Al oficio del señor Intendente de provincia de 25 de junio anterior en que hace dimisión de su cargo, el Supremo Director del Estado con fecha 28 del mismo dictó el decreto que sigue:
Creyendo con razón este Supremo Director que ratificados los tratados de paz con Lima disfrutaría Chile con zozobra los beneficiosos efectos de ella si no se procuraba tranquilizar el reino, y terminar en el todo las consecuencias de la guerra, y que para concluir felizmente esta gran obra, aún era necesaria cerca del Gobierno la presencia del Intendente de provincia, desatendió la dimisión, que de este empleo hizo en oficio de 8 de mayo anterior el Comandante del Cuerpo Cívico de esta capital don Antonio José de Irisarri. Insta hoy con todo esfuerzo, asegurando en subsistencia, que servir aquel cargo, y arruinarse es todo uno. La Superioridad que jamás mirará indiferente la pérdida de un buen ciudadano, ni exigirá servicios violentos en pro de la patria a los que francamente se han ofrecido a ella en sus apuros, admite la renuncia, ofrece al Intendente al nombre del Estado la gratitud más expresiva, por su fiel, y exacto desempeño, y conforme a la creación de la primera autoridad, reconcentra en ella el poder y facultades que se había desprendido por llenar mejor sus deberes, y no aventurar la suerte de un millón de habitantes con distracciones que pedían otra atención. Transcríbase al ex Intendente en contexto a este oficio, y póngase en el Monitor.- Lastra.– Echeverría, Secretario.