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Capítulo V. Los Atropellos.
Melipilla.

PERSECUCIÓN AL CADAVER DE DON FLORIDOR FLORES.

Notas cambiadas con este motivo.

Melipilla, septiembre 26 de 1883.

Tengo noticias de que el cadáver de don Floridor Flores no ha sido sepultado en el cementerio de esta ciudad, y que el cajón que se hizo aparecer como conteniendo dicho cadáver contenía piedras u otras materias pesadas.

Como a ser cierto este hecho, envolvería una burla de las disposiciones supremas, creo de mi deber poner en conocimiento de US. lo que sé sobre el particular.

Dios guarde a US.

José de la Presa.

Al señor Gobernador del departamento.

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Número 396.

Melipilla, septiembre 26 de 1883.

Se ha recibido en esta oficina su nota fecha de hoy, en que me comunica haber llegado a su conocimiento que el cadáver de don Floridor Flores no ha sido sepultado en el cementerio, y que el cajón que se hizo aparecer como conteniéndolo llevaba piedras u otras materias pesadas.

En consecuencia, y a fin de cerciorarse de la efectividad del hecho, proceda Ud. Asociado del comandante de policía, a efectuar la exhumación del expresado cadáver, dando cuenta a esta gobernación del resultado que obtenga.

Dios guarde a Ud.

Ignacio Barceló.

Al administrador del cementerio de esta ciudad.

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Melipilla, septiembre 27 de 1883.

En cumplimiento de lo ordenado por US. en su nota fecha de ayer, asociado del comandante de policía, don Manuel Antonio Álvarez, me trasladé al cementerio público de esta ciudad, y se procedió a desenterrar el cajón en que se creía estaba el cadáver de don Floridor Flores. Hecha la excavación, se encontró a metro y medio de profundidad un pequeño cajón que encierra los restos de una niñita, e inmediatamente seguía el cajón que debía contener el cadáver ya mencionado.

Se procedió a abrir este último cajón y se vio que, en lugar del cadáver de Flores, contenía dos tarros de lata algo pesados envueltos en dos sacos quintaleros.

Levantaron la tierra y desclavaron el cajón Eugenio Santibáñez y Juan Antonio Ortiz, y fueron testigos de lo sucedido los cabos de policía Pedro José Araya y Francisco Álvarez, el soldado Pedro Nolasco Torres y el paisano Francisco Javier Maureira.

Dios guarde a US.

José de la Presa.

Al señor Gobernador del Departamento.

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Número 398.

Melipilla, septiembre 27 de 1883.

Con esta fecha, he decretado lo que sigue:

Vista la nota que antecede del administrador del cementerio de esta ciudad, en que manifiesta que de la exhumación practicada por él en unión del comandante de policía y ordenada con fecha de ayer por esta gobernación, resulta que el cajón en que se hizo aparecer que encerraba el cadáver de don Floridor Flores sólo contenía tarros de lata algo pesados envueltos en sacos, y teniendo esta gobernación conocimiento de que el referido cadáver se halla enterrado en la sacristía del convento de la Merced, decreto:

El comandante de policía, en unión del receptor de menor cuantía, don Absalón Alcaíno, notificará al R. P. Comendador de la Merced, Fr. Manuel Chessi, a fin de que permita la extracción del cadáver del señor Flores. Hecho esto deberá conducírselo al cementerio, para que sea inhumado en el lugar correspondiente. Evacuadas estas diligencias, póngase constancia de todo lo obrado.

Anótese y comuníquese.

Lo transcribo a Ud. para su conocimiento, y a fin de se sirva impartir las órdenes necesarias para que el cadáver sea admitido en el cementerio e inhumado en el lugar correspondiente.

Dios guarde a US.

Ignacio Barceló

Al administrador del cementerio de esta ciudad.

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Melipilla, septiembre 27 de 1883.

En cumplimiento del decreto que precede, los que suscriben certifican: que con esta fecha hemos pasado al convento de la Merced, en donde fue notificado el R. P. Comendador, Fr. Manuel Chessi, quien en el acto expuso que tenia noticias de que el cadáver de don Floridor Flores se encontraba enterrado en la sacristía del convento de que él es superior; que se procediese a la extracción de él conforme a lo ordenado por el decreto que se le notificaba, lo que se hizo en efecto, en presencia de los que suscriben, desenterrando el cadáver, que se encontraba sepultado bajo la tarima del altar en donde los sacerdotes se revisten para decir la misa.

Enseguida y asociados también del hermano del difunto, don Belisario Flores, condujimos el cadáver al cementerio público, donde después de abrir el cajón en que estaba encerrado, constatamos que efectivamente ese cadáver era el de la persona de don Floridor Flores, a quien conocíamos, y permanecimos ahí hasta que dicho cadáver fue sepultado en la misma fosa en que se encontró el cajón vacío.

Dios guarde a Ud.

Manuel Antonio Álvarez, Absalón Alcaíno.

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