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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
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Documento Nš 68 - CDHI, XXIII, 271-273.

Respuesta de Carrera a Carta de Bernardo O'Higgins (documento Nº 67). 1º de Marzo de 1814.

Señor don Bernardo O'Higgins

Concepción 1º de Marzo de 1814.

Muy señor mío y amigo de mi mayor estimación:

No es poca la admiración que me ha causado la apreciable de Ud. cuando veo por ella la reunión de oficiales y jefes para pedir mi salida fijándome poco menos que la hora con amenazas terribles si no accedo ¿dónde estamos, amigo mío? ¿Es posible que hayamos llegado al tiempo en que cuatro miserables facciosos ignorantes puedan a salvo saciar sus pasiones? Amigo, me voy a los infiernos para no presenciar las desgracias que espera el país en que nací; voy a buscar gentes más racionales para ser menos infeliz, voy, en fin, a separarme de hombres ingratos, que lejos de conocer los beneficios pagan con bajezas.

No ha llegado a mi noticia de insultos que han hecho mis dependientes a esos dignos oficiales y no dude Ud. que habrían sido reprendidos si se hubiesen servido avisármelo, ya que les faltó energía para contenerlos, o más acertado, tenían jefe a quien reclamar por la justicia; pero distan de este orden tan necesario para nuestra tranquilidad, y tienen la osadía de avanzarse a hablar a Ud. en términos que merecían una mordaza; paciencia, el tiempo así lo quiere. Valdés, Vega y otros que dicen han sido insultados, y que seguramente serán unos de los del complot, han repetido sus tropelías llenos de aquella infancia muy propia de sus almas, y cuando apuraron mi sufrimiento hube de contestarles como diré a Ud. cuando tenga el gusto de verlo.

Es verdad que mi equipaje está al cargarse, y que esta tarde sale. Ojalá hubiese podido verificarlo días antes. Mi marcha, y la de todos los que nos acompañamos está acordada para mañana, y a pesar de que me había propuesto no privar al ejército del menor auxilio, me veo en la necesidad de suplicar a Ud. por seis caballos para mis criados. Esta noche pueden estar los señores suplicantes tan seguros de nuestros insultos, como quedamos nosotros de las suyos, en la firme inteligencia, que mientras ellos gastan el tiempo en intrigas y en conversaciones odiosas, nosotros lo empleamos en diversiones que a nadie ofenden, y cuando andan cargados de armas, y con escoltas para asustar, nos encuentran sin un palo.

Conozco mi amigo que Ud. se interesa en mi seguridad, y no puedo menos que serle reconocido, prometo a Ud. no comprometerle, ni ser autor de los males que se divisan, y que procuraré evitar por cuantos medios estén a mis alcances.

Viva Ud. seguro del afecto que le profesa su apasionado amigo Q.B.S.M.- José Miguel de Carrera.

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