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La Aurora de Chile
Número 9. Jueves 9 de Abril de 1812 Tomo I.
Noticias publicadas en el periódico de Londres intitulado "Bell's Weekly Messenger" o "Correo Semanal de Bell". Noticias diversas.

Ejército del Sud.

El 20 de Agosto el General Godinot atacó en Torbis con la retaguardia de Montijo, y la derrotó. El 21 colocó Montijo una parte de la división en la posición de Vélez de Benaudella; inmediatamente fue atacado y derrotado por nuestra bayoneta; el numero de sus muertos fue grande, y la noche favoreció la fuga de unos pocos. Montijo escapó acompañado de doce hombres únicamente.

En el mismo tiempo el Coronel Dulong entró en Moteil, y persiguió la otra parte de la división enemiga, la que se retiró a Pinos del Rey; el Ayudante General Remond, destacado desde Granada para asistir las operaciones de Godinot, llegó al mismo tiempo con un batallón y dos escuadrones; llegaron también seis compañías enviadas por Godinot; al instante el pueblo fue ocupado; el enemigo forzado por la bayoneta huyó precipitadamente a las montañas de La Cruz. Su pérdida no es calculable; escaparon muy pocos a favor de la oscuridad de la noche. Su división constaba de los regimientos de Alpujarras, Cuenca, Burgos, de un número de paisanos reunidos, y de 300, caballos.

El Duque de Damalcia, habiendo mandado a Count de Erlen a la frente del quinto cuerpo de Extremadura a dirigir una expedición hacia la boca del Guadiana para reconocer el país en que tenía Ballesteros cerca de tres mil hombres; el General Quiot, y el Ayudante Comandante Forestier se encargó de la expedición. Ballesteros, después de una acción de pequeña importancia huyó y se embarcó en Ayamonte para Cádiz. Doscientos españoles perecieron, y quedó prisionero un destacamento de 78 caballos. Millet, jefe del escuadrón, se distinguió altamente este día.

El General Cassagne ocupa a Ronda con considerable fuerza, y sus columnas movibles impiden rigurosamente el camino de la sierra. Diariamente se apresan bandidos y se entregan a la justicia.

Ejército del Centro

El Duque de Damalcia está muy satisfecho del espíritu que prevalece en las provincias de Málaga y Granada. Ha regresado a Sevilla. El Duque de Belluno adelanta sus operaciones delante de Cádiz.

El General Darmagnat ha avanzado con sus divisiones sobre Cuenca, siguiendo las operaciones del Mariscal Suchet a Valencia.

El Coronel Reizet, del regimiento 15 de Dragones, ha sorprendido con un destacamento las milicias de Chavo: apresó 120 bandidos con sus caballos.

Ejército de Portugal.

Ciudad Rodrigo 30 de Septiembre de 1811. Parte del Mariscal Duque de Ragusa, Comandante Jefe del Ejército de Portugal, remitido a S.A. el Príncipe de Wagran y Neuchatel, Mayor General.

Señor: tengo el honor de participar a V.A. que después de haber hecho levantar el sitio de Badajoz, y arrojado a los ingleses a la otra parte del Guadiana, se han colocado entre la posición del Duque de Dalmacia y la mía; que debo avanzar hacia el Tajo, dejando una división en el Guadiana; que South ha dejado el regimiento 5º en Extremadura; que el Duque de Dalmacia con el resto de sus tropas marchará contra las divisiones españolas, que se han separado de los ingleses, y contra los insurgentes [12] de Murcia, y que mientras derroto y limpio las provincias de Córdoba, Granada, Málaga y Murcia, he de observar e inquietar a los Ingleses. Hemos tomado nuestras medidas en caso que el General enemigo intente hacer una diversión y avanzar contra Badajoz, o que sordo al clamor de los españoles abandone las tropas de Murcia a su propia suerte, y pasando el Tajo avance hasta Coa. Suponemos que sea su plan auxiliar al ejército de Galicia.

Luego que el General Dorsenne se informó de estas nuevas combinaciones, marcha sobre Astorga, bate a los gallegos, los dispersa lejos de Villafranca, y repara las fortificaciones de Astorga. Esperábamos que estos hubieran inducido a los ingleses a avanzar sobre Salamanca, pero los desconcertaron estos sucesos y los desastres de las tropas de Murcia.

Cerca del principio de Septiembre se me informó que varias divisiones inglesas se habían reunido en Coa; que cercaban a Ciudad Rodrigo; que colectaban fajina y gaviones en Fuente Guinaldo; que los trabajos para atrincherarse en aquel lugar se adelantaban en gran manera, y que se había transportado allí gente con una parte de mi fuerza, y obligarlos a levantar el sitio de Ciudad Rodrigo. Introduje primeramente provisiones para largo tiempo. Reparé la Artillería. Hice cuanto permitía el terreno y el plan de operaciones comunicado a V.A. Tengo la satisfacción de anunciarle que nuestras armas han tenido el suceso más feliz.

Partí con cinco divisiones de mi ejército; llegué el día 22, y se me unieron cuatro divisiones del General Dorsenne. Admiré la buena disposición del bagaje y provisiones, que se colectaron y organizaron con una actividad y orden increíble. Los dos ejércitos se pusieron en movimiento; atravesó por todos los puestos enemigos y se introdujo todo el convoy en la plaza.

Luego que percibimos la retaguardia enemiga, el General Montbrun, Comandante de la vanguardia, cargó al enemigo con la rapidez y bravura que acostumbra, y le tomó 4 cañones.

La pérdida del enemigo fue considerable; nuestra guardia avanzó hasta el campo de Fuente Guinaldo; nuestras divisiones de infantería marcharon a nuestra retaguardia. Esto impidió la total pérdida del ejército enemigo; tuvimos la mortificación de ver a sus divisiones precipitarse a sus trincheras. Si hubiéramos tenido prontos quince mil hombres, hubiera quedado prisionero todo el ejército. La división del General inglés Cole quedó en Payo, y la división de la caballería ligera del General Crawford se situó en Martiago. Nuestra infantería no llegó hasta la noche; y al amanecer percibimos a las tropas enemigas ordenadas dentro de sus trincheras. El General Dorsenne y yo dimos las disposiciones necesarias para el ataque, pero el General enemigo no pensaba en aguardarnos; él abandonó su campo durante la noche, retirándose hacia Alfayates y Sabugal. Nosotros entramos entonces a Fuente Guinaldo, y se remitieron a Ciudad Rodrigo una gran cantidad de fajinas y otros materiales que habían preparado para el sitio. Se persiguió al enemigo vigorosamente; se le cargó en la aldea del puente. Habiendo llegado a la división de Souhan, la acción fue muy gloriosa para las armas de S.M.; el enemigo va en fuga con gran pérdida y confusión. Su retaguardia permanece en Sabugal. Apresamos el bagaje del Príncipe de Orange y el del General Crawford. La confusión fue tan grande en el enemigo que un Ayudante de Campo del General Wellington se metió dentro de nuestras filas, cuando corría hacia todas partes por unirse a su General. Hicimos 200 prisioneros; en el ejército de Portugal hubieron 120 heridos, fuera de estado de servicio. Los nuestros ascienden como a 800 hombres; aseguro a S.A. que los insurgentes de España están llenos de indignación por verse abandonados en el Norte y en el medio día de la Península, y que comparan la conducta de los ingleses con las vanas esperanzas con que los han sostenido, alimentando el odio nacional, lo que han conocido muy tarde.

Debemos perseguir al enemigo hasta las líneas de Lisboa, debemos unirnos con el Ejército del Sud, cuya reunión está impedida únicamente por la división del General Flill; pero ya llega el momento fijado a la total catástrofe de los Ingleses.

(Firmado) El Mariscal Duque de Ragusa.

Cuartel General de Murviedro, 30 de Septiembre de 1811.

Señor: he dado ya parte a V.A. que entré en la provincia de Valencia, y que marchaba sobre Murviedro. Llegué allí el 27 y me apoderé de la villa; el 28 doce compañías avanzaron hacia las fortalezas y se apoderaron de todas las obras exteriores. El enemigo tiene en la Plaza 3.000 hombres y 18 cañones. El 29 puse trincheras delante de ella. Igualmente he acometido a Oropesa.

Una reunión como de 1.000 paisanos me hicieron frente en Valdevexo: el Coronel Milet los acometió con 300 hombres, y 50 coraceros; fueron desbaratados completamente; murieron 400 y se les tomaron casi todas las armas.

(Firmado) El Mariscal Conde Suchet.

Ciudad Rodrigo, 30 de Septiembre. Parte del Conde Dorsenne,

Comandante en Jefe de las Armas del Norte en España, al Príncipe de Wagram, WC.

Señor: Luego que supe que el ejército inglés había repasado el Tajo, y que se aproximaba a Coa, resolví marchar contra los insurgentes de Galicia con designio de volver a tomar a Astorga, y perseguir hasta las montañas su mal organizado cuerpo. Puse en noticia del Mariscal Duque de Ragusa el movimiento que intentaba; que los ingleses habían de marchar al auxilio de los gallegos; pero los ingleses no tomaron la fatiga de auxiliarlos, lo que los desconcertó y dispersó. Me he apoderado segunda vez de Astorga, la que he reparado y abastecido.

El día 22 me reuní con el Mariscal de Ragusa; el 24 entré en ciudad Rodrigo; inmediatamente mudé la guarnición, evacué los hospitales y puse en la plaza provisiones para un año.

El primer objeto de mi marcha se ha logrado felizmente; el segundo, que es destruir las trincheras, o apoderarme del campo de Fuente Guinaldo, se ha conseguido con igual felicidad.

Mientras el General Watier marchaba con la caballería del Ejército del Norte sobre Espeja, el General Montbrun tomó la izquierda. Nos pusimos en fin delante del enemigo en la cuesta de Bodón; la acción fue gloriosa, el enemigo fue derrotado.

Luego que llegamos a Fuente Guinaldo, supimos con admiración que el enemigo no había recogido y puesto en orden la tropa. Si hubiésemos podido prever que el General inglés era capaz de cometer una falta semejante, los hubiéramos derrotado con más facilidad tomándolos separados; pero nuestra infantería no llegó allí hasta la noche. El 27 dispuse el ataque, lo que no pudo ser tan secreto que el enemigo no observase los movimientos.

Aquella misma tarde el General enemigo se retiró apresuradamente a Alfayates. El General Watier atacó en la aldea del Ponte, su retaguardia compuesta de quince mil infantes, tres mil caballos y catorce piezas de cañón. Acomete con audacia a la caballería, la rompe, y pone en fuga; entre tanto el General Thebout avanza rápidamente sobre el camino de Alfayates, y arroja sobre el enemigo puesto en desorden, un fuego terrible.

Campo de Murviedro, 1º de Octubre de 1811.

Señor: Informado de que el General Black había avanzado una parte de sus fuerzas sobre Liria y Segorbe, ordené al General Palombini que marchase contra la división de Obispo, establecida en Seneja. Defendían el camino cuatrocientos caballos y tres mil infantes ocupaban las alturas a derecha e izquierda. Palombini dispuso que un batallón del 114 cargarse al enemigo por la izquierda, mientras el General Robert dirigía el ataque por la derecha con el resto de su brigada. El Coronel Schiazetti, a la frente de los Dragones de Napoleón, cargó la caballería enemiga y la persiguió hasta el puente de Massana, cerca de Segorbe; toda la división de Obispo se había reunido en aquel punto. Los dragones se posesionan del puente, y se mantienen en él a pesar de los fuegos enemigos. Obispo hizo todo esfuerzo para cercarlos, pero la llegada de las compañías selectas del 114, y del primero del Vístula detuvieron su movimiento. Un ataque general decidió la derrota del enemigo y su fuga sobre Liria. Los Dragones de Napoleón entraron en Segorbe mezclados con los enemigos, destrozando con el sable cuanto se les oponía. La derrota fue completa. El número de muertos asciende a 300 hombres. Se tomó una bandera, 90 caballos, y un gran número de prisioneros.

El Mariscal Conde Suchet.

Hasta aquí había llegado el trabajo de la imprenta, cuando recibimos noticias más recientes sobre la guerra de España, que comprenden todo Noviembre, y se han publicado en Londres. Nuestras armas han tenido muchas acciones, pero todas infelices; la guerra dura siempre terrible y con una constancia asombrosa.

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[12]

El Editor. Tal es el execrable lenguaje de los opresores de la libertad del género humano: a su vista son insurgentes y rebeldes los pueblos generosos que combaten por sus derechos. Esta nota se ha repetido con frecuencia en todos los papeles que se han publicado en la época presente; pero a pesar de ellos, de los oráculos de la religión y de la eterna justicia, los derechos de los pueblos son vanas ilusiones a los ojos de los ambiciosos, de los fatuos, de los indolentes, de los egoístas. No advierten estos últimos que todos los particulares son envueltos en la desgracia general; que el vencedor ha de insultar a su cobardía, que ha de despreciarlos, después de que sirvan a sus talentos y que ha de vivir su descendencia en miseria y oprobio eterno.
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