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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Anexos
Documento Nš 75 - CDHI, XXIII, 320-324.

Relación de lo sucedido en la toma de Talca por la división realista comandada por Elorriaga.

El 2 de Marzo de 1814 con motivo de haberse reunido a la división auxiliar, situada en el Membrillar, un convoy de víveres y caudales escoltados por 90 fusileros a las órdenes del Teniente Coronel don Juan Rafael Bascuñán, quedó la guarnición de Talca reducida a 20 fusileros, 70 artilleros, 30 lanceros y 3 cañones.

El Coronel Spano, Gobernador de aquella plaza, ni podía excusarse a remitir el convoy por el que clamaba el Coronel Mackenna, asegurándole que sin este auxilio se perdería la división de su mando, ni podía guarnecer la plaza amenazada días antes por el enemigo.

Cuando el Gobierno marchó para Santiago al mismo tiempo que obligó a Spano a que saliese prontamente el convoy, lo quitó 40 hombres para escolta de sus personas, a pesar de las repetidas súplicas que hizo para que no le despojasen de 40 fusileros que le eran indispensable[s] para la defensa, mucho más, cuando se le ponía en la obligación de deshacerse de los 90 hombres que debían escoltar el convoy. El Gobierno que prefería su ostentosa marcha a la salvación de Chile no accedió a las justas peticiones del Gobernador; y el resultado fue el siguiente:

Marzo 3. Sabedor Spano de que el enemigo se hallaba en las inmediaciones del Maule destinó dos partidas para que colocadas al Norte del paso del Duao, observasen sus movimientos avisándole cuanto ocurriese. En la noche llegaron de la Concepción 200 fusiles descompuestos y en el momento hizo Spano continuasen para Santiago temeroso ya de perder la plaza.

Marzo 4. A las 7 de la mañana se presentó en Talca un parlamentario de Elorriaga intimando a Spano la rendición de la plaza. Spano creyó que supuesto que no había recibido    avisos de sus partidas, se hallaría aún distante el enemigo y tendría tiempo de retirarse con la tropa y lo más importante de los intereses del Estado; contestó al parlamentario negándose decididamente a la intimación. Se engañó en su cálculo, porque los oficiales don Francisco Gaona, y don Rafael Matalinares, comandantes de las partidas avanzadas, lejos de vigilar, se acostaron a dormir, fueron sorprendidos por el enemigo, presos sus soldados, y en lugar de huir para Talca a fin de avisar a su jefe del peligro procuraron únicamente poner en salvo sus personas, mirando con indiferencia el sacrificio de la guarnición que descansaba en la seguridad     de que serían capaces de cumplir con sus deberes. No tardó el enemigo en presentarse a la vista. Spano precipitadamente medio atrincheró la plaza y se puso en defensa por cumplir únicamente con su honor; los tres cañones cubrían dificultosamente seis boca calles, pero las otras dos de necesidad quedaron descubiertas. A la sorpresa y a las pocas fuerzas con que se emprendió la defensa se unía la mala fe de los habitantes del pueblo, cuya opinión contra el sistema de libertad ha sido muy manifiesta desde el principio de la revolución. Se unieron estos desnaturalizados al traidor Elorriaga para acabar nuestra pequeña guarnición que heroicamente se sostenía.

Don Vicente Cruz y Burgos acompañado de una partida de fusileros enemiga se posesionó de su casa y desde los altos mató al Teniente de artillería don Marcos Gamero, que era el más empeñado en resistirse. Inmediatamente se po[se]sionó Elorriaga de la plaza, haciendo prisionera casi toda su guarnición, en la que se contaban 200 reclutas desarmados. Spano murió en el ataque, según unos al tiempo de arriar la bandera que se mantenía enarbolada, después de haberse comprometido a la entrega, y según otros, por impedir que fuese destrozada a su vista por un soldado, lo cierto es que murió junto a ella cubierto de heridas.

Al tiempo de la intimación recibió orden de Spano el Teniente Coronel don Feliciano Letelier para avisar a Bascuñán, que se hallaba al sur del banco del Maule, que era amenazada la plaza y que debía replegarse en el instante a ella. Letelier que debió haber llegado con el aviso a Bascuñán a las 9 de este día, no lo verificó hasta las 3 de la tarde. Sin perder momento se puso en marcha Bascuñán sobre Talca, situándose en las alturas que están al Norte del Larqui para distraer al enemigo, mientras que por el camino de la costa se retiraban los caudales para Santiago, cuya dirección les dio con escolta a las órdenes del Alférez Ribera, cuando aún ignoraba la rendición de Talca. Su fuerza no pasaba de 70 hombres y atacada por ciento cincuenta enemigos contra quienes se sostuvo una acción por tres cuarto[s] de hora; quedando los nuestros dueños del campo, obligando a retirarse a los cobardes que en la mañana obtuvieron ventajas, que no se las dio ni su valor, ni sus conocimientos, y sí la intriga, la traición, y la mala dirección, del Gobierno; a las siete de la noche se retiró la partida de Bascuñán porque tan pequeña fuerza habría sido destruida al día Siguiente.

Marzo 5. Amaneció la partida en la ovejería de Cruz y en la noche formó su cuartel en Curicó, en cuyo punto se mantuvo hasta el 9 en la noche que sabedor Bascuñán de que avanzaba el enemigo sobre él, se retiró a San Fernando, en donde se incorporó con doscientos fusileros comandados por el Teniente Coronel don Fernando Marques de la Plata, jefe de la primera sección de la división que a las órdenes de don Manuel Blanco Cicerón, marchaba a recuperar a Talca con cuya plaza perdimos como un millón de pesos en artículos de guerra.

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