Ya hemos visto la triste situación en que se hallaba Chile, i si en él se experimentaban las revoluciones que quedan referidas; en el Perú se preparaban más peligrosas alteraciones. La corte resolvió en 1777 destinar un visitador general para los reinos del Perú, i Chile. Recayó esta confianza en el ilustrísimo señor don José Antonio de Areche, ministro de integridad i notorio desinterés; pero como no hubo visita general en aquellos reinos que no fuesen ruidosos, se hizo indispensable que ésta adoleciese del mismo mal. Puesto el visitador en Lima abrió i publicó su. Visita i comenzó a correr bien con el excelentísimo señor don Manuel Guirior, virrey entonces de aquellos reinos, de cuya bondad quedó tan recomendable memoria que jamas podrá Lima olvidarla. No duró mucho tiempo la buena armonía, i en verdad que en semejantes circunstancias es imposible su permanencia. El virrey tiene la posesión del mando. El visitador quiere mandar igualmente que el virrey. Ninguno de los dos se acomoda a contenerse dentro de los límites de su jurisdicción, i dos jefes de elevada autoridad no cabe en un solo distrito. A poco tiempo se suscitó la competencia que siempre atrasa los más interesantes asuntos del real servicio. Sus resultas llegaron a la corte i su majestad tuvo a bien relevarle del virreinato (132) i colocar en aquel destino un general que procediese de acuerdo con el visitador, i nombró para este encargo al excelentísimo señor don Agustín de Jáuregui, que en 6 de julio de 1780 se embarcó en el puerto de Valparaíso para el del Callao, llevando consigo a su asesor para que continuase su dirección en aquel virreinato. Poco tiempo despees de su llegada a Lima, suscitó don Gabriel Tupac-Amuru una conspiración en el Perú. Declarada por la Audiencia de Lima su legítima descendencia de los emperadores de aquel reino en oposición al condado de Oropesa, intentó ponerse la borla amarilla i restablecer el imperio de los incas i levantó ejército contra el rei. Sobre el resultado de esta conspiración discordaron los dos jefes i corrieron los informes a la corte. Su majestad resolvió la separación del asesor del virrey i mandó su regreso a Chile; pero como consistía en éste la desavenencia, decretó poco después la retirada a España del excelentísimo señor de Jauregui, i envió para relevarle al caballero La Croa, i entregado el virreinato falleció en Lima veinte idas después, asaltado de una violenta calentura.

Por fallecimiento del ilustrísimo señor don fray Pedro Angel de Espiñeira, acaecido en 1778, fue presentado para, la iglesia de la Concepción de Chile, el ilustrísimo señor don Francisco de Borja José piaran, natural de la ciudad de Arequipa,. hizo sus estudios en el colegio de San Antonio abad, del Cuzco, en cuya diócesis recibió las sagradas órdenes por el ilustrísimo señor don Manuel Jerónimo Romani. Hizo oposición al concurso de curatos, i fue presentado al de Humachiri, en el corregimiento de Lampa, que sirvió siete años. Fue después canónigo magistral de la misma iglesia Catedral, provisor vicario general, i gobernador de su obispado. En el año de 1779 fue electo obispo de esta santa iglesia de la Concepción de Chile, para la cual costeó de su propio peculio una rica custodia avaluada en veintiséis mil pesos, guarnecida de piedras preciosas. En 2 de diciembre de 1787 se puso en camino por el de la costa, para, visitar la plaza de Valdivia, llevando todo su pontifical que con su equipaje, i el de su comitiva valía mas de treinta mil pesos. Pasó felizmente visitando i confirmando a sus feligreses por las reducciones de Arauco, Tucapel i Tírua, i enteraste sitio i el río Imperial, fue asaltado en el paso de los Pinares el 28 del mismo mes por dos trozos de indios de los llanos de las parcialidades de Boroa, Repocura, i Alta Imperial, comandados por el cacique Victoria Analican, cuya codicia disfrazaron con el pretexto de no haberles pedido permiso como que iban con el dañado fin de refundan la ciudad Imperial.

Interinos indios saqueaban el equipaje, i dieron muerte a dos dragones, huyó su ilustrísima con su comitiva, i se escondió en los riscos de Yupeque. Para que Analican no fuese a quitarles la vida en ellos como lo intentaba, interpusieron sus respetos los caciques Curumilla, Necolgud, i otros costeños, pero no consiguieron mas que medio perdón librando él todo a la contingencia de un juego de chueca. Ganaron el partido los costefos el día 4 de diciembre, i avisando inmediatamente a su ilustrísima, a presencia de su familia se puso de rodillas, i besa da tres veces la tierna entonó aquellas palabras de uno de los salmos de David: Misericordias Domini in aeternum cantabo, i sacándolos de Yupeque, con harto riesgo i con solo el vestido que teman encima, los escoltaron, llegando a Arauco el 6, i a la Concepción el 9 del citado diciembre.