Por esta correspondencia se sabe lo siguiente:
El gran número de habitantes acumulados en la plaza, el calor de la estación, alguna escasez, y la falta de comodidad, y vigilancia del Gobierno, tenían en los hospitales 700 enfermos. Se recelaba que en el estío se agravasen los males. Por la última revista se hallaban en la plaza seis mil hombres de armas, de los cuales cuatro mil eran veteranos. Se esperaba nuevo refuerzo de tropas de Cádiz y Vigo, de modo que la expedición de ultramar ascendiese hasta cuatro mil hombres. La escasez de numerario era ya extrema, aunque por la fragata Aurora, tenían dinero para dos meses, lo que les impedía emprender operaciones militares. No querían exponer acción alguna, y sabían que sin caudales no podían ejecutar un desembarco en las vecindades de Buenos Aires. Meditaban atacar a los sitiadores por la espalda en llegando todo el refuerzo, pero carecían de caballería, sin la cual serían cortados. Por esto ansiaban y solicitaban la cooperación del Brasil, donde habían enviado emisarios. No tenían certeza del auxilio del Brasil, aunque se aseguraba que habían preparativos en Río Grande [do Sul]. Aunque el sitio traía tantos males a la plaza, se deseaba en ella que no se destacase para el Perú, alguna parte de la fuerza sitiadora. Esta fuerza ascendía según ellos a cinco mil hombres, llenos de osadía y entusiasmo; habían tirado y fortificado con regularidad una paralela a la muralla de la plaza. Lo más interesante de esta comunicación es que el enviado de la Gran Bretaña, cerca del Gobierno español, se opuso muy vivamente a la remisión de tropas de Cádiz, hasta el punto de pedir sus despachos; ellos le fueron otorgados; se mandó partir para el ejército las tropas inglesas residentes en Cádiz e Isla, y se realizó la primera expedición. Según esto, y como las miras del Brasil están siempre unidas a las de la Inglaterra, no parece que deben esperar los de Montevideo, la cooperación activa del Brasil. Y, sin embargo, la fuerza de Montevideo, sea cual fuere, no puede obrar contra Buenos Aires, sin que suceda una de dos cosas; o que el Brasil obre activamente con sus tropas, o que Buenos Aires levante el sitio.