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Crónicas
Tomo I
Capítulo XXXI. Regresa a la capital el Adelantado Villagra - Decision de la Audiencia de Lima sobre el Gobierno - Repoblacion de la ciudad de La Concepcion i su despoblacion.

El adelantado Villagra, que ya no le quedaba hostilidad que poder ejecutar en los estados de Arauco i Tucapel, que su expedicion ya no tenia objeto, porque los araucanos se retiraron a los montes, i ni aun pequeñas guerrillas presentaban, que por entonces no podía repoblar las antiguas colonias, resolvió regresar a la capital (mayo de 1555). Avisó al ayuntamiento su determinacion requiriéndole para que le recibiese de Gobernador de aquel reino. Esta diligencia no salió de la esfera de mera pretensión. Se le hizo saber, que la audiencia de Lima, por escrito del 13 de febrero de 1505, que se recibió en la capital el 23 de mayo siguiente, declaraba nulos los nombramientos hechos por Pedro de Valdivia i por las ciudades del reino, i ordenaba que mandasen los ayuntamientos, cada uno en su distrito, i que la jente que no estuviese alistada, la dejasen ir libre a residir en las provincias que le acomodase.

Villagra, hombre de consumada prudencia i mucha espera, se conformó obediente i sin réplica con esta resolucion. Se retiro a su casa sin mezclarse en asuntos de gobierno. I como era de buena intencion, propenso a hacer bien, sin acertar jamas a perjudicar ni aun al mas desvalido, i al mismo tiempo había favorecido a muchos, tuvo también muchos amigos que en su vida privada le cortejaron, i nada tuvo que echar menos, al contrario de lo que experimentan los Gobernadores inclinados al despotismo, hombres de buenas palabras i malas obras, que en esos lances se hallan destituidos de amigos i rodeados de mal contentos que buscan ocasión de hacer en ellos represalias. Aguirre que no era tan sufrido como Villagra, no llevó esta resolucion con la tolerancia que debiera, i apeló de ella para la misma audiencia que libró la real provisión, pero esta diligencia no tuvo efecto alguno, por lo menos, bueno.

Desde esta época quedaron los alcaldes ordinarios de las ciudades de Chile con el título colorado de maestre de campo, i los regidores con el de capitanes de caballería. El ayuntamiento de la capital convocó a los de las ciudades Concepcion, Confines, Villarrica i a los capitulares de la Imperial, que se hallaban en ella (agosto 10 de 1555) (91). Conocieron que aquel método de Gobierno dispuesto por la audiencia traía por legítima consecuencia la subversión de todo el reino, i acordaron pedir a la misma audiencia enviase de Lima, persona que gobernase. Pero en otro acuerdo de 10 de septiembre del mismo año, resolvieron pedir determinadamente a Villagra, i tres dial despintes dieron su poder cumplido para esta negociacion a Arnao de Cegarra, ministro de la real hacienda en la clase de contador.

Ya se hallaban con el verano a la vista i meditaban la sujecion de los araucanos, pero como la jurisdiccion que tenia cada uno de los ayuntamientos era limitada a los distritos de cada ciudad, nada podían hacer que fuese bastante aun para contenerlos. I para que el mal no fuese mayor, resolvió el ayuntamiento de la capital dar cumplimiento a la real provisión de la misma audiencia determinando provisión i de la misma audiencia quese volviesen a probar las colonias (pie dejó Villagra i en 11 de octubre de 1554, expidió un auto mandando que los vecinos de la, Concepcion, Imperial, Valdivia., Villarica i Confines, que se hallaban presentes, saliesen a esas antiguos establecimientos dentro de 22 días, los ocho primeros para salir de la capital i los restantes para ponerse afuera de sus distritos en la parte meridional del río Maule, i se les dió todo lo necesario para ello.

Obedecieron el auto i la real provisional equipados de lo mas preciso con 10.000 pesos, que tomaron del erario real, salieron i en trece marchas se pusieron sobre la ribera del Maule. Aquí se separaron los vecinos de la Concepcion, dirijiéndose hacia la costa., en demanda del valle de Penco, conducidos por el capitán Juan de Alvarado. Los demás se encaminaron a buscar las situaciones de sus colonias, i pasando el Biobio por el valle de Negrete, se pusieron en ellos i se mantuvieron a todo costo.

Alvarado llego al valle de Penco con cerca de 100 pobladores, casi al mismo tiempo que arribo a aquel puerto la nave denominada San Cristóbal, que conducía sus mujeres, hijos i demás familia, i en 24 de noviembre del presente, año se proveyó i publicó el auto de repoblacion (92). Se repartieron 83 solares con igual numero de estancias. A la del adelantado Pedro de Valdivia se le dió el sitio i estancia que poseyó su marido por solicitud que Hizo, en virtud de su poder, Francisco Gudiel. Trabajaron luego en fortificarse, i levantaron un castillo con cuatro bastiones, todo de tapias, bastantes para defenderse de enemigos que no conocen el uso de armas de fuego.

A los indios no les fué agradable el regreso de los españoles i avisaron luego a Caupolican, pidiéndole volviese a echarlos de su país. Esta embajada fué bien recibida de aquel general, i ofreció enviarles a Lautaro con cuatro mil hombres, para que unidos con los de Penco, Andalien, Talcahuano i Gualpen, los de desalojase. Avisó Alvarado al ayuntamiento de la capital las negociaciones de los penquistos, la contestacion de Caupolican, la fuerza de los enemigos, víveres, i que resolvían fué aprobada esta débil determinacion, i sin perder 131 momento se les socorrió con lo necesario para mantener el establecimiento. I para esforzarlos mas, les envió el vicario general, da Bartolomé Rodrigo Gonzalez Marmolejo, una llave de dos palos cargada de víveres, i se dió también el buque para lo que se pudiera ofrecer del real servicio. Nada de esto sirvió porque llegó a destiempo, i regresó el navío al puerto de Valparaiso.

Mientras corrían estas representaciones i trabajaba Alvarado en fortificarse i Caupolican en la unión de su ejercito, salió Lautaro con grueso destacamento a poner en ejecucion lo gire su animosidad sabia hacer. Se puso sobre la ciudad, i concibiendo Alvarado sede mas ventajoso pelear en campaña, le Salió al encuentro Tratándose la batalla i duró hasta media tarde. retirándose Alvarado para. abrigarse del fortín, porque conoció iba ya de vencida. Lautaro no predio tiempo le persiguió hasta la misma puerta, i, aunque lo vio coronado de artillería i guarnecido de arca bezudos, resolvió el asalto Su empeño fué verdaderamente bárbaro, Intentado tan solo al favor de la multitud Los apretó fuertemente con incesantes ataques hasta que la noche se retiró, porque conoció el obstinado i valeroso empeño de los sitiados, i viendo que era. grande el destrozo de sus tropas, lo dejó para el siguiente día. Alvarado vio también que tenia 30 españoles muertos i muchos heridos, no pudiendo resistir por mas tiempo los continuos asaltos de Lautaro, dispuso la retirada. Mando embarcar las mujeres, niños i heridos, i aquel Cedió el puesto segunda vez, retirándose a la ciudad de Santiago, como capital de todos los establecimientos del país. Pero esta retirada se hizo con mas trabajo que la anterior, porque los enemigos os le pisaron la retaguardia i tuvo que sostenerla hasta pasar el vio Itata, que allí les dejó Lautaro de perseguir (93).