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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo XVII. Fundación de las ciudades Imperial i del Barco - Estabelcimiento de Tambos - Regreso de Francisco de Villagra.

Los araucanos repasaron el Biobio, i consternados con la derrota que acababan de sufrir, se retiraron a los montes. El Gobernador volvió a dar libertad a los prisioneros, i les envió bien obsequiados. Esta repeticion de su bondad persuadió a los de Penco que no había dificultad en el perdón, i lo solicitaron. Admitida la disculpa de haber sido seducidos de los araucanos, volvió el Gobernador a hacer la paz con ellos. Con esto, i haber llegado a la ciudad de la Concepcion el capitán Cristóbal Martín de Escobar con un regular destacamento, se resolvió a establecer otra colonia en el lugar demarcado por Alderete.

Hechas las prevenciones que pudo aprontar para poblar todo el distrito de su gobernacion, dejó la ciudad de la Concepcion con suficiente guarnicion a los órdenes de su primer correjidor Diego de Oro, capitán de sobresalientes circunstancias, de quien si queda alguna descendencia en Chile, no tiene por su pobreza aquella brillantez que pedía el mérito i calidad de su ilustre ascendiente; i salió con 200 Españoles, (enero de 1551), algunos auxiliares, i los indios necesarios para la conduccion de útiles de campaña i artillería. Hizo la ruta por la parte oriental del montunos cerro Nahuelbuta, pasó por Tarpellanca, el río Lebuqueten, que hoy llamamos Laja, i el Biobio por Negrete, i sin mas oposicion que algunas guerrillas puestas en emboscadas de poca consecuencia, i que mas manifestaban temor que resistencia, llegó al río Canten.

Aquí halló unas espaciosas i limpias dehesas por ambas riberas del río, pobladas de mas de 50,000 habitantes, que amedrentados con la noticia del valor de los españoles, i por la buena traza que se dió el Gobernador en agasajarles, le recibieron de paz en todo aquel distrito. En él, sobre el confidente de los ríos Cauten i de las Damas, al norte de aquel estableció otra ciudad dominada de un fortín para su defensa, i la denominó Imperial, en obsequio del Emperador Carlos V (55). Mandó hacer su delineacion, i trazada la plaza mayor, se destinó un frente de ella para casas consistoriales, i otro para las episcopales i para iglesia Catedral, que se dedicó al arcángel San Miguel. Se dieron sitios para dos ermitas, i un hospital. Aquellas se dedicaron a N. S. de la Antigua i al Misterio de la Concepcion, i este a San Julián. Los demás solares se distribuyeron a los que tomaron vecindad, i se dejaron algunos para fundaciones de conventos de regulares.

Publicado el auto de fundacion de aquella ciudad, procedió al nombramiento de los oficios concejales. Hizo correjidor a Martín Ruiz de Gamboa; alcaldes a Francisco de Villagra, que aun no había llegado, i a Gaspar Orence; regidores a Juan de Vera, Gaspar de Castañeda, Leonardo Cortez i Fernando de Losmora. dió a la ciudad campos i  dos, i le señaló por término diez leguas al norte e i otras tantas al sur, i de oriente a poniente desde la cordillera hasta el mar. Repartió los indios entre sus vecinos (56). A Francisco de Villagra le dió la parcialidad de Maquehua con 30,000 habitantes, a Pedro Olmos de Aguilera 12,000, a Diego Martín Ballestero 1,000, a Hernando de San Martín 800, a Luis Barba 1,500, i asimismo a otro a proporcion de su mérito. Finalmente hizo las ordenanzas para el buen gobierno de este establecimiento, regresó al de la Concepcion (57).

Aquí se vio con Francisco de Aguirre, a quien hizo llamar para orientarse de los aumentos de la ciudad de la Serena, de la fundacion de la del Barco (58), i para tratar de tomar posesión del distrito de su gobernacion por la parte oriental de la cordillera, estableciendo alguna colonia.

En esta estacion que tuvo Pedro de Valdivia en la Concepcion, hizo nuevas ordenanzas, que manifiestan mas su piedad, i ellas solas son bastante documento para vindicarle de la calumnia de tirano de los indios, con que algunas plumas denigraron su conducta (59), sino es que mandase uno i hiciese otro. ¿Mas a qué fin? I era menester que todos concurriesen a maldad tan execrable, como era tiranizar i oprimir a los indios i engañar a la posteridad, dejando en los archivos saludables, equitativos i justos estatutos a favor de aquellos miserables. No puedo creer tan horrenda infidelidad. Sucedió como veremos después, lo que en todas partes acontece, i es Haber transgresores de las mas justas i severas leyes, i algún disimulo en el Gobernador i en los majistrados. Lo cierto es que Pedro de Valdivia le hizo pagar una multa de cien pesos a su amigo el capitán Gonzalo de los Dios, por un real tratamiento leve que hizo a un indio, i esto no se compone bien con el carácter de tirano que se le quiere atribuir.

Para facilitar i asegurar la comunicacion de este establecimiento, mandó edificar tambos en los caminos, colocándolos a distancia de siete leguas. I para que no fuesen gravosos, los distribuyó entre los vecinos que tenían encomienda de indios (60). Mandó que éstos pasasen las cargas solamente al tambo inmediato, señalando el número de indios que se rabia de dar a cada español, i tasó el jornal que se les Babia de dar.

En este tiempo llegó a la ciudad de Santiago Francisco de Villagra, que del Perú pasó a las provincias de Tucumán i regresó a Chile por la de Aconcagua. Este fué el primero que tramontó la cordillera por este camino, que es la vereda mas trillada para Mendoza, i por ella se hace el trafico con las provincias de Buenos Aires. Llevó 180 soldados, i no falta quien diga que este golpe de tropa puso a Pedro de Valdivia en algún cuidado. No fué así, Valdivia no era hombre receloso ni suspicaz:. No dió lugar a vanos i pueriles temores, por mas que la maledicencia de algunos malsines procuro meterlo en celos. Pero lejos de apartado de si, como pretendía la envidia i de maquinar su destruccion, que le era fácil teniendo ganado al Gobernador (gel Pedí, i estando bien conceptuado en la corte, le acercó mas a su persona. Le mando salir de la ciudad de Santiago con toda su tropa, i que marchase a la Mariquina donde le esperaba. Le hizo su i lugarteniente con jurisdiccion  en todo lo Conquistado, i resulto, no la inicua emulacion, silfo una íntima amistad entre los dos i con el adelantado Jerónimo de Alderete, de modo que los tres. siempre  tuvieron un mismo parecer i unos mismos sentimientos