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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
Prólogo.

Muchos españoles i americanos escribieron sobre la conquista de Chile, de los que corre un execivo número de impresos i manuscritos. Se nota en ellos tan monstruosa variedad, en unos mismos hechos trascendentales, basta en el orden cronolójico, que no hai arbitrio para conciliarlos. Escribieron unos siguiendo relaciones sueltas de los hechos que cada uno refiere, o según lo que oyeron o adhiriendo a su pasión, o con referencia a la alas o ménos parte que tuvieron en la accion. Otros tomaron la pluma para decirnos lo que oyeron a los indios; que, conducidos ya del odio a la nacion conquistadora, i i a de la, natural propensión que tiene el hombre para disculpar sus excesos, aunque sea con perjuicio del honor ajeno, falsamente acriminaron la conducta de los conquistadores i denigraron la de los jefes que les subrogaron, sin que su maledicencia perdonase lo sagrado. No falta escritor, no hablo de extranjeros, que en este negocio no tienen derecho al ascenso, que adopte i aun apoye estas criminosas falsedades, i con serenidad de mimo las traslade ti la posteridad como sólidas verdades. Tampoco faltan hombres seducidos de su particular interés i alucinados de u desmentida ambicion, que se hayan abandonado a persuadir al pueblo, i aun a informar siniestramente a la Corte sobre el gobierno i poder que no tienen los indios de aquel reino.

Estos defectos estimularon al Gobierno superior de Chile para apurar la verdad. Concibió sería medio mui Seguro, que el comandante jeneral de su frontera, don Ambrosio O’Hinggins de Vallenar, formara una descripcion individual de todo el territorio ocupado por los indios con distincion de cada nacion, sus circunstancias territoriales, genios i propensiones, método de vida, modo de manejarse en tiempo de paz i de guerra, armas i su manejo, ardides i operaciones de ellas; i se le ordenó. Se permite subrogar la comisión en persona de su satisfaccion. Erróneamente persuadido en mi idoneidad la sustituye en mí. Confesé mi insuficiencia para encargo de tanta gravedad. Hice presente la distancia que media entre las tareas literarias i la ciencia militar que profeso i debe llevar la mejor parte de mis cuidados. Puse a la vista no estar ya en tiempo de adquirir el estilo moderno, indispensable para escribir a gusto de todos. Rehusé, en fin, cerbus et armis, la comisión. Se manifestó resentido por mi renuncia. Repitió su insinuacion con instancia. Me arguyó con la distincion que siempre le merecí en su estimacion i aprecio. No tuve constancia para negarme. Me pareció grosera terquedad no condescender a su reiterada solicitud. Me ofrecí a complacerlo i sacarlo del enfadoso cuidado en que lo había puesto la superioridad. Para decirlo de una vez, en obsequio suyo me sacrifique a, la crítica, i me constituí objeto c e sus desapiadados tiros. Mucho puede la gratitud, el respeto i la obediencia.

Admitido el encargo, puse sobre; mi mesa todos los escritores de Chile, impresos i manuscritos. Hice acopio de muchos papeles sueltos de antigüedades de aquel reino. Reconocí prolijamente los archivos de las ciudades de la Concepcion i Santiago, que nos dan con puntualidad los verdaderos hechos de su fundacion i conquista. Leí con atencion las reales atencion dirigidas al establecimiento de su buen gobierno. No me dispense en ningún ni trabajo perdoné a fasto alguno, aun más allá de lo que pueden llevar las escasas facultades de un militar. Procuré, en fin, esclarecer la verdad confundida en el trascurso de los siglos i medio oscurecida con discordes relaciones, i me puse a escribir.

Divido la obra en dos partes. Los nombres de indios, de provincias i de parcialidades que están corrompidos, corren como se han pronunciado hasta hoy.

En la primera presento el descubrimiento i conquista de aquel reino: el establecimiento de los gobiernos secular i eclesiástico, con un compendio de la historia de cada uno de sus gobernadores i reverendos obispos. Casi toda su narracion es de acciones de nuera, cuyos hechos son tan homogéneos, que se parece demasiado unos a otro. Me veo estrechado a escribir si la variedad que deleita i entretiene. Lo demanda así la Naturaleza de la obra. Los amantes de la verdad, que no pretenden se les divierta con fábulas, sabrán disculpar la sequedad.

Yo bien pudiera adornar la obra con hermosos símiles, i la vestirla de excelentes pasajes de la antigüedad, traídos con oportunidad, pero sol mui desinteresado, i escrupulizo llevar dinero a mes lectores por lo que ya otros les vendieron.

Aseguro la verdad de los hechos que refiero. Compuse esta obra sobre relaciones fidedignas, por lo que respecta a la antigüedad. No suceso alguno de los desde el fin del siglo anterior, sin haber consultado testigos de vista, amantes de la verdad i hombres de discernimiento. En la eleccion de los hechos, cuidé pasarlos antes por el crisol de una crítica imparcial. Soy naturalmente inclinado la integridad. La adulacion está tan distante de mí, que, para escribir, me olvidé sin violencia de que vivo en el siglo presente, i de que hai personas que no quieren se hable de ellas, si no es para aplaudirlas. No se me oculta: que ninguno hai tan animoso que se atreva a decir la verdad, aun en circunstancias de exigirla los intereses del Estado, porque todos ponen la mira en los suyos; pero también conozco que es debilidad remarcable. Aquí se hallara mui desenvuelta en obsequio de la corona para que la Corte se oriente en lo que puede conducir a su nonavor utilidad. Buen cuidado tendré de no ser tenido por público embustero, donde; hai muchos testigos de los sucesos que no de referir. Yo sé mui bien que la historia es narracion verdadera i útil, que sirve para desengaño de muchos i enseñanza de todos. Estoy firmemente persuadido de que nada, debe omitirse. Con constancia, no sé si me atreva a decir, inimitable, nada que pueda contribuir a contener en sus deberes a la posteridad, aunque en ello aventure i sacrifique mi comodidad por la publica utilidad i por lo que interesa al Estado.

Conducido de esta máxima, preconizaré las virtudes de los buenos gobiernos. Diré las operaciones de su buena conducta i las de su acertado gobierno. Los indolentes, insensibles a los sentimientos de humanidad, no deben esperar que entregue al olvido sus vicios aborrecibles i sus detestables tramoyas, dirigidas a sa particular interés con perjuicio del real servicio i de aquel país; que muchos, lejos de aumentarlo, lo disfrutan hasta: Aniquilacion. La ingenua i sincera relacion de una i otra será de utilidad al Estado, porque los gobernadores amantes de la virtud, fácilmente se acomodaran a continuar las buenas operaciones de sus ilustres predecesores, i se interesaran en excederles. Procurarán todos alejarse del despotismo i de la abominable arbitrariedad. Se conducirla peor el camino recto de la verdad, temerosos de que, corrido el velo de la apariencia i de la falsedad, se descubra que sobre las ruinas del Estado, del publico i de los particulares, levantaron el brillante edificio de su accidental exaltacion.

En estos hechos me contraigo a sencillas narraciones, i me abstengo de toda reflexión. De todos modos, quiero apartar a mis lectores del pensamiento de que yo escribo lo que inspira el resentimiento i lo que sugiere la preocupacion Estoy mui distante de las amarguras de la reconvencion. Mi pluma no es conducida de la pasión, ni del espíritu de pare calidad. Es llevada de todo lo que puede dictar el alas vivo afecto de la verdad i el amor al soberano.

En la segunda parte doy una prolija descripcion de aquel reino en comun i en particular, dividiéndolo i subdividiéndolo para la perfecta inteligencia de sus circunstancias territoriales. En ella se presenta individual noticia de sus habitantes indios i españoles, de su gobierno, religión, comercio, agricultura, artes, etc. Se hallara también algo de historia natural, bien que no desciende a metodizar aquellas producciones de la naturaleza, de que sabiamente habló el señor Abate don Juan Ignacio Molina en sa Compendio de Historia natural de Chile, que nada nos dejó que desear en esta parte.

Detallo el estado actual de aquel reino. Hago ver las causas de su decadencia, para que, conducido alguna vez por conducta sagaz i dilijente, imparcial i desapasionada, desnuda de la pésima codicia, de la desordenada ambicion, i de la inclinacion al despotismo, haga felices aquellos vasallos, i útil al real erario todo aquel país que hoy nada le produce.

Este es el plan de la obra. Reconocí casi todo aquel reino personalmente. Examiné cuidadoso i dilijente el territorio ocupado por los infieles. El trabajo i los gastos han sido grandes, i sobre mis fuerzas el empedo en que me puso la obediencia. Carecerá de método, no hai duda. El estilo no será del día, i no faltarán defectos aun de gramática. Nada de esto debe extrañarse. El autores militar, i ha tenido su destino en un remoto ángulo de aquel Nuevo Mundo, mui distante de adquirir proporciones para la, instruccion, que sin dificultad se logra en Europa. Pero tengo derecho a que se me reciba la buena voluntad con que me dediqué a descubrir la verdad, i a decirla, i esto me basta.