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Documentos
Capítulo V. Los Atropellos.
Chiloé.

OBISPADO DE ANCUD

Enero 28 de 1884.

Señor don R. R. Rozas. Santiago.

Apreciado señor:

Recibí su muy atenta del 15 de los corrientes cuando procuraba reunir los datos para remitirle un trabajo regular, que demostrase con claridad todo lo acontecido en esta diócesis acerca de cementerios y a consecuencia de la inicua ley y decretos del gobierno.         

Mas, habiendo la urgencia que me indica, le remito desde luego los documentos que ya tenía, agregando a ésta reducidas explicaciones.

En este Obispado había sólo tres cementerios con administración municipal, que son los de Ancud, Valdivia y Puerto Montt. Declarados comunes, se expidió pronto el decreto de execración, que fue publicado en El Estandarte  Católico.   

Había en el hospital de Ancud otro cementerio católico bien colocado y arreglado para sepultar los fallecidos en ese establecimiento, el cual fue mandado cerrar por el Intendente después de haber consultado al gobierno. La Junta de Beneficencia solicitó del gobierno que se permitiera continuar sepultando en él a sólo los fallecidos en ese lugar, apoyando esta solicitud en graves y evidentes razones de higiene, de economía; pero hasta la fecha no ha dado respuesta alguna y ha preferido aumentar la asignación del hospital, a indicación de un senador, cosa que jamás se había podido conseguir.

El cementerio de los protestantes ha continuado en Ancud sin ser perturbado.

De fojas 1 vuelta a 7, o sea en los documentos números 1, 2, 3 y 4, encontrará Ud. lo relativo a los atropellos de la autoridad en Puerto Montt, esto es desde el 18 de agosto hasta el 17 de Diciembre.

En el documento número3 se encuentra el aviso en copia por el cual se declaró común el cementerio católico de Línea Vieja, que luego fue execrado por el que suscribe. La nota número4 da las explicaciones suficientes de este hecho.

El documento número5, contiene las comunicaciones más importantes sobre el asunto de Lemuy que usted conoce. Este asunto continúa. Después de lo que se publicó, el Intendente consultó al gobierno y pasados quince o más días ordenó al juez letrado encausar al cura. El juez mandó levantar sumario al alcalde de Castro; venido el sumario, este letrado mandó adelantarlo. Parece que volvió sin llenar los deseos o sin dar materia suficiente para con los fines buscados por la autoridad administrativa, porque el letrado mandó comparecer a su juzgado para declarar a catorce personas, obligándolas a hacer un viaje por mar y tierra como de treinta leguas o poco menos. A consecuencia de estas declaraciones, se expidió proveído de prisión en su casa contra el cura y algunos otros. El cura rindió fianza y no sé hasta la fecha si le habrá sido admitida.

En la nota de fojas once, documento número 6, da cuenta el Vice párroco de Magallanes de habérsele arrebatado el cementerio parroquial, el que también se declaró execrado a consecuencia de eso.

No he creído conveniente protestar de los referidos abusos de Puerto Montt y Magallanes, por ser grave el peligro de que esos curas de almas fueran vejados en sus personas por los mandarines que han dado varias pruebas de mala voluntad y poco juicio.

De fojas 12 a 16, documentos números 7 y 8, encontrará Ud. que en el curato de Chacao el subdelegado, dirigido quizá con acuerdo del Intendente, por el tesorero municipal, que es su tío, y con esperanzas de ser nombrado para el registro, consiguió que le firmaran una solicitud a la Municipalidad, en la que, según se dice, le ofrecen los cementerios y piden que se declaren municipales, siendo hasta ahora parroquiales. Esta solicitud pasó a comisión y no se ha tramitado aún. Parece que el Intendente no quiere que siga tratándose por la agitación que ha producido.

La nota de fs. 17, documento  9, indica que el Gobernador y Municipalidad de Quinchao pretenden apoderarse de varios cementerios parroquiales.  De esto no he podido obtener más datos del cura...

Luego que obtenga más datos sobre los asuntos pendientes se los comunicaré a Ud.

También hubo en esta diócesis las conocidas circulares de las autoridades, pidiendo a los curas los títulos de propiedad de los cementerios, a las que han respondido en regla por lo general.

Con tal ocasión me repito de Ud. su muy atento S. S. y C.

Rafael Molina.

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DOCUMENTOS

Número 1.

AL SEÑOR VICARIO CAPITULAR DE ANCUD DOCTOR DON RAFAEL MOLINA.

Puerto Montt, agosto 17 de 1883.

Dignísimo señor:

Ya que aquí la Municipalidad es el señor Intendente, y además el decreto del 21 de diciembre de 1871 está abrogado, según noticias telegráficas, nos sobra el único camino todavía abierto, como parece: con este vapor los alemanes católicos mandaron la solicitud directamente al señor ministro alemán en Santiago, pidiendo les obtenga la libre facultad de erigir cementerio aquí y de tener también en adelante los cementerios particulares que ya tienen, y de erigir nuevos en rededor de la laguna de Llanquihue, fundándose en el tratado del año 1863 entre Chile y Prusia, artículo 16 y en un acta adicional al mismo del año 1869, que hace extensivo el tratado a otros estados de Alemania. Aquel tratado se había hecho en favor de los protestantes, pero ahora puede también servir para los católicos. Con Austria no existe tal tratado, y así probablemente será inútil valerse del ministro austríaco tanto más porque aquí en el pueblo no hay sino tres austriacos.

El terreno que pensábamos adquirir para este fin está al norte de la población, y la Municipalidad no permitirá ahí cementerios. Ya que en todo el rededor del pueblo no hay otro terreno llano que se pueda conseguir, tendremos que tomar el terreno que nos cede el señor juez de letras en su chacra al este de la población, aunque no es llano y algo lejos: él mismo quiere mejorar el camino en cada caso.

Agosto 18. Después de escrito esto ayer a la tarde, se presenté en mi despacho el señor Intendente con el secretario de la Municipalidad; pidió el último libro de entierros, para ver las últimas partidas y viéndolas, preguntó si era la última del últimamente sepultado. Dije según verdad que faltaban todavía tres o cuatro que tenia apuntadas entre tanto en otro librito. “Póngalos lo más pronto en este libro, pues yo tengo que poner mi firma para conclusión del registro civil, que era este libro hasta ahora, pero ya no lo es desde hoy, porque este señor en adelante tiene que llevarlo, y usted ya no tiene que asentar partidas de sepultura ni dar pases ni que cobrar derechos por sepulturas; usted ya no tiene que hacer con el cementerio”. E inmediatamente me leyó un largo telegrama del Supremo Gobierno que US. sin duda ya conocerá, porque parece que ha venido para todos los intendentes.

Según entendí, el Supremo Decreto habla también de cementerios especiales, y dice que también para ellos el empleado civil tiene que dar los pases.

Esta mañana avisé brevemente a US. por telegrama: “La autoridad civil aquí tomó ayer posesión exclusiva del cementerio”. Parece que el señor Intendente tiene intención de tomar los libros parroquiales, y de los de entierros por ahora para conservarlos en el archivo del empleado civil. Claro está que no los entrego sin especial licencia de US. También dijo el mismo: «Haré cementerios en el campo en todos los distritos.»  Avisé a los fiscales de las capillas que tuviesen presente en todos los casos que se ofreciesen, que sus cementerios son cementerios particulares administrados por los fiscales a nombre del cura y de la Iglesia, y que sólo como tales conservarán su bendición. Como ya advertí a US., algunos están en terrenos fiscales, otros en terrenos de particulares. Los dueños de éstos están avisados que en ningún caso cedan o vendan el cementerio o el terreno en que esté.

20 de Agosto. Recibí la muy apreciada de US., de ayer. Ninguno de los que firmaron la solicitud al Ministro alemán en Santiago, tiene mucha esperanza de conseguir algo, porque ya no son súbditos o ciudadanos del Imperio Germánico. Uno sólo (y éste mandará la carta acompañatoria con su única firma) tiene el derecho de matricularse en la matrícula del cónsul aquí, y si hay alguna esperanza de conseguir algo, lo hará. Hay sólo dos protestantes matriculados aquí.

Ayer en la tarde quise mandar el telegrama 88 matrimonios de disidentes en los últimos diez años.

 

Con las expresiones del mayor aprecio, se pone a las órdenes de V. S. este su ínfimo siervo en J. C.

Pedro Fink. S. J.

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Número 2.

Puerto Montt. Diciembre 5 de 1883.

Dignísimo y muy apreciado señor Vicario Capitular:

Publicaron en Puerto Varas que todos los cadáveres en adelante han de sepultarse en el cementerio de la Línea Vieja, y que era nombrado administrador de dicho cementerio don Godofredo Hein, protestante. El mencionado cementerio es uno de los más viejos de la Laguna, administrado siempre por el cura o por medio de un vecino encargado por el cura. Se hizo en terreno fiscal sí, y después un protestante ya finado consiguió su chacra allí de tal suerte que el cementerio cayó en ella. Pidieron a la viuda el cementerio, y contestó que no lo miraba como suyo. Pidieron la llave al encargado del cura (fiscal no hay ahí porque no hay capilla), según mi instrucción, se negó a entregarla y creo que la tiene todavía. En seguida se publicó lo que dejo dicho. No se habló conmigo sobre el asunto ni de boca ni por escrito. Todavía no hubo caso de sepultura, y en el cual se verá lo que hace.

Dentro del mismo distrito existe otro cementerio parroquial al lado de la capilla de la Línea Nueva, en terreno de un católico: a éste le pidieron que entregase el cementerio a la Municipalidad, haciéndole ver que era particular suyo. “No lo doy, contestó”. Entonces se prohibirá sepultar en él, dijeron, y todos deberán ser sepultados en la Línea Vieja. “Hagan lo que quieran, pero no doy el cementerio”. Con esto se quedó la cosa hasta ahora.

Más al este, se hicieron o están haciendo otros dos  cementerios comunes, y mandan sepultar en ellos aunque haya un cementerio parroquial, uno particular y uno dudoso. 

También quisieron tomar de buenas éstos, los dueños del terreno, alemanes, católicos y se negaron como el alemán de la Línea Nueva. Así conservamos al menos los cementerios benditos, excepto probablemente el de la Línea Vieja.

Si no fuera por los derechos de la Iglesia, no sentiría mucho la pérdida de éste porqué está mal situado y no es necesario, conservando los otros benditos.

Con las expresiones del mayor respeto y aprecio soy de Ud. ínfimo siervo en Cristo.

Pedro Fink. S. J.

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Número 3.

Fábrica, noviembre 17 de 1883.

El señor Intendente, con fecha 16 del presente, me dice lo que sigue:

“Habiendo en el distrito número 2 de la 3ª subdelegación los cementerios públicos suficientes para aquella localidad, proceda Ud. con arreglo a las instrucciones que ya ha recibido, a la clausura de todos los demás cementerios particulares.

A fin de que no haya confusión en la jurisdicción de cada cementerio, haga observar Ud. los siguientes deslindes:

1º. Cementerio del Volcán. Administrador: don Fernando Habert; Jurisdicción: desde el río Pescado hasta la determinación del distrito.

2°. Cementerio de la Fábrica, administrado por don Federico Minte. Jurisdicción: desde el río Pescado hasta la hijuela de don José Bilher.

3°. Cementerio de Línea Vieja. Administrador: don Godofredo Hein. Jurisdicción: desde la hijuela de Augusto Gebaver, inclusive el desagüe, comprendiendo la Línea Vieja, Línea Nueva y camino carril en la parte del distrito 1º.

Desde esta fecha, no podrán ser inhumados sino en los expresados cementerios los que mueran dentro de esa jurisdicción.

Los pases, que contendrán el nombre paterno y materno del difunto, sexo, estado civil, enfermedad de que ha muerto y si haya o no hecho testamento, serán otorgados por el inspector, sin cobrar por esto remuneración alguna; y los administradores de los cementerios no permitirán la inhumación de cadáver sin la entrega de dicho pase, los que remitirán mensualmente al territorio de esta Municipalidad que es el encargado de llevar el registro civil de defunciones.

Dios guarde a Ud. Alfredo Prieto Zenteno”.

Para que llegue a conocimiento de todos, fíjese en los lugares más públicos de esté distrito.

Federico Minte.

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Número 4.

Puerto Montt, diciembre 17 de 1883

Dignísimo señor:

El 21 de noviembre de 1866, el Ilustrísimo señor Obispo de Ancud, según auto archivado en ésta, concedió la herencia para levantar una capilla pública en Puerto Varas de la laguna de Llanquihue, en media cuadra de terreno de su chacra que a este fin y para la erección de un panteón particular, cuya licencia también concedimos, ha cedido el colono alemán don Lorenzo Bohle. Al mismo tiempo autorizamos al vice párroco de Puerto Montt para bendecir dicha capilla y panteón luego que... y que aquel estuviere cercado con puerta bajo de llave, que se habrá de entregar al fiscal que nombrare el vice-párroco para el servicio religioso de la capilla.

No se efectuó la edificación de la capilla en el dicho lugar, pero sí se hizo el cementerio y se bendijo en el año 1867. Mas, el dicho panteón no se halla en la chacra del ahora finado Lorenzo Bohle, sino en la chacra que ahora pertenece a la viuda de don Eugenio Schulz, y que colinda por medio del panteón con la de Bohle y que en aquel tiempo todavía era terreno fiscal. Nadie sabe dar otra razón de haberse erigido el panteón en el terreno contiguo fiscal que el sitio muy conveniente para el objeto, y tal vez por no haberse conocido bien los deslindes de las chacras. Desde aquel tiempo, un vecino católico administraba el cementerio por encargo del vice párroco, y todavía tiene la llave. El mismo, ayudado de dos vecinos, también refaccionó hace pocos años cerco y puerta que se habían caído. Pocos son los habitantes que viven ahí y por esto unos años después se edificó la proyectada capilla en el mismo punto de Puerto Varas, como media legua más al N.E. y otra en poco mayor distancia en la Línea Nueva.

Cerca de ésta también se erigió panteón y se bendijo para los habitantes de la Línea Nueva. Por la poca distancia, los cadáveres podrían sepultarse en este último panteón sin dificultad. La arriba mencionada dueña del terreno en que está el cementerio de la Línea Vieja, es protestante, como sus hijos y herederos, mientras que el de la Línea Nueva con la capilla está en terreno de propiedad de una familia alemana bien católica.

Últimamente se publicó por carteles en Puerto Varas, a cuyo distrito pertenecen ambas Líneas Vieja y Nueva, que todos los que fallecieren habían de ser sepultados en el cementerio de la Línea Vieja cuyo administrador era don Godofredo Hein, el cual es protestante, y la autoridad civil tomó posesión del cementerio aunque no le fue entregada la llave. No me fue posible saber por cierto, si la dueña del  terreno del panteón haya consentido en esto, probable es que sí. Sin duda no se había pedido licencia de autoridad civil al erigirse el cementerio. Yo, por mi persona, no siento mucho la pérdida de este cementerio, porque está mal situado en terreno de familia protestante y aun en los últimos años me era difícil conseguir las partidas de los sepultados, porque allí no hay fiscales por no haber capilla, y, según el artículo 587 del Código Civil, la familia protestante tendría el uso y goce del cementerio porque en la compra venta de la chacra no se hace mención  del cementerio.

Hace algunos días entraron unos individuos chilenos rompiendo el cerco, sin pedir la llave para enterrar el cadáver de un párvulo, y estando ellos dentro ya, llegó y entró también el nuevo administrador Hein mostrándoles el lugar donde debía sepultarlo. El individuo que rompió el cerco es uno que hace poco tiempo salió de la cárcel.

Acompaño la copia del aviso respectivo que acabo de recibir, y para mejor aclaración, añado que el distrito segundo de la tercera subdelegación es muy largo y tenía hasta ahora los siguientes cementerios:

1º. En la primera parte mencionada en el aviso, un cementerio parroquial cerca de la capilla de San Estanislao y erigido hace pocos años en terreno de propiedad de un colono alemán católico, el cual solo hizo el cementerio y lo mira como suyo. En la licencia del señor Obispo se llama particular para los habitantes de la vecindad. El inspector Minte, protestante, pidió al dueño del terreno que se diese el panteón como común, pero se negó. Enseguida el señor Minte arregló que se hiciese nuevo en la Chacra del señor Habert, católico, el cual no se bendice.

2°. En la segunda parte había hasta ahora tres cementerios: a) El del señor Minte para los protestantes, y éste ahora es declarado común; b) El de la familia Nettig, bendito, pero concedido solamente para la familia, por consiguiente particular; c) El de la capilla de San Francisco Javier, en la Fábrica, que hasta ahora se ha tratado como parroquial, aunque la concesión es para un cementerio particular a don Francisco Klenner, y habiéndole pedido a éste que lo cediese como común, dijo «de ningún modo, pues este cementerio es mío y está en mi terreno, y sólo por favor concedía que los católicos se sepultasen en él a falta de otro cercano».

3º. En la tercera parte existían los dos ya mencionados de la Línea Vieja y de la Línea Nueva, y por no distar mucho el uno del otro se puede mirar como superfluo el primero, ahora declarado común. Los habitantes de la Línea Nueva, todos católicos, no tienen intención de obedecer al aviso; no protestan de palabra, pero dicen que muriendo uno de ellos lo sepultarán en su propio cementerio hecho por ellos mismos, y creo que así lo harán. Ellos están contentos con que no se haya declarado común, para que conserve la bendición. Además en el camino carril del distrito 1º de la misma subdelegación, al costado de la capilla de Ntra. Sra. de Lourdes, está un cementerio particular bendito, concedido al dueño de la capilla y del terreno, don Bernardo Droplmann. En este panteón no se ha sepultado todavía a nadie, porque no falleció ninguno de la familia. La autoridad civil trata a los cementerios todos que están en terreno de particulares como particulares, y de una parte me parece un provecho, pues así aunque cerrados, conservan la bendición. Como falleciere uno de las familias a que pertenecen los terrenos, no se sujetarán al aviso de clausura.

Dios guarde a V. S.

Pedro Fink, S. J.

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Número 5.

Lemuy, octubre 2 de 1883.

El día 10 de septiembre pasado llegué a la capilla de Licura, y vi lleno de animales el cementerio nuevo construido por orden y circular del señor Intendente, don M. Rodríguez. Sorprendido de esta indecencia y falta de respeto a los pocos finados que en él habían sido sepultados, dije a unos vecinos y al inspector de policía: ¿por qué no cierran el cementerio como es debido, a fin de que no entren los animales a ensuciar los restos que en él estén depositados? Si no quieren cerrarlo, a lo menos pónganlos con los otros en el cementerio viejo, a fin de que esos restos sean respetados. Lo que dije a algunos, lo repetí en la plática que hice en la misa.

El 11, volviendo para celebrar otra misa y al llegar cerca de la capilla, vi que ya estaba el cierro del cementerio destruido, los cadáveres sacados y que se trasladaban los últimos que en él habían. El mismo inspector de policía, don José Gavilán, había avisado a los deudos de los finados para que fueran a sacarlos y trasladarlos, y él mismo sacó y trasladó a su madre y presté auxilio a los que no tenían con qué.

Debo advertir a US. que el cementerio nuevo había sido abandonado a los pocos meses que fue construido por ser lugar muy pantanoso o vertiente de agua. Y en verdad, el día 27 de noviembre de 1881, los deudos de don José Domingo Vidal reclamaron para no enterrar a su finado padre por la razón antedicha, y el inspector de policía, don Alejandro Alveidave, les permitió enterrar a dicho finado en el  cementerio desclavando la puerta, y hasta ahora se continúa enterrando en éste, dejando abandonado el nuevo; y tan abandonado que el cerco o quincha estaba abierto, y todo animal pastaba y se echaba en  él. Un individuo que tiene amistad con el inspector y con el subdelegado de la sección, obtuvo que éste  oficiase al Gobernador y éste al Intendente, lo que ha dado causa al comunicado, artículo o cambio de notas que relata El Liberal.

Si no he noticiado a US lo ocurrido, ha sido por que ni por sueños pensaba de que un suceso humanitario de respeto a los finados hubiera sido causa de tanta bulla.

Las comunicaciones que he cambiado con el Gobernador son las siguientes:

Castro, septiembre 15 de 1883. El subdelegado de Aldacildo, con fecha 13 del actual, me dice lo siguiente:

Pongo en conocimiento de V. S. que el 11 del actual, el cura párroco de ésta don Delfín Gaete, hizo y mandó desenterrar todos los cadáveres que se habían sepultado en el panteón de la capilla de Licura, el que últimamente fue construido según circular del señor Intendente, para la salubridad pública; los trasladó al antiguo cementerio que no dista dos varas de distancia de dicha capilla, dejando el primero o nuevo sin cerco alguno. Es cuanto doy cuenta, para los fines a que hubiere lugar.

Lo transcribo a Ud. para su conocimiento, y a fin de que se sirva decirme a la mayor brevedad qué motivos ha tenido Ud. para proceder del modo que me indica el señor subdelegado de Aldacildo, en contravención al supremo decreto de 7 de agosto último, transcrito a Ud. en 27 del mismo bajo el núm.

Dios guarde a Ud.

Juan J. Moreno.

(Contestación)

Según la nota de V. S. número 247, vengo a conocer de que el subdelegado de Aldacildo ha sido mal informado respecto al cementerio de Licura, pues yo ni hice ni mandé desenterrar ningún cadáver. El señor Vicario foráneo le podrá decir algo a este propósito, y yo a mi llegada a esa ciudad le aclararé la cosa y V.S. comprenderá que yo no he tenido motivos para proceder en contravención del decreto  del Supremo Gobierno ni fin para ello.

Dios guarde a V. S.

Delfín Gatto.

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Castro, septiembre 27 de 1883.

Sin embargo de la nota de fecha 21 del actual, que sólo recibí ayer, por el correo necesito la comparecencia de Ud. en ésta el sábado 27 del corriente, con el objeto de que me dé las explicaciones que me promete en su citada nota.

Dios guarde a Ud.

Juan J. Moreno.

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Lemuy, 28 de septiembre de 1883.

Recibí la nota de V. S. número 246, y le diré en contestación de que mañana, si el tiempo me lo permite, me tendrá en su despacho hoy mismo estaba para irme antes de recibir su nota, y el tiempo me lo impidió. Si no llego esta tarde o mañana, será causa del tiempo y no por falta de voluntad; y en todo caso lo verificaré el primer día de tiempo regular.

Delfín Gatto.

 

Señor Gobernador de Castro:

Las aclaraciones que yo le ofrecí respecto al cementerio de Licura, son éstas. Dicho cementerio se construyó el año de 1880 a 81, para cumplir con la circular del señor Intendente Rodríguez, según decía el subdelegado; pero desde noviembre de 81 no se enterró más ningún cadáver en él. El día 29 del mes y año expresado llegué yo para hacer el entierro de José Domingo Vidal, y los deudos no quisieron sepultarlo porque era como un manantial de aguas, y el inspector de entonces les permitió sepultar al finado en el cementerio viejo por tener el piso seco y mejor. Desde entonces no se enterró a nadie en el nuevo, sino en el primero.

El día lº de septiembre pasado llegando a la capilla de Licura para una misa de celebración, vi que en el cementerio nuevo abandonado habían varios animales pastando y echados. Viendo esto, como es cosa natural, dije a algunos vecinos, entre los cuales se encontraba el inspector Gavilán: ¿por qué dejan el cerco del cementerio nuevo abierto? Aunque no entierran los cadáveres en él por ser el lugar malo, con todo esto, se deben respetar los restos de los pocos que allí hay enterrados. Por consiguiente, deben ustedes cercarlo bien; y si no lo quieren, a lo menos póngalos con los otros en el viejo, en donde han enterrado hasta ahora. Así esos finados serán amparados y protegidos de los animales, como les dije en particular a los pocos que estaban allí y así lo repetí en la plática que hice en la misa. Con esto yo no quise dar orden ninguna y sólo dar un consejo, para que los pocos finados que allí había se libraran del peligro de ser pisados y ensuciados por los animales.

El día 11 volví para celebrar otra misa, y a mi llegada con el compañero Felipe Cárdenas vi que ya habían sacado todos los cadáveres y estaban trasladando los dos últimos, como también el quinto lo habían puesto y quitado, clavado junto al cementerio viejo anchándolo más.

Esto es lo ocurrido y no me parece haber contravenido a ley ninguna que yo conozca por el consejo que di, o más bien, por haber dicho lo que cualesquiera diría para el respeto de los finados y cumpliendo con su deber. Es cuanto puedo decir por ahora respecto a este asunto. Dios guarde a SS.

Delfín Gatto.

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Castro, 1º de octubre de 1883.

Como he sabido que el señor Intendente, impuesto de las notas anteriores había ordenado que se me enjuiciará, dije al Gobernador que si era su gusto me enjuiciara no más; pero le hice observar que era un procedimiento injusto e inútil, porque enjuiciándome me habría perturbado a mí y a otros inútilmente, obligándome a gastos inoficiosos para justificarme de delitos que no había cometido. Que si el señor Intendente pidió mi enjuiciamiento es porque no lo habían puesto al corriente y con verdad de la cosa, o sea oyendo a una parte ausente y no a la otra, pues de otro modo no habría ordenado el enjuiciamiento. Quedó así la cosa, pero es fácil que llegue pronto a ésa, y al efecto escribí hoy al Vicario Foráneo y al guardián de Castro pidiéndoles sus pareceres y un padre para reemplazante. Si me aprueban el viaje y mandan un sacerdote, puede que llegue antes de esta correspondencia. Por ser la hora avanzada, no puedo decir más. Dios guarde a SS.

Delfín Gatto.

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Número 6.

VICE PARROQUIA DE PUNTA ARENAS.

Punta Arenas de Magallanes, octubre 3 de 1883.

Señor Vicario Capitular:

Tengo el honor de poner en conocimiento de su Señoría que el Gobernador de este territorio, en el final de su nota número 75, fecha 3 de septiembre pasado, después de transcribirme el  decreto del Ministerio del interior de 11 de agosto  del corriente año, me dice lo que sigue: «En virtud de lo dispuesto en el decreto preinserto, sírvase Ud. poner las llaves del cementerio en poder del sargento comandante de la guarnición».

En el mismo día, señor Vicario, las mandé remitir a la persona indicada, por razones que no se escaparán a la penetración de su Señoría. En esta colonia no hay Junta de Beneficencia ni Municipalidad.

Debo agregar, señor Vicario, que seguiré registrando las partidas de defunciones si los dolientes se dan el trabajo de darme aviso oportuno, según lo ordenado por su Señoría. Si no figura en el estado correspondiente al mes de septiembre pasado ningún caso de fallecimiento, es porque no ocurrió ninguno.

Todo lo cual me apresuro a poner en conocimiento de su Señoría para su inteligencia y fines consiguientes. Dios guarde a SS. muchos años.

Carlos Máringer, capellán.          

Al señor Vicario Capitular de la Diócesis de Ancud.

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Número 7.

PARROQUIA DE SAN ANTONIO DE CHACAO.

Nº 27.

Chacao, octubre 29 de 1883.

Ilustrísimo señor Vicario Capitular:

Muy sensible me es comunicar a US. la manera escandalosa como se quiere despojar a esta Iglesia parroquial de sus cementerios, haciendo firmar a los cándidos habitantes de estos pueblos una solicitud con el fin de pedir al Gobierno se sometan a registro civil estos cementerios, obligando a unos bajo el peso de las deudas, requiriendo a otros bajo apercibimiento, si no comparecen a casa del comisionado o a la del mismo subdelegado; a otros haciéndolos firmar sin saber a qué sé refiere ni qué objeto lleva su firma; y a los más, diciéndoles que ella tiende a pedir que no se paguen en adelante los óleos, entierros, casamientos, primicias y no se que más.

Todo esto proviene, señor, de las intrigas del subdelegado que así engaña a estas gentes para echarse sobre los nuevos cementerios que yo he mandado construir. Así lo manifestaba El Liberal en días pasados, y se cree no sea otro el autor de ese artículo sino ese hombre mal intencionado que con el pretexto de los cementerios nuevos quiere hacer creer al Gobierno que estos pueblos son los que piden se entreguen al Registro Civil, siendo así que él es el único que aspira llegar a ese fin, con la segura esperanza que él y no otro ha de ser el empleado que llevará el registro. Tres días no más hace, que he sabido este nuevo acontecimiento, por cierto nuevo en Chile, y a varios de los que han firmado, les he hecho entender el fin que llevan esas firmas, y que les es absolutamente indispensable protestar de ellas si quieren permanecer fieles a la Iglesia Católica y hacerse capaces de recibir la absolución: lo que estoy dispuesto a corroborar el domingo inmediato y siguientes, con todas las consecuencias que de allí se seguirán.

No pocos se han visto profundamente heridos al saber que se trataba de despojarlos de sus cementerios benditos para entregarlos al poder civil, siendo así que tanto sus iglesias como sus cementerios los han construido bajo el imperio de la Iglesia y con permiso del señor Obispo, para que sus párrocos los bendijeran y los administraran: así lo han entendido siempre y no de otra manera. Sin embargo, hay algunos tan crédulos en lo que se les dice que, como jamás leen un diario, no saben las tendencias que dicha solicitud envuelve, firmando aunque sea su misma condena por el solo hecho que el subdelegado lo ordena.

Dios guarde a U.S.

P. Bernardo Subiabre.

Al señor Vicario Capitular de Ancud.

 

PARROQUIA DE SAN ANTONIO DE CHACAO.

Nº 28.

Chacao, noviembre 5 de 1883.

Iltmo. Señor Vicario Capitular:

Acabo de llegar de Manao, en donde, como en el Estero y en esta Iglesia parroquial, he hecho saber a los fieles la nota de V. S. número 523. 

En el presente oficio no hago más que reiterar a V. S. lo expuesto en mi nota del 29 de octubre último, que las firmas, con tanta urgencia arrancadas a estos inocentes y sensibles feligreses, ha sido valiéndose de la astucia más ruin y baja que pudiera darse, diciéndoles que de orden del señor Intendente y del Párroco que suscribe se pedían esas firmas en bien de sus intereses y de toda la parroquia. Con respecto a lo primero, no puedo responder ni afirmar ni negar ese hecho; pero en cuanto a mí, estoy resuelto a llevar a los tribunales de justicia al autor de tanta infamia.

Al saber, pues, varios individuos el lazo que se les ha tendido y la suerte que se les prepara, están resueltos a interponer demanda en contra de su oficioso prevaricador,

Dios guarde a V.S.

P. Bernardo Subiabre.

Al Señor Vicario Capitular de Ancud.

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Número 8.

PARROQUIA DE SAN ANTONIO DE CHACAO.

Número 29.

Chacao, noviembre 7 de 1883.

Señor Vicario Capitular:

No puedo casi soportar el peso de la pluma por el sentimiento que me causa el saber ¡cómo Dios sufre tanta maldad! ¿Cómo se engaña a estos infelices, cómo se acallan las voces de su conciencia? Cosa muy triste es para mí, señor Vicario, saber que se les dice que nada teman, que siempre han de tener cura, y quiera o no quiera ha de administrarles los sacramentos, que son cosas todas inventadas por mí, que ese oficio que les he leído, ¡oh, gran Dios! doloroso es decirlo, es pura invención mía, y otras cosas que la pluma se resiste para estampar en el papel.

Ahora se les dice eso, porque han firmado lo que se quería, muy contrario de lo que se les decía antes.

Ayer quería mandar este propio, y el tiempo lo impidió; por esto, hoy puedo decir a V. S. que casi todos los que han firmado ignorantemente esa petición, ayer fueron a rogar con lágrimas al subdelegado que los borrara, en vista de lo que habrá de suceder a ellos, a sus hijos y a sus familias una vez que se lleve a término lo que se pretende: pero no hubo que atender, señor; las firmas estaban dadas y no había más que hacer; era lo que se quería, y a fuerza de mil falsedades y darles aguardiente, los hizo volver resignados a sus casas.

Dios guarde a V.S.

P. Bernardo Subiabre.

Al señor Vicario Capitular de Ancud.

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Número 9.

Achao, diciembre 3 de 1883.

Señor Vicario Capitular:

Pongo en conocimiento de V. S. que esta Municipalidad en sesión de hoy, se ha adjudicado todos los cementerios particulares de esta parroquia, exceptuando sólo el de Achao. Como el propósito de la Municipalidad es apropiarse también del terreno en que está situado cada cementerio, y no teniendo las capillas título por escrito de la propiedad que tienen sobre su terreno, se hace necesario reducirlos a escritura pública a la mayor brevedad, antes que la Municipalidad ponga mano a la obra. Para practicar estas diligencias en el juzgado, es necesario que yo nombre un representante inteligente en la materia, quien sería para mí don Tadeo Vargas. Para el, efecto pido a US. Iltma. me autorice para hacer dicho nombramiento en la persona indicada, y al mismo tiempo para invertir de fondos parroquiales lo que demanden los gastos qué sean necesarios hacer ya por las diligencias, como por derechos judiciales y gratificación del representante.

Dios guarde a US. Iltma.

Fray Daniel García.

Señor Vicario Capitular de Ancud.         

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Número 10.

Achao, febrero 5 de 1884

Señor Vicario Capitular:

En contestación a su respetable nota fecha 1º del corriente, digo a S.S. que la resolución de la Municipalidad sobre los cementerios particulares[1], hasta la fecha no la han llevado a efecto ni han pensado más sobre lo mismo, tal vez por las dificultades con que han tropezado.

En la sesión en que resolvieron apoderarse de los cementerios, pusieron por condición previa y sine qua non arreglar con los pueblos, a fin de que éstos vinieran cediendo sus cementerios a la Municipalidad; y como alcanzaron a divisar que los pueblos jamás pasarían por semejante bajeza, es que de seguro han desistido.

Las cosas marchan en el mismo estado, y por esta razón no puse en práctica lo que S. S. me indicó hacer cuando le di cuenta de las pretensiones de la Municipalidad. Si después de eso algo de nuevo hubiera sucedido, muy pronto me habría opuesto, dando al mismo tiempo cuenta al Prelado.

En ningún tiempo será fácil obtener copia de las sesiones municipales, porque se niegan a darlas. Los miembros de esta Municipalidad no son todos enemigos de la Iglesia: la mayoría son buenos católicos; pero tienen la debilidad de obrar contra sus sentimientos por llevar el amen a su jefe y cabeza, que es el Gobernador, y a uno de los dos o tres enemigos que tiene Dios y su Iglesia en el gremio municipal.

De US. Iltma. A. S. S. Q. B. S. M. 

Fray Daniel García.