimamente a esta infeliz mujer, con quien. él no dejaría de advertir el impedimento de afinidad que tenia para sin dispensacion osarse con ella, como primo hermano carnal de su primer marido.

«Aunque hasta hoy he dado secretamente mis providencias para arrestarle, i voy a escribirles a los excelentísimos señores virreies del Perú i de Buenos Aires, juzgo que no se logrará su aprensión por la artificiosa mana que posee para empresas de este género, i que llegará seguramente a España a presentarse a Vuestra Excelencia con mi carta en que le comuniqué si; superior permiso para pasar a esos reinos, bien que no acompañe el desempeño de las calidades que en. el mismo aviso le previne.

«Por lo mismo, adelanto a Vuestra Excelencia esos documentos que justifican los últimos excesos de este oficial, a fin de que, inteligencias Vuestra Excelencia, de ellos, se sirva disponer que, aprendido en cualquiera parte que se le encuentre, sea devuelto a mi disposicion para que, sustanciada aquí su causa en. el modo que corresponde, teniendo a la vista los innumerables antecedentes que justifican sus anteriores desórdenes, se determine en justicia la aplicacion de las penas en. que ha incurrido, i se ejecute a presencia de este ejército para que esta demostracion corrija condignamente esta primera, falta de subordinacion que he experimentado en los veinte años de mando que he tenido en este reino, i sirva de ejemplo a los demás.

Nuestro Señor guarde la importante vida de Vuestra Excelencia muchos años.-Santiago de Chile 14 de marzo de 1792.-Ambrosio O'Higgins Vallenar.-Excelentísimo Señor Conde del Campo de Alange.»

Un tercer oficio del mismo presidente hace saber que el prófugo Carvallo logró realizar sin tropiezo el propósito de dirigirse a la, Península.

«Por mi carta de 14 de marzo último, di cuenta a Vuestra Excelencia con documentos de la desercion escandalosa i matrimonio clandestino cometido por don Vicente Carvallo, capitán del cuerpo de dragones de la frontera de este reino, con el fin de evadirse para España, como se ha sabido por noticias particulares haberlo verificado por la vía de Buenos Aires, embarcándose en Montevideo, sin que tuviese ejecucion la requisitoria que dirigí al virrei oportunamente para la aprensión i restitucion a este reino de dicho oficial, en cuyas circunstancias he considerado no necesario continuar el proceso para el castigo que correspondería imponerle por tan feos delitos conforme a la ordenanza; pero arreglándome a lo mandado expresamente en el artículo 1.° de la de 30 de octubre de 1760 contra los militares que se casan sin real permiso, he dado las órdenes correspondientes para que en su cuerpo i departamento de real hacienda, se le tenga por depuesto de su empleo, i privado de su fuero. Lo que expongo a Vuestra Excelencia para su superior conocimiento i providencias que acerca de este particular frieren del justificado agrado de Su Majestad.

«Nuestro Señor guarde la importante vida de Vuestra Excelencia muchos años. -Santiago de Chile 18 de junio de 1792. Ambrosio O'Higgins Vállense.-Excelentísimo Señor Conde del Campo de Alanje.»

 En vista de las comunicaciones del presidente O'Higgins, el ministro español mandó que se procediera contra Carvallo, según aparece de la siguiente real orden:

«Habiendo hecho presente al rei lo que Usía expuso en carta de 14 de marzo último acerca de la desobediencia, falta o desercion i matrimonio clandestino que había cometido don Vicente de Carvallo, capitán de dragones d., la frontera (con lo demás que desde esa capital i desde la de Buenos Aires ha representado este oficial), ha resuelto Su Majestad que consulte el supremo consejo de guerra sobre ello; i se le arreste entre tanto en cualquier paraje en que se halle.

«Lo que con este oficio comunico de real orden al virrei de Buenos Aires, i a los jefes i jueces de dos puertos de Cádiz i de la Coruña; i de la misma lo aviso a Usía para su inteligencia.

«Dios guarde a Usía muchos años.-San Ildefonso a 9 de septiembre de 1792.- Alange. Señor Presidente i capitán jeneral de Chile.»

Sin embargo, habiéndose presentado don Vicente Carvallo en la corte, hizo valer influencias que no he podido averiguar, pero que debieron ser mui poderosas, puesto que obtuvo, no solo su perdón, sino también su incorporacion en eh ejército de Buenos Aires.

Léase en comprobacion la siguiente real orden:

«Sin embargo de que el rei se halla bien satisfecho del arreglado procedimiento de Usía, para con el capitán de dragones de esa frontera don Vicente Carvallo, de cuyos excesos informó en carta de 14 de marzo del año próximo pasado, usando Su Majestad de su acostumbrada soberana piedad, i por puro efecto de conmiseracion a este oficial, se ha dignado indultarle de la pena a que era acreedor por ellos, dispensándole, no solo la falta de haberse casado con doña Mercedes Fernández, (aunque con la calidad de que esta interesada no tenga opcion a los beneficio., montepío militar, a ménos de que su expresado marido muera en accion de guerra), sino también extendiendo su regia benignidad a concederle agregacion en ha misma clase de capitán al regimiento de dragones de Buenos Aires, i de su real orden lo comunico a Usía para su inteligencia.

«Dios guarde a Usía muchos arios.-San Lorenzo 10 de diciembre de 1793.-Alange.-Señor Presidente Comandante jeneral de Chile Don Ambrosio O'Higgins Vallenar. »

Don Vicente Carvallo i Goyeneche permaneció en Madrid algunos años.

¿Cuántos?

Lo ignoro.

Su yerno don Juan Arias, en unos apuntes biográficos, que redactó por encargo de don Pedro de Angelis, i que aparecen copiados a la cabeza del manuscrito existente en la Biblioteca Nacional de Santiago, dice que Carvallo no se vino a Buenos Aires hasta allá por el año de 1803.

Aunque todos  los que precedentemente han hablado sobre la vida de este cronista han tornado de ha desaliñada noticia de Arias los datos de que se han servido, se Halla esta tan atestada de errores i anacronismos patentes, i tan en desacuerdo con los documentos oficiales insertos poco antes, i publicados por la primera vez, que me inspira poca confianza lo que ella asevera.

Sin embargo, es indudable que Carvallo quedó algún tiempo en la corte, ocupado en dar a sa obra la última mano.

El manuscrito lleva en la portada la fecha de 1796.

Llama la atencion el origen que el autor asigna en el prólogo a la composicion de su libro.

Principia por asentar que se trasmitían al rei i a sus ministros los informes más inexactos acerca de las cosas de nuestro país. I luego se expresa como sigue:

«Estos defectos estimularon al gobierno superior de Chile para apurar la verdad. Concibió seria medio mui seguro que el comandante jeneral de su frontera don Ambrosio O'Higgins de Vallenar formara, una descripcion individual de todo el territorio ocupado por los indios con distincion de cada nacion, sus circunstancias territoriales, genios i propensiones, método de vida, modo de manejarse en tiempo de paz i de guerra, armas i su manejo, ardides i operaciones de ellas; i se lo ordenó. Se permite subrogar la comisión en persona de su satisfaccion. Erróneamente persuadido en mi idoneidad, la sustituye en mí. Confesé mi insuficiencia para encargo de tanta gravedad. Hice presente la distancia que media entre las tareas literarias i la ciencia militar que profeso, i debe llevar la mejor parte de mis cuidados. Puse a la vista no estar ya en tiempo de adquirir el estilo moderno, indispensable para escribir a gusto de nodos. Rehusé, en fin, verbis et armis, la comisión. Se manifestó resentido por mi renuncia. Repitió su insinuacion con instancia. Me arguyó con la distincion que siempre le merecí en su estimacion i aprecio. No tuve constancia para negarme. Me pareció grosera terquedad no condescender a su reiterada solicitud. Me ofrecí a complacerlo i sacarlo del enfadoso cuidado en que lo había puesto la superioridad. Para decirlo de una vez, en obsequio suyo me sacrifiqué a la crítica, i me constituí en objeto de sus desapiadados tiros. Mucho puede la gratitud, el respeto i la obediencia.

«Admitido el encargo, puse sobre mi mesa todos los escritores de Chile, impresos i manuscritos. Hice acopio de muchos papeles sueltos de antigüedades de aquel reino. Recorrí prolijamente los archivos de las ciudades de la Concepcion i Santiago, que nos dan con puntualidad los verdaderos hechos de su fundacion i conquista. Leí con atencion las reales cédulas dirigidas al establecimiento de su buen gobierno. No me dispensé en ningún trabajo , ni me perdoné a gasto alguno, aun mas allá de lo que pueden llevar las escasas facultades de un militar. Procuré, en fin, esclarecer la verdad confundida en el trascurso de los siglos, i medio oscurecida con discordes relaciones, i me puse a escribir.»

No es completamente imposible que Carvallo emprendiera la composicion de su obra por el encargo i las instancias de don Ambrosio O'Higgins.

Sin embargo, esto no es lo que aparece de los documentos que he dado a conocer.

Don Juan Arias pretende que la principal causa de la mala voluntad qué él presidente O'Higgins manifestó a don Vicente Carvallo fué él haber visto que éste no hablaba dé él en su libro tan favorablemente, como aquel encumbrado magnate lo habria deseado.

Ello pudo ser también cierto, pero de todos modos parece indudable que Carvallo habia dado motivos independientes de sus juicios históricos para hacerse blanco dé la severidad de O'Higgins.

Aun cuando fuera efectiva la aseveracion de Arias, no podríamos conocer la forma que tenia el manuscrito de Carvallo cuando lo leyó el presidente O'Higgins; pero lo que consta es qué la forma actual es sumamente hostil a aquél alto funcionario.

Nada más natural qué esto último, puesto qué Carvallo sacó en limpio su obra él año dé 1790, cuando ya habían ocurrido todas sus desavenencias con el presidente de Chile.

La Relacion Histórico-geográfica del Reino de Chile (título de la obra de Carvallo) termina el año dé 1788 con el segundo gobierno en terreno del rejente don Tomas Álvarez dé Acevedo.

 Sin embargo, como don Ambrosio O'Higgins habia desempeñado un papel importante en los períodos anteriores, el cronista tiene ocasión de expresar sus juicios acerca de este personaje, que se había mostrado por lo ménos poco induljente para con el.

Entre otros varios, voy a presentar dos ejemplos dé la manera como Carvallo aprecia a don Ambrosio O'Higgins.

El primero de esos, ejemplos está sacado de la parte 1a, libro 5, capítulo 10.

«Las continuas irrupciones de los pehuenche pedían la fortificacion dé los boquetes e puertos de los Andes que conducen a la isla de la Laja: i el maestre dé campo determinó sé hiciese. Para esto acordaron levantar un reducto en el de Antuco sobré el confluente de los ríos Tubunlett i Laja: i porque en aquellos remotos paises, están persuadidos de que los extranjeros son insignes matemáticos i excelentes ingenieros, el 28 dé diciembre de 1769, dia dé los Inocentes, confiaron este encargo a don Ambrosio O'Higgins de Vallenar, vasallo del reí: de Inglaterra, que por haber tenido la desgracia de quebrar en cantidad de pesos en efectos comerciables con que le habilitó el comerció dé Cádiz para que, puesto en una lonja de la cuidad de Lima, en el Perú, los véndese, se dedico a servir dé aventurero él 26 del expresado diciembre!

El segundo dé los ejemplos esta sacado de la misma parte la libro 6, capítulo 7.

«Don Ambrosio O'Higgins comenzó a usar de las facultades de comandante jeneral de la frontera con la consulta de los empleos vacantes de su cuerpo (la caballería); i propuso para capitanes a los tenientes don Juan Cotera, i don Francisco Bello, i para subteniente de su compañía al cadete don Pedro de Alcázar i Zapata, que falleció en el tiempo que tardó en volver de la corte la resulta de la propuesta, que no fué menester repetirla, porque don Ambrosio llamó al soldado distinguido don Andrés de Alcázar i Zapata, hermano del finado don Pedro; i dándole el real despacho librado a favor de su hermano, le dijo:-tome Usted ese despacho, le hago alférez, i en adelante, nombrese Usted don Pedro Andrés-Esta adicion del nombre de Pedro no pudo tener efecto, porque era demasiado público este negocio; mas no hubo resultado alguno, i no se hizo novedad en ello por la oficialidad de aquel cuerpo.»

Estos dos ejemplos no son los únicos.

En la obra de Carvallo, están consignados calificativos todavía más denigrantes, i acusaciones mas graves.

Se ve que las imputaciones eran recíprocas.

Don Vicente Carvallo no logró que su historia fuera dada a la estampa.

El gobierno español hizo mal en ello, porque esta obra, aunque mui distante de ser bien escrita, i de ser bien fidedigna, especialmente en la relacion de los sucesos de la conquista, contiene abundancia de datos curiosos e importantes, de que puede sacarse un buen provecho.

Puede decirse que algunos de los tomos de la historia física i Política de Chile de don Claudio Gay son un simple trasunto de algunos de los libros de la obra de Carvallo.

Habiéndose ordenado que nuestro Cronista viniera a Buenos Aires a tomar el mando de su compañía, trajo consigo su muscrito, el cual había de imprimirse solo fallecimiento.

Durante los primeros años del siglo, prestó un servicio militar activo en aquel virreinato.

Cuando el 25 de mayo de 1810 se instaló en Buenos Aires la junta gubernativa, Carvallo abrazó con entusiasmo la causa de la revolucion.

En recompensa de su adhesión, el gobierno nacional le ascendió a teniente coronel.

Aunque una enfermedad del hígado quebrantó mucho sus fuerzas, continuó desempeñando su deber lo mejor que podía.

No siendo ya útil para otro cargo, fué nombrado comandante del cuerpo de inválidos.

En abril de 1816, su dolencia se agravó sobre manera.

Como sus recursos fuesen mui escasos, determinó irse a curar al hospital.

La enfermedad presentaba síntomas mui alarmantes.

Don Vicente Carvallo quiso hacer su testamento.

Mencionó en él quiénes habían sido su mujer, sus hijos i sus nueras; declaró que su único heredero era su yerno el capitán de granaderos a caballo don Juan Arias; i suplicó por amor de Dios a sus acreedores que le perdonasen sus deudas.

Don Vicente Carvallo falleció el 12 de mayo de 1816.

El gobierno argentino costeó su entierro.

Habiendo llegado algún tiempo después a Buenos Aires el capitán Arias, se presentó al mayor de plaza para obtener noticia de los últimos días de Carvallo, i retejer su mezquina herencia.

Se entabló entre aquellos dos individuos el siguiente diálogo, según lo que Arias refiere.

-Amigo, su suegro murió.
-Ya sabia esta desgracia.
-Declaró que Usted era su único heredero.
-He leído el testamento. Desearía que Usía se sirviera ordenar que me entregasen los pobres objetos de su propiedad.
-Esos objetos se reducían a la ropa; de su uso, i a unas cucharas da plata.
-¿Dónde podré tomarlas?
-Amigo, como Usted no estuviera aquí, hice dar la ropa a algunos emigrados chilenos que i estaban en la miseria.
-Pero ¿las cucharas?
-Las vendí para emplear su precio en mandar decir misas por el descanso eterno de Carvallo.
-Mas que la ropa i las cucharas, me interesa el manuscrito de una historia de Chile que mi suegro había compuesto. Sírvase Usía darme a conocer el paradero de este legajo de papeles.
-Lo vendí en doscientos pesos a cuenta de misas para el difunto Carvallo.

Cuando esto oyó, el capitán Arias volvió con marcado enojo las espaldas al mayor de plaza.

 La Biblioteca de Buenos Aires adquirió el manuscrito de Carvallo.

 Don Claudio Gay hizo traer la copia de esta obra que existe en la Biblioteca Nacional de Santiago, i que ahora va a darse a luz.