ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Crónicas
Segunda parte de la "Descripcion historico-jeográfica del Reino de Chile"
Capítulo XXVI. Parlamento que celebró el Gobernador de Chile con los indios de aquel Reino.

Esperimentan aquellos nacionales grande facilidad en concederles la paz cuando la solicitan, i por eso son fáciles en mover guerra contra los establecimientos españoles, i como ningun derecho reconocen ni respetan, no se embarazan en romper hoi los tratados de paz que ayer ajustaron con juramento, ni ménos en pedirlo cuando les está a su cuenta, o bien para reponerse de los daños que son consiguientes a la guerra, o ya porque se hallan decadentes de resultas de las pérdidas que suelen tener. En este caso suspenden toda hostilidad i se empieza a tratar de ajustes, que se concluyen en una asamblea que ellos llaman butaco en, i los españoles de aquel reino, parlamento; i sin este motivo tambien se celebra al ingreso de cada gobernador con designio de afirmar la paz en que les halla. Preceden a este acto varias formalidades que ha inventado la política, i se ponen por expediente levantado por el escribano del gobierno, a consecuencia de órden superior, para disfrazar lo ridículo i hacerlo parecer serio i de indispensable ejecucion. Puesto el gobernador en la, ciudad de la Concepcion, celebra una junta con el oidor que le acompaña, al reverencio obispo, una dignidad i un prebendado de aquella iglesia, ayunos padres misioneros, los jefes de la frontera i los ministros de la real hacienda, dirijida a conferenciar sobre la utilidad de la asamblea i como no tiene otro objeto que dar cuerpo, aunque sea aéreo a este acto, todos votan por su conveniencia, alegando la razon jeneral de que es uno de los medios mas eficaces de mantener en paz a aquellos nacionales; desentendiéndose de las contínuas experiencias de haber movido muchas veces la guerra después de repetidos parlamentos, i se pone por dilijencia para que sirva de cabeza del expediente. Determinada la celebracion de la asamblea i señalado paraje i dia para ella, salen el comisario de naciones, el intérprete i los capitanes de amigos de las parcialidades de Encol i Villacura a hacer la convocatoria, a los butal-mapus marítimos, de llanos, sub-andinos, i a los habitantes de los Andes i a los comandantes de las plazas de Arauco, Santa Juana, Yumbel i Nacimiento; lo hacen saber a los caciques de las parcialidades del estado de Arauco i de las reducciones de Talcamavida Santa Juana, San Cristóval i Santa Fé, para que la hagan conforme a sus ritos i costumbres. Los enviados españoles cada uno visita las parcialidades de su butalmapu, i en cada uno se celebra un cahuin, en que se dan por citados i obligados a concurrir. Los caciques de las citadas reducciones la hacen sin gastos ni incomodidades. Cada uno de estos nacionales tiene en su clase un corresponsal que ellos llaman concho, en cada una de las parcialidades de su butal-mapu, con la mútua obligacion de participarse los ocursos de su país. Al corresponsal de la finas inmediata dirije mensaje el cacique principal de cada una de las citadas reducciones, noticiándole la resolucion del nuevo gobernador i convidándole a asistir; admite el convite, despide al enviado de su concho i él hace lo mismo con la que tiene en la siguiente parcialidad; i todos celebran cahuin para noticiara todos i exhortarlos a que se dispongan a concurrir al buta-coyan de los españoles i a conocer al nuevo gobernador. Cuando se acerca el dia de la celebracion, pasa el Gobierno oficio al reverendo obispo i al R. P. Guardian del Colejio de Propaganda, para que concurran, aquel con su arcedeano i éste con los misioneros; i a los subdelegados de las provincias se dan órdenes para que asistan con cierto numero de tropas milicianas de caballería, i todo se agrega al expediente con las contestaciones. Se comisiona persona intelijente para que haga acopio de los agasajos que se han de dar a los indios, i de las provisiones para su subsistencia, i la de las tropas de milicias, mesa de estado, i para muchas enramadas que han de servir de habitaciones para, los concurrentes españoles, pabellones de oficiales, cuarteles i lugar de la asamblea, en que se gastan de diez a doce mil pesos que se libran contra el real erario. Cuatro dias antes del prefijado, se ponen en el paraje señalado el Comandandante Jeneral cié la frontera para alojar las tropas, formar el campamento i recibir a los indios, i el día anterior arriban a él, el gobernador, reverendo obispo, padre guardián, i demas concurrentes. Al gobernador se le recibe con la tropa puesta sobre las armas, i se le saluda con la artillería. Los indios también montan a caballo i le festejan con diferentes evoluciones i diestras escaramuzas nada desagradables 1 día señalado, a cierta hora de la mañana, sirviendo de señal un cañonazo, se presentan todos en la enramada, i se colocan segun sus empleos. El cacique principal de la reduccion de Santa Fé presenta al gobernador un ramo de su árbol sagrado, le pide su baston, i recogidos los de los caciques, forma un haz con ellos colocando el del gobernador en medio sobresaliente a todos. Hecha esta dilijencia,  hace la apertura del congreso con una elocuente oracion dirijida a sus nacionales. El escribano de gobierno recibe juramento del intérprete, que promete traducir fielmente lo que digan los caciques, i decirles del mismo modo lo que el gobernador esponja, quien lleva otro intérprete de su satisfaccion para que le advierta sobro la fidelidad o infidelidad de aquel.

Concluida la oracion de apertura, propone el gobernador por medio del intérprete los principales puntos de relijion, de estado i gobierno, tanto para entre los mismos indios, como para entre éstos i los españoles. Les impone en las leyes del vasallaje, en la obediencia i subordinacion debida al soberano i a sus ministros. Les instruye en los principios de justicia, les da una nocion clara del bien de la sociedad, de los intereses del comercio i de las utilidades de una constante fidelidad. Finalmente, les pone a la vista el poder i grandeza del soberano, la monstruosidad de su política, haciéndoles ver que para ninguna otra cosa conduce su conducta, sino es a la pobreza, i a su ruina. I concluye proponiéndoles la paz o la guerra, i reprendiéndoles alguna particular mala conducta, si acaso hai presente algun cacique u oficial díscolo, i jamás falta entre aquellos nacionales alguno que se distinga, por los perjuicios que hace en las estancias de los españoles. Despues desciende a proponer los artículos de la paz, que en todos los parlamentos vienen a ser unos mismos; I los repuestos en el congreso de Lonuilmo celebrado en 1784 al que se procuró darle todo el valor posible, fueron os siguientes:

1.° Que debian de ratificar lo pactado en los parlamentos anteriores. 2.° Que el actual congreso debia ser comprensivo, para el cumplimiento de sus tratados, no-solo a los tres buti-mapus i pehuenches presentes, sino tambien al butal-mapu ausente i a los puelches i huilliches serranos que tampoco estaban presentes. 3.° Que éstos, los de la frontera de la ciudad de Mendoza, Malalhue, Mamellmapu, puelches, huilliches serranos i demas habitantes de las pampas de Buenos Aires, habian de formar una parcialidad con los pehuenches de Maule, Chillan Antuco i Villacura. 4.0 Que serian castigados los que hostilizasen los establecimientos españoles de las pampas de Buenos Aires. 5.0 Que se concedia a los referidos el libre comercio con los establecimientos españoles de Chile, que está permitido a los pehuenches de Maule, etc. 6.° Que se establecerian cuatro férias anuales sobre la frontera, para que vendiesen sus jéneros a los españoles i comprasen de éstos lo que necesitan i no produce su país. 7.° Que miéntras se verificase el establecimiento de férias, se les permitia el libre comercio con los españoles, que siempre han tenido. 8.º Que habian de dar paso franco por su tierra a la tropa, i dernas personas que sea necesario pasen a la plaza de Valdivia. 9º. Que los butal-mapas habian de entregar a los indios que pasasen al territorio español a hacer hostilidades. 10.º Que habian de entregar los españoles que pasasen a sus tierras a refujiarse 11. Que no se habian de interesar a favor de los españoles delincuentes. 12. Que no se habian de hacer guerra unas parcialidades con otras. 13. Que el cacique o caciques que maquinasen guerra contra los establecimientos españoles i corriesen lá flecha, serian tratados como traidores al rei, i lo mismo los que la recibiesen. 14. Que habian de continuar el nombramiento de embajadores establecidos en el parlamento-anterior, pero que no saldrian de sus parcialidades los nombrados. 15. Que a las parcialidades que quisiesen admitir misioneros, se les darian al momento. 16. Que habian de respetar a los padres misioneros, i no habian de causar alteracion en las casas de confesion establecidas a solicitud de algunos caciques, ni en las que se fundasen por instancias de otros. 17 Que no habian de vender a los individuos de su nacion, i que podian reclamar los ya vendidos. 18. Que habian de reconocer por su lejítimo soberano al rei de España. 19 Que habian de ser amigos de sus amigos, i enemigos de sus enemigos, i otros puntos relativos a éste.

Hecha esta relacion, que la escuchan unos con indiferencia, i otros no sin fastidio, vuelve a tomar la voz el cacique de Santa Fé, i ántes de comenzar se le sirve con una jarra de vino, i mirando al gobernador, vierte en el suelo un poco del licor, hace lo mismo vuelto hácia todos los caciques, bebe mui poco del que queda, i hecho un elojio del gobernador i de los puntos que ha propuesto, se dirije al butal-mapu marítimo, i le repite todos los tratados exhortándolo a su cumplimiento. El cacique principal de este canton contesta admitiéndolos en todos sus puntos, i se suspende toda la asamblea hasta la mañana del dia siguiente. Se les dan algunos pellejos de vino i pasan la tarde i noche alegremente.

Al siguiente dia, hecha la serial del cañonazo, vuelven todos a tomar sus asientos, i repetida la ceremonia de la jarra de vino por el mismo cacique, se dirije al butal-mapu de los llanos, i le hace la misma relacion que al antecedente; I escuchada la contestacion i traducida por el intérprete, se suspende la asamblea i se les despacha con igual número de pellejos de vino que bebieron el dia anterior.

En el tercer dia se repiten las mismas formalidades i ceremonias, i reproduce el orador la misma arenga al butal-mapu sub-andino, i escuchada i traducida por el intérprete, pasa el mismo cacique a saludar brevemente a los pehuenches, que no asisten al congreso en calidad de votantes, sino en clase de convidados; i es el cuarto parlamento en que se apersonan, porque no tienen butal-mapu, ni están incorporados en alguno de los referidos, i si son capaces de alianza, la tienen con el marítimo. Contestan, Pe traduce su contestacion, a que responde el gobernador, i a su consecuencia se les intima a todos, inclusos los pehuenches, que se dispongan a juramentar los tratados que oyeron, i a que asistieron i prestaron consentimiento en las contestaciones, que cada butal-mapu hizo en su dia. A esta intimacion se ponen todos de pié, i con mucha algazara i vocinglería, como burlándose, hacen unos la señal de la cruz, otros empuñan las manos, i todos toman el augusto i sacrosanto nombre de Dios para confirmar el cumplimiento de sus promesas. Con esto queda concluida la asamblea, se da el i viva el rei! con una descarga de fusilería i artillería, i con mayor número de pellejos de vino son despachados a sus alojamientos para que se embriaguen hasta caer, que es el fin principal de su asistencia.

El cuarto dia es destinado para sus pretensiones i solicitudes de comprar piezas de fierro labrado, cuya venta está prohibida a los es afloles, porque de ellos hacen lanzas i puñales para la guerra. Se les distribuyen los agasajos que es costumbre hacerles, como vestidos, sombreros, vino, añil, i abalorios, que son cuentas de vidrio de que hacen ahogadores para adorno de sus mujeres. Una sola vez que a estos indios me haga una gracia, es bastante para hacerla obligatoria,  i por eso, desde que el excmo. señor don Manuel de Amat en el parlamento que celebró con los expresados butal-mapus, dió audiencia a los pehuenches en este día, no en la enramada destinada para la asamblea, sino en la de su alojamiento, la han exijido en las subsecuentes, i destina el gobernador un rato para oirles sus fruslerías con separacion de los demas nacionales; i concluida esta última incomodidad, se retira a la plaza mas inmediata, quedando al cuidado del comandante jeneral de la frontera, despedirlos a su país escoltados de partidas veteranas hasta ponerlos sobre la línea divisoria, para que al paso por las estancias de españoles, no causen algun daño.

Este es todo el mérito del celebre parlamento chileno, que don Jerónimo de Quiroga, natural del reino de Galicia, despues de la larga experiencia que adquirió en diez i siete años que fué comandante jeneral de aquella frontera, llamó bufonada ridícula en su historia de Chile, i a la verdad, por cualquier lado que se quiera mirar, mas tiene de bufonada que de acto sério. Por otra parte, es inútil i perjudicial al público i al real erario. Para convencernos de esta verdad atendamos a que es una nacion sin gobierno ni relijion, i sin autoridad para semejantes tratados, ni para hacerlos cumplir a su pueblo, i hagamos memoria de que las muchas asambleas que con estos hombres se han celebrado, jamás fueron bastantes a contenerlos. En 1771 i 72 se celebraron tres mui solemnes en Negrete, villa de los Anjeles i ciudad de Santiago, i otras tantas en su propio país, i ya vimos en la primera parte de esta historia las hostilidades que hicieron en aquella frontera. En el de 74 se tuvo otra en Tapihue, i se les tomaron rehenes con el pretexto de embajadores, i queda referida tambien en la primera parte la horrorosa guerra, que a la sombra del mismo parlamento, comenzaron a hacernos un mes despues de su celebracion, i continuaron por mas de cuatro años. En 84 se tuvo el celebérrimo de Lonquilmo, i ántes de dos años saquearon al Rvdo. obispo de la Concepcion, quitaron la vida a dos españoles de su comitiva, i el Ilmo. prelado, sacerdotes i oficiales militares que le acompañaban, se libraron por casualidad. Ello es que siempre quedan lo mismo que fueron, sin que nada cumplan de lo mucho que prometen. Quedan en su misma monstruosa política, frustran los desvelos que se ponen para su conversion, i nada mas se consigue que el desembolso de diez a doce mil pesos, i el exponerlos a la dolorosa infraccion del juramento, que es lo mas sagrado de nuestra relijion. Todo este negocio es apariencia i proposiciones sin objeto, sin que jamas se haya pensado en que podía, tener firmeza su cumplimiento; pero se hace subir de punto, se forma espediente i se remite a la corte para su aprobacion, lo mismo que si fueran unas convenciones i tratados hechos i estipulados con alguna nacion poderosa, culta i gobernada por leyes, i capaz de obligarse a un sagrado cumplimiento. Es bufonada intolerable, como dice el citado don Jerónirno de Quiroga.

El público sale gravado, porque suspende la lente miliciana por quince o veinte dias sus labores, suspende también la conduccion de frutos en una gran parte, hace gastos estraordinarios en la marcha, detencion i regreso, i maltrata un par de caballería cada uno; i los habitantes vecinos al paraje donde se levantan las enramadas, sufren menoscabo en el embargo de sus personas para trabajar en ellas, i en la prorata de sus bueyes i caballerías de silla i de albarda; i últimamente el erario real, en el desembolso referido, i en lo que deja de percibir de reales derechos por los deterioros que hemos dicho, i porque se matan mil vacas por razon de este congreso; entrando tambien parte la iglesia de la Concepcion en la pérdida de diezmos, que se orijina del menoscabo del ganado vacuno, sin que se vea la menor utilidad que prepondere a estos perjuicios.

Nos propusimos en esta obra hacer un importante servicio al soberano, dando nociones reales, ciertas i evidentes, i con ellas desimpresionar de las falsas preocupaciones i siniestras ideas que la ambicion ha hecho concebir sobre las cosas de aquel reino. í como una de las mas interesante sea el verdadero conocimiento de loa nacionales que aun están por reconquistar, talvez por esta causa, con perjuicio de ellos mismos i del estado, pasaremos a poner de bulto el citado parlamento, haciendo oportunas reflexiones acerca de sus artículos, i ellas mismas descubrirán los fines particulares a que se dirije la maquina. Pero antes será bien satisfacer a la dificultad que ocurre a primera vista en la celebracion de quince congresos, que juzgaron convenientes otros tantos gobiernos, i dos para establecer la paz que rompieron aquellos nacionales. Es constante la celebracion de estas asambleas, i no lo es ménos el juicio que formaron de ellas los gobiernos, pero si le buscamos el oríjen, hallaremos que f ue erróneo el concepto. Los jesuitas de aquel reino, segun refiere su provincial el P. Diego Rosales en su conquista espiritual de Chile, dieron este arbitrio al marqués de Raides, i como era tan devoto de la compañía de Jesus, que en los estandartes de su ejército llevaba la estampa de San Francisco Javier, i dos de estos padres por sus directores, los adoptó sin dificultad, i del mismo modo se persuadió que al que celebró en 6 de enero de 1646, se debió la pacificacion de aquellos indios; i estendidos sus artículos por los expresados jesuitas, merecieron la real aprobacion. De aquí vino la costumbre de que el provincial de esta relijion en Chile, i el superior de misiones, fuesen vocales en la junta que se trata de su conveniencia; i como a estos relijiosos se les debia prestar asenso sobre un punto en- que se consideraban mas instruidos que ninguna otra persona, por el frecuente trato de su ministerio con aquellos nacionales, i por razon de estado, protejian el modo de pensar de sus predecesores i procuraron adelantarlo en el último, a que concurrieron con el mariscal de campo don Antonio Guill: todos sin hesitacion asentían a su dictámen i por eso hasta entónces fue la preocupacion el oríjen de esta aprobacion. I a la verdad vá de España a Chile un jeneral imbuido de esta preocupacion, i apénas llega cuando se le trata por los interesados de la celebracion del parlamento, i como le dicen que ha sido costumbre, entra por él i corre este negocio como siempre. En estos ultimos tiempos, todavía hubo mas tramoya i porque estamos necesitados a no decir mas, nos contentamos con lo que llevamos apuntado, i pasamos a reflexionar sobre los artículos del celebérrimo de Lonquilmo.

El 1° es de preparacion i sirve de preliminar a los demas en todo congreso, i en el chileno va envuelto el objeto de su célebracion. En cuanto al 2.°, nadie ignora que segun su Admapu estampado en las tablas de su tradicion, que tiene en ellos mas imperio i mas eficacia que los principios de la luz natural, no debe contemplarse obligado el que no concurre al parlamento, aunque de su mismo butal-mapu concurran otros caciques de mas nombre i de mas séquito que él, i por esta costumbre de sus predecesores, sabemos que los indios de los países australes deben celebrar su asamblea con el gobernador de la plaza de Valdivia. Pero dado caso que se aboliera esta práctica, para que los caciques de la Villarica fuesen lejítimos enviados de su butal-mapu por uno de sus principales ritos, debieron ser elejidos en cahuin jeneral; ceremonia que aunque inútil por la razon jeneral de ser nacion sin gobierno i sin leyes, i por lo mismo incapaz de tener representantes, ni se hizo, ni les pasó por la imajinacion; i su viaje a la frontera no tuvo otro objeto que el de comprar algunos ganados, i desde luego casual.

Asimismo es cierto que los huilliches de Chaquel, Hueyeltué i Ruca-Choroi, son habitantes de los Andes i parcialidad separada de la de pelueneles, que se hallaban en el congreso, i hace muchos años que se hacen cruel guerra; i por lo dicho impracticable segun sus ritos, es la espresada incorporacion, i tambien porque sabemos que por costumbre concurren al parlamento, valdiviano con el 4.° butal-mapu, i lo pide así la gran distancia.

No es ménos practicable la de los paelches e indios pampas, sobre que rola el 3.°, por las mismas razones, i porque los habitantes de mamellmapu se hallan mas inmediatos a Buenos Aires, a donde se retiraron hostilizados de los pelueneles, i por la distancia no se les cita de parte nuestra para su asistencia, como lo pide la práctica establecida, sin cuya circunstancia es constante, que ni los que están sobre la línea divisoria se moverían. Los puelches pertenecen a la ciudad de Mendoza; están en guerra con los pelueneles de Antuco, Villacura, etc; distan mucho de la frontera de Chile i no se les puede citar para la asamblea, i jamás se contó con ellos para cosa alguna; i así estas incorporaciones, imposibles de realizar, quedaron en pura imajinacion, i como non enlis nullae sunt proprietates, no pueden seguirse los útiles efectos del capítulo 2.º  del libro 2.0 de la 2." parte del "Compendio de la Historia de Chile del señor abate Molina, que nos pone su editor. I ala verdad, aunque se verificara la pretendida incorporacion, siempre estaríamos en el mismo caso de ignorar los agresores, como acontece en las hostilidades que algunas parcialidades de los butal-mapus del pais mediterráneo, hacen en la frontera de Chile. Pero adelantemos mas i supongamos que se quiere cumplida e individual noticia de los agresores de las pampas ¿qué se adelantaria para estinguir aquellas hostilidades? Lo mismo que para cortar las de la frontera de Chile, que las mas veces se tiene positiva noticia de la parcialidad de los agresores,. aun de sus nombres i de sus casas. Nada, nada, nada.

I este es tambien el efecto del artículo 4.º. En todos los parlamentos se les ha intimado la misma prohibicion, pero con la misma ineficacia, i correspondiendo a ésta las lamentables resulta que casi anualmente experimentan los vasallos de Buenos Aires. En este artículo se deja a la conducta de los caciques cortar de raiz, estas perversas espediciones con toda la estension de facultades, que no tienen; I no se ignora que éstos son los primeros que se ponen en campaña, i que aun cuando intentaran impedirlas, nada mas conseguirian de unos subditos sin subordinacion, que solamente lo son en el nombre, i que no tienen otro gobierno que la lea de su antojo, si no morir en manos de la violencia, capitulados de ser amigos de los españoles.

Se les amenaza, i se les amenazó siempre con el rigor de las armas i con la espresion de que se tomarian sérias providencias, que jamás experimentaron, i nunca vieron pasar de frias amenazas, aun teniéndose positivas noticias de la ida i regreso de estas perversas espediciones. Ven que los españoles de la frontera de Chile las miran sin horror i que al regreso de ellas venden i se les compran en presencia de las mismas justicias, las alhajas i caballerías que saquean en las pampas, como si no fueran paises del dominio español. En el mismo Lonquilmo, cuando se celebraba cl parlamento de que hablamos, i talvez al propio tiempo que solo intimaban las amenazas, vendieron los mocetones del cacique peluenche Anean, i se las compraron, muchas cintas de seda que condujeron del saqueo que hicieron en la perversa espedicion, que poco antes habian hecho. I despues de este célebre parlamento, han repetido estas correrías, principalmente en el año pasado de 1792, que las avanzaron hasta la ciudad de la Punta de San Luis.

El 5°. artículo es otro medio inútil de contenerlos. En todos los parlamentos ha sido el punto de que trata uno de los principales, por la vana esperanza de suavisarlos por este medio i aficionarlos a los españoles i a la relijion, i de cebarlos con el interesa que son Dita propensos, para que abandonen las bostilidades; pero ello es que los pehuenches, de quienes se habla en él, siempre salieron a la frontera de Chile; hicieron a su satisfaccion la venta de sus ramos de comercio i jamás dejaron las correrías de las pampas de Buenos Aires. Cuando los huilliches serranos estaban de paz con ellos i les daban paso franco para la frontera, salian también con jéneros comerciables, i eran entónces mas atroces las hostilidades por la mayor fuerza en la union de las dos parcialidades. I hablando en jeneral de toda esta nacion, comprendiendo toda clase de indios, siempre su comercio fue perjudicial al estado i sin ventajas de la relijion. El real erario ningunos derechos percibe de este tráfico i se le menoscaban las entradas en las cantidades de ganados que anualmente llevan por sus manufacturas. I se perjudica el estado así en la plata labrada que extraen sin esperanza de que vuelva, como en las armas de que les surten; de modo que siempre frustran estos hombres todos los arbitrios que se toman para suavisar sus agrestes índoles.

El arbitrio del artículo G.° es tan antiguo como la línea divisoria. Lo propuso el padre Luis de Valdivia; lo intentó establecer con toda la plenitud de potestad con que le honró la majestad del señor don Felipe III para la pacificacion i conversion de aquellos indios, i fué frustrada la eficacia de su reverencia no lo pudo conseguir el ardiente celo con que posteriormente lo procuraron sus hermanos, empeñados para salir con sus ideas, en retraer a estos nacionales cuanto podian, del frecuente trato con los españoles. Se opone este método a la conducta monstruosa que observar, tenazmente, adherentes a las costumbres de sus pehuenches i dice toda oposicion con la naturaleza de su comercio, tanto en la substancia como en el Modo. Pero dado caso que se convinieran a la imajinada celebracion de férias, jamas dejarian la ociosidad. Ellos serian siempre los mismos: su principal ramo de comercio, que son los ponchos, que se establezcan ferias o no, siempre Babia de correr por cuenta i cuidado de sus mujeres, como ha sido i es, quedándose ellos en su natural idolatrada ociosidad. Por ultimo debemos advertir que despues del parlamento de que vamos hablando, no se volvió a hablar de ferias, porque se conoce la imposibilidad de su establecimiento i su inutilidad.

En todos los parlamentos se les ha concedido la libertad de comercio de que habla el artículo 7.º siempre usaron de ella sin que hasta ahora se haya seguido ventaja apuna a la sociedad, a la relijion, ni al estado, ántes sí ha padecido éste los perjuicios que quedan referidos.

Desde el 3.er parlamento que se celebró con estos nacionales, se les ha hecho la proposicion del artículo 8.º la. admitieron, juraron su cumplimiento i se obligaron a él en toda forma pero como no tienen gobierno alguno, es ociosa cualquiera seguridad quedén. 1 hemos visto en la primera parte de esta obra, que los de las parcialidades de Calle-Calle i Cayamapu, que fueron de los vocales en cl congreso, pocos dias despues faltaron a la relijion del juramento i quitaron la cantidad de vacas, que de cuenta del rei se llevaban a la avanzada plaza de Valdivia para, víveres de su guarnicion. Antes de dos años despues de la celebracion del que hablamos, Analícan, indio valenton de la parcialidad de Alaquelua, sorprendió al iltumo. señor don Francisco de Borla José Maran, obispo de la ciudad de Santiago de aquel reino, i entónces de la iglesia de la Concepcion, que pasaba a la misma plaza con designio de visitar aquella parte de su diócesis. En unas ocasiones dejan pasar estas i otras conductas, i en otras las asaltan i saquean; pero siendo tropa veterana bien se contienen, si advierten. vijilancia en ella. Pará este i otros negocios nada valen los tratados del parlamento, ni las promesas, porque con la misma facilidad que saben hacerlas a centenares, saben Cambien faltar a ellas a millares. Lo que vale es gratificarlos mucho, de modo que tengan parte hasta los mocetones; son hijos del interes, i lo que por este medio no se alcance de ellos, de ningun otro modo, que no sea, el de la fuerza, se conseguirla., aunque mil veces lo prometan los caciques de todos los butal-inapus, que nada pueden.

Desde que el rio Bio-Bio se estableció línea divisoria de aquella frontera, el artículo 9.° fue comun a todos los parlamentos, pero siempre vacío i sin efecto. En todos fue indispensable reiterarlo, i en estos últimos tiempos con mas eficacia, porque fueron mas frecuentes i escandalosas las transgresiones. Desde el año pasado de 769 hasta hoi jamás dejaron los indios sub andinos i llanistas de romper el Bio bio ni los pehuenches de forzar los boquetes de la cordillera para entrar en las fronteras a robar las estancias de los españoles bien que en el dia no lo ejecutan con partidas aunadas, sino clandestinamente, lo que se ha conseguido poblando las posesiones situarlas sobre el borde septentrional de aquel rio, i en las inmediaciones de las veredas que bajan de los Andes, que las habian abandonado sus posesores; i ahora temen la resistencia que éstos harian en caso de incursion.

Es verdad que el cacique Mariluan de la parcialidad de Bureu, cuyas tierras baña el Bio-Bio, entregan un ilidio desvalido, obligado de las gratificaciones que tenia de don Ambrosio, presidente del congreso, que fué lo in isino que vender a buen precio a un indio indefenso, sin lados ni partido de sostencion, i en que no tenia riesgo alguno que temer. I el indio Nicolás de la misma parcialidad, que fué criado del jesuita P. Juan Jelves, entregó a un hermano suyo, con quien estaba reñido, por un sombrero i un par de calzones que le regaló el mismo don Ambrosio. No dudó hacer esta repugnante venta, pórque es conforme a sus bárbaros ritos i costumbres que la permiten el atencion a la inmediata propincuidad de sangre, siendo el mas poderoso motivo para ni aun imajinar semejante maldad. Pero pensar en que han de hacer estas entregas en virtud de tratados, es querer afectar ignorancia de su Admapu, de su falta de gobierno i de su ninguna autoridad. Yo fui el. comisionado para estas dos causas, i hallé, que tan ladrones i asesinos de españoles eran os entregados como los entregantes; i no hubo otros que entregasen a éstos para que sufriesen el merecido resultado de sus delitos, porque eran indios de algun séquito.

Pocos años despues del establecimiento de la frontera, se comenzaron a pasar a los indios algunos delincuentes, que es la materia del artículo 10, pero jamás se ha dado ejemplar de que entreguen alguno. Lo mas que se ha negociado con ellos mediando interes, ha sido el permiso para que entren los españoles clandestinamente a sus tierras inmediatas a la línea divisoria, a hacer la prision de uno u otro. Los del 4.° butalinapu entregan a los desertores de la plaza de Valdivia por cierta cantidad en que se ha estipulado cada individuo.

El artículo 11 se les propuso tambien en el parlamento de Tapihue, celebrado en 1774, i es uno de los irrefragables testimonios que dan aquellos naturales de la indiferencia con que asuran sus tratados i juran su cumplimiento, la conducta que observaron en este punto. Aun no se habia separado del lugar de su celebracion, cuando dieron principio a su transgresion; pero con tan irregular modo, que tomando márjen en la condescendencia del gobierno, lo hicieron uno de sus principales ramos de comercio, sin que se esceptuasen los incursos en pena capital_, dé la que se libertaron algunos i se pasearon impunes, no sin horror del público. Lo mismo hemos visto poco tiempo despues de la celebracion de la asamblea de que vamos hablando, en la libertad que, por mediacion de los indios, concedió don Ambrosio a N. Cotar, que quitó alevosamente la vida a N. Coe en la villa de los Andes; i los hermanos i parientes del difunto tuvieron que cailar. I todo ello es evidente prueba de que estos artículos solo se ponen por adornar i abultar el espediente i que el parlamento es la ridícula bufonada que dice el comandante jeneral Quiroga.

Jamás tuvieron entre sí aquellos nacionales la guerra jeneral que supone el artículo 12. La que tienen de continuo es entre una u otra parcialidad vecina, i no todas jeneralmente, sino las de los habitantes de los Andes: rara vez prende esta centella en los butal-mapas. No obstante, en estos últimos tiempos la tuvieron los butal-mapas marítimos i llanos, i aunque a los españoles es convenientísima esta division, con todo se interesó el gobierno en extinguirla, e interpuso su mediacion hasta que consiguió su pacificacion. I a su ejemplo los exhorta don Ambrosio en el actual congreso a la paz i procura, establecerla entre pehuenches i huilliches serranos, que es ajuicio prudente de españoles intelijentes, si se lograra, un perjuicio a los distritos de Mendoza, Punta de San Luis i estancias de Buenos Aires, en donde serian mas frecuentes las hostilidades, unidas ámbas parcialidades. Pero como estos artículos no se extienden en el expediente para realizarlos, dos años despues auxilió a los pehuenches con una partida de dragones veteranos contra los huilliches serranos, que jamás tomaron las armas contra los establecimientos de Chile, ni pueden por razon de su situacion.

El objeto del art. 13 fue siempre el de todos los parlamentos, i jamás se consiguió una paz permanente. Tan vanos son los anatemas que fulmina, como imposible la entrega de los autores del levantamiento; se determina la guerra contra españoles en un betacahuin, despees de haber tratado los motivos en varias conferencias secretas, i todos votan por ella. En este negocio son tan sijilosos, que jamás han sido descubiertos estos tratos cuando han sido ciertos, pues aunque en nuestros tiempos se han aparentado muchos descubrimientos de esta clase, fueron supuestos i finjidos los alzamientos por el interes particular.

La política de don Ambrosio, comisionado para presidir este congreso, puso el art. 14 Era entónces virei de Lima el excmo. señor don Agustin de Jauregui, que adoptó el arbitrio sobre que rola, i se contemplaba obligado a no desairarle habiéndole favorecido mucho, Al propio tiempo estaba instruído del mínimo resuelto de los indios para no dar embajadores, porque, sin embargo del grande interes que les reportaba, no habia quien quisiese serlo en un país contajiado de viruelas, ni ménos carecer de su amado libertinaje, i su política supo ocurrir a uno i otro inconveniente. Al 1.°, insertando el artículo en las actas de la asamblea, i al 2.°, accediendo a la voluntad de aquellos nacionales en un asunto en que era gravado el real erario con notable perjuicio del público, que sufria los trasportes i regresos de unos hombres despreciables que tenian un título sine re i un empleo de representacion imajinaria, que de nada mas servia sino de ridiculizar el respetable nombre de embajador. Verdaderamente era cosa mui ridícula ver que aquellos hombres a quienes se les queria atribuir la representacion de una potencia i una soberanía.,que no hai, ni puede tener representantes por su misma monstruosa, constitucíon, se les permitiese ir de casa en casa, pidiendo a los principales vecinos de la capital de aquel reino un par de reales para beber vino, i de ello se infiere el fondo de su carácter.

Su inutilidad queda ya, dernostrada i se evidencia en dos palabras. No contribuye su establecimiento a cortar hostilidades, porque tanto en el tiempo de su creacion (mejor diremos restauracion), como en el subsiguiente hasta su abolicion, fueron mas frecuentes i mas atroces; i   de ningun modo sirve para retraerlos de levantamientos porque aquellos nacionales no les duelen estas prendas, pues venden hasta los hijos i hermanos, i al mismo tiempo no ignoran que entre los españoles no padecen el menor detrimento aun en circunstancias de la mas sangrienta guerra.

Jamás se ha conseguido la menor ventaja a favor de la paz cor. el establecimiento de misiones, que es la materia del art. 15. En muchas ocasiones vimos destruir las casas de conversion i profanar sus templos, sus vasos sagrados e imajenes, i cautivar los misioneros I si pasamos al principal objeto de estos establecimientos, que es a conversion de aquellos nacionales al cristianismo, descubriremos que mientras vivan en su disparatada dispersion i monstruoso gobierno, no se conseguirá mas que su apostasía a la relijion. Siempre se ha experimentado i actualmente se experimenta, que no dejan sus ritos supersticiosos ni salen de aquel estado de indiferencia que tienen para todo punto de relijion. Oigamos esta anécdota. Pocos dias despues de este célebre parlamento, a instancia de su comisionado don Ambrosio, se estableció la mision de Boroa de la Imperial, tan recomendada del expresado don Ambrosio. Todos los dias de precepto concurria a oir misa un indio anciano, a quien el padre misionero obsequiaba con un vaso de vino o de aguardiente. Adoleció de la última enfermedad, i noticioso de su cercanía a la eternidad, el P. frai Ramon Fuentes, del Colejio de Propaganda, residente hoi en su colejio de Chillan, i el capitan de amigos Francisco Zúñíga, vecino i residente en la plaza de Arauco, se fueron a visitarle. El P. misionero le habló eficazmente de su conversion, í despues de mucho tiempo, viendo su paternidad la indiferencia de aquel hombre, le estrechó para que le contestase, i se produjo en pocas palabras. «Padre de dijo no te canses, porque es costumbre i lei inviolables de mis antepasados no creer cosa alguna de lo que digan los españoles.» Repitieron sus visitas, pero salieron vanos los esfuerzos de su predicacion i falleció con su apostasía.; le habian bautizado los jesuitas siendo párvulo.

Ya hemos visto que los indios de Chile no tienen gobierno jeneral ni particular, como supone el art. 16, que pueda estar a la mira del reverente cuidado debido a las casas de conversion, i por eso hablo fuera del caso de alzamiento jeneral, que entónces no es de admirar cometan los mayores excesos i desórdenes. Cuando algunos, unidos en partidas armadas, se proponen destruir alguna mision, salen con ello, como aconteció cerca de la mitad de -nuestro siglo, con la que tenian los jesuitas en la parcialidad de Nagolten en 766, con las de Tucapel, Imperial, Encol, Sauces, Nininco, Puren, Repocura, Marben, Chacayco, Regayco, Boroa i Maquelua, haciendo lo mismo los pehuenches con las que tenian los franciscanos en Rucalhue i Lolco; i lo que hace mas al caso para probar la insuficiencia del artículo, es el saqueo de la mision de la boca de la Imperial, que a instancia de don Ambrosio, pidieron los caciques Colicol i Marinau de la Imperial Baja (l); i ántes de dos años de la peticion i pocos meses despues de su establecimiento, la destruyó el citado Marinau, quitó la vida a un espafiol, i el P. misionero frai Ramon Fuentes con el capitan de amigos, libertaron las suyas huyendo a la plaza de Valdívia. En ninguno de los casos citados hubo gobierno jeneral de los indios, que cuidando escrúpulosamente de que nada se innovase en su concesion, siquiera intentase impedir su desolacion, cuanto ménos que castigase el hecho.

Es de toda notoriedad que el artículo 17 en nada conduce a la paz que se pretende establecer en los parlamentos chilenos, i ni aun referencia tiene a ella, o a la guerra. No ignoran los vendedores que las personas vendidas no van sujetas a esclavitud; i aunque lo estuvieran, los seria indiferente, porque son las que cautivan en sus malocas, o las mujeres adúlteras, i es corriente entre aquellos naturales vender a sus hermanos aun para que sufran un suplicio. Ménos lo ignoran los compradores, que son los españoles. En muchas ocasiones he oido alegarles a los indios la falta de esclavitud, para que minoren el precio, haciéndoles conocer que se hace la compra por caridad i por introducir a aquel individuo en el gremio de los creyentes. La que dice relacion a la paz i a la guerra es la que se imponia a los prisioneros en la guerra que movian contra los establecimientos españoles, i ésta es a la que se terminan las reales prohibiciones para quitar este motivo de hacer la guerra, o de mantener la que su inconstancia novia. Porque infórmada la corte al principio del siglo anterior por el P. Luis de Valdivia, de que los jefes del ejército de Chile la movian injustamente con el fin de Hacerse ricos con los prisioneros, la real piedad miró con horror esta conducta i rosolvió exterminarla con graves penas. I no siendo de esta naturaleza la esclavitud de que habla el artículo, se quiso interpretarla así para llevar adelante la devolucion de las indiecitas e indiecitos, que reclaman aquellos nacionales para venderlos en otras distancias, i que con demasiada franqueza se ha practicado en estos tiempos, no obstante la real prohibicion, despachada a solicitud del reverendo obispo de la ciudad de la Concepcion.

En todos los parlamentos han jurado aquellos nacionales el vasallaje que espresa el último artículo, i en todos han quedado i se han manejado como independientes; i no es de admirar, pues se les proponen artículos que suenan a independencia, i el mismo parlamento es un autorizado documento de independencia. Pero no nos separemos del asunto. La ineficacia e inutilidad de este artículo es la misma que se ha demostrado en los demas, porque en todos los parlamentos juraron el pretendido vasallaje, i no obstante sus juramentos, tomaron las armas contra el Estado, i no pocas veces por mera voluntariedad, dejando aparte la razon jeneral de desear la recuperacion de las posesiones que fueron suyas. Mas no porque a consecuencia de la práctica i conocimiento que tenemos de aquel país i de aquellos nacionales, estemos persuadidos de la inutilidad del parlamento chileno, dejamos de alabar la buena intencion que tengan los que apoyan i promueven su celebracion.