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El Monitor Araucano
Tomo II. N° 30. Martes 29 de Marzo de 1814.
VIVA LA PATRIA. Partes Oficiales del Ejército del Sud. Relativos a la acción de Quechereguas. Incluye el subtítulo "Otro" y sin título ["Por comunicación..."].

En este momento acabo de recibir oficio del General de la división Auxiliar, cuyo tenor es el siguiente:

Membri­llar, 20 de marzo de 1814. Señor General en Jefe.

Mi amado General:

Esta división acaba de dar un día de gloria a la patria: fue atacada esta tarde por toda la fuer­za enemiga compuesta de mil fusileros, según declaracio­nes de los mismos prisioneros; la acción se empeñó a las cuatro de la tarde y duró sin intermición hasta las ocho de la noche. Nuestra pérdida ha sido poco considerable, y la de los enemigos horrorosa, como lo puede V.S. con­ceptuar, cuando le aseguro que durante el expresado tér­mino de cuatro horas el enemigo se mantuvo a tiro de pistola, sufriendo el bien sostenido y bien dirigido fuego de tropas atrincheradas. La oficialidad y tropa se han portado con el mayor valor, y habiendo varias acciones de braveza personal que oficialmente detallaré a V.S. cuando el tiempo lo permita, pero no debo postergar por un momento de informar a V.S. el distinguido valor que ha manifestado el digno Jefe del Estado Mayor, el Co­ronel don Carlos Balcarce. Declararon los prisioneros que la acción general que esta tarde se empeñó casual­mente, no debía tener lugar hasta mañana de [al] alba; me persuado no la repetirán; pero por si acaso, me parece muy conveniente se aproxime la división de V.S., pues de ese modo en caso de ataque podremos tomar al enemi­go entre dos fuegos. No hay tiempo para más dando a V.S. la enhorabuena por la brillante acción de ayer que los prisioneros confiesan.— Quedo de V.S. su más afectí­simo súbdito y amigo. Q.S.M.B.— Juan Mackenna.

Este día de gloria consiguiente al ataque que hizo esta división el anterior día 19 de que tengo a V.S. dado noticia, es muy digno de que se mande celebrar dando en el templo las más humildes gracias al Supremo Hacedor, que tantos beneficios nos dispensa, por hacernos libres del yugo imponente de los tiranos. Ya podemos contar igualmente que estos piratas invasores, acaso la única felicidad que podían conseguir, será retirarse vergonzo­samente a sus hogares.

Por los prisioneros que he hecho, que están conformes, se sabe hallarse sitiado Elorriaga en Talca, y tan estre­chado que mandó pedir 200 hombres a Gaínza. De nada le servirá el refuerzo, pues por Chimbarongo caminaban días ha, 300 hombres, y con los grandes auxilios de San­tiago, serán igualmente derrotados.

El resultado de estos dos ataques en que fue derrotado el enemigo, y el fuerte temporal de agua que experimen­tamos ha sido habérsele dispersado mucha gente, y fu­gado una guerrilla completa. Sus heridos serán precisa­mente muertos por la falta de carpas que no tienen, y por la misma razón inutilizado en armamento. Todo es feli­cidad, y así no hay sino repetir gozosos una y muchas ve­ces: Viva la Patria.

Dios guarde a V.S. muchos años.— Campamento de Ranquil, 21 de marzo de 1814. A las 11 del día.— Bernardo O’Higgins.- S.S. de la Junta de Gobierno de la Ciudad de Concepción.

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Otro

Caminando nuestro ejército, al llegar a los altos de Ranquil, se nos presentó el enemigo a las 11 del día, en una loma dominante por donde precisamente debíamos pasar. Con este motivo mandé avanzar dos piezas de artillería y ciento cincuenta hombres, y después de tres ho­ras de continuo fuego, consiguió el valeroso esfuerzo de nuestros soldados derrotar la división del enemigo com­puesta de 500 fusileros, mandada por el pérfido José Gatica, y por Pinuer. Ellos fugaron vergonzosamente, y se les picó la retaguardia con tanto ardor, que si tenemos caballería, quedan todos prisioneros. Por último la pérdida nuestra ha consistido en dos dragones y seis heridos. Le hemos tomado cuarenta prisioneros, dos cargas de municiones y otras varias de víveres y fusiles. Hemos acampado en la misma situación ventajosa que ocupaba la división de los piratas[10] a la vista de la nuestra del Mem­brillar, a la que le hicimos salva y correspondió el Gene­ral Mackenna con 21 cañonazos; mañana espero com­pletar la victoria, y entre tanto V.S.S. deberán ocurrir [concurrir] al Templo a rendir las debidas gracias al Dios de los ejércitos. No puedo detallar por menor el todo de la acción porque en estos momentos estoy atrincherándome, y dando otras providencias de seguridad, y no obstante no he querido retardar a V.S.S. el aviso, para que unidos como verdaderos hermanos, digamos a una voz: ¡Viva la Patria!

Dios guarde a V.S.S. muchos años.— Campamento de las alturas de Ranquil, 19 de marzo de 1814.— Bernardo O’Higgins.- Señores de la Junta de Comisión de Gobierno.

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Por comunicación oficial del Comandante en Jefe de la 3a división, fecha 25 de marzo, se sabe lo siguiente:

A las dos de la tarde se puso a las orillas del [río] Lontué, y para ejecutar el paso y no ser sorprendido por el mucho bosque que tiene, envió una fuerte guerrilla para recha­zar una partida que mantenía el enemigo, y franqueado que fue el paso, empezó a pasarlo; pero avisado que el enemigo volvía con rapidez a atacar [a] la guerrilla, se vio precisado a socorrerla, y dejando la artillería con 200 hombres de fusil, y de toda la caballería, se fue con el resto de la infantería a auxiliarla; pero cuando llegó ya el enemigo iba en una desordenada retirada en número de 300 hombres, y no pudiendo el Comandante Blanco, contener a sus soldados, se avanzaron precipitadamente, lo que ocasionó un desorden sin haber uno que oyese la voz del oficial, pues como fieras se metieron entre los mismos chilotes que huían despavoridos al ver la intre­pidez de los soldados de la patria. Los muertos han sido algunos y los prisioneros que se les tomaron fueron 7; a un oficial mató el valiente don Florentino Palacios Pozo, Subteniente del Batallón de infantería de Concepción, quién se portó con la mayor bizarría metiéndose entre los enemigos con serenidad inimitable; nosotros perdimos tres hombres. La acción duró desde las cuatro y media hasta las seis y media en que se replegó a las Quecheleguas el Comandante Blanco, punto que ocupaba el ene­migo. A la fecha debe haberse conseguido el objeto de la expedición.

 

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[10] Alusión a los realistas (N. del E).