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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo XLVIII.. Vuelve Antuhuenu a atacar la plaza de Arauco - Batalla de la Cuesta de Villagra - Despoblacion de los establecimiento de Cañete, Tucapel i Arauco - Fallece el Gobernador.

Envanecido Antuhuenu con la victoria que ganó a Arias Pardo, bajó a la marina, i puso sitio a la plaza de Arauco. Lorenzo Bernal, su comandante, tomó buenas disposiciones para defenderla. La artillería estaba bien servida, i la infantería bien distribuida en los puntos principales de la plaza. En la contra-escarpia puso a los indios de paz, i eran éstos tan buenos soldados que sus capitanes Llicanleubu, Malluquetal, Tehualemu, Coluantu i Pillulebu, no dejaban pasar noche sin señalarla con alguna buena suerte. Antuhuenu se valió de la astucia para evitar el daño que le hacian i para vengarse de ellos. Los hizo sospechosos de intelijencia con él, i aparentó que le ofrecian entregar la plaza. La credulidad de Bernal fué fácil en persuadirse. Pedia aquella traicion visos de realidad, mas fundado solo en la fama comun de infidelidad que tiene aquella nacion los despidió este hombre fácil, i con inaudita crueldad los entrego a los enemigos. Antuhuenu les hizo quitar la vida a presencia i vista de la plaza, i del mismo Bernal, que con este hecho adquirió crédito de impío i de mui limitado talento, que no conoció tan grosero enredo. Se contentó con esto Antuhuenu, levantó el asedio, diciendo que no habia ganado poco, consiguiendo hacer odiosos con los de su nacion a los españoles.

De Arauco pasó el jeneral araucano a hostilizar los establecimientos de Cañete, Angol i los Infantes. El gobernador, incomodado de sus dolencias i viéndose en la imposibilidad de salir a campaña, se aflijia demasiado i no hallaba partido que abrazar. Despues de muchas juntas de guerra, que por lo regular, sino malogran las operaciones militares las retardan, resolvió mandar a su hijo Pedro con 100 soldados de caballería de los capitanes reformados i de la mas florida juventud, i los ausilios precisos para la conduccion de los útiles necesarios para la espedicion. Le dió órden de hostilizar las provincias rebeladas, i que evitase entrar en funcion decisiva sin órden suya para ello.

Salió el jóven de la ciudad de la Concepcion para el Biobio, i se puso en Millapoa, sitio aparente para las operaciones de que tenia órden, i para poder ocurrir al socorro de cualesquiera de las poblaciones. Al Gobernador no le parecía segura aquella espedicion con tan poca jente i la ninguna esperiencia del caudillo que la mandaba, i ordenó que el sarjento mayor Arias Pardo marchase con otro destacamento a unirse con él. El maestre de campo Altamirano, luego que supo se hallaba en Millapoa el hijo del Gobernador, tomo 25 soldados, i marcho a incorporarse con él.

Con la direccion de este jefe se hacían horrorosos estragos en aquella comarca. Pero luego que el Gobernador supo que se hallaba Altamirano en el campo volante, confiado en su ciencia. militar, dió órden a su hijo para que pelease con Antuhuenu, si se presentaba oportunidad. En este tiempo ya habla enfermado la mayor parte de la tropa, i se hablan enviado los enfermos a nuestras poblaciones, de modo que el destacamento era de 85 españoles i pocos auxiliares, i con ellos se continuaban las hostilidades.

En una de estas correrías se hizo prisionero a un indio que por su aspecto venerable, su buena presencia i cierto aire de gravedad, le dió golpe a Altamirano, i le hizo conducir a su presencia. Le amenazó con la muerte si no le declaraba la situacion de Antuhuenu i sus ideas. El prisionero con espíritu sosegado le prometió decirle, no por temor de la muerte que le amenazaba, pues siendo de ilustre sangre, ¡viéndose desnudo, Herido i esclavo, perdidos sus bienes, sus hijos i mujeres, i esperimentando tan adversa fortuna, no tenia para que apetecer la vida, pero le diría la verdad porque jamás supo mentir. Agradó al maestre de Campo la heróica constancia de aquel hombre inalterable, i le mando dar ropa para que se vistiese, i le ofreció libertad para él i toda su familia. Preguntado segunda vez por su jeneral, dió la noticia de Hallarse en la cuesta de Villagra con 500 hombres, i que todavía aguardaba mas jente para situarse en Millapoa, i que si tenia la desgracia de ser vencido, se tratarla de ajustar la paz, i si lograba felicidad de vencer, se proseguiria la guerra.

Luego que Pedro de Villagra oyó esta noticia, determinó el marchar a la cuesta, apesar del maestre de campo. Llegó a Arauco, i Lorenzo Bernal que tenia individuales noticias del ejército i situacion de Antuhuenu, apoyo con su dictámen i fundadas razones el parecer de Altamirano, i ámbos le hicieron responsable de las resultas. Corria este jóven a su temprano ocaso, i despreciando el dictámen del maestre de campo i de todos los capitanes de esperiencia, sacó de aquella plaza algunos soldados, i aumentó sus débiles fuerzas. Campó en la ensenada de Chivilingo, i el maestre de campo mandó reconocer el campamento de los enemigos. Volvieron los esploradores con la noticia de hallarse muchas partidas avanzadas por todo el camino desde la montaña que tenian a la vista, i que el cuerpo del ejército ocupaba la plazeta del cerro Marihuenu en la fortificacion de Lautaro. Propuso Altamirano la retirada, dejando una emboscada en aquel valle para hacerles algun daño i destruirles las sementeras que allí tenian, poniéndose el resto del campo volante a proporcionada distancia para sostenerla en caso necesario. Los jóvenes graduaron esta operacion de continjente ejecucion i de mui lenta. Pedro de Villagra, conducido de su desgraciada suerte, se acomodo al ardiente modo de pensar de la imprudente juventud que le acompañaba, i mando tocar marcha.

Las partidas avanzadas de Antuhuenu, luego que vieron a los españoles ir hácia ellos, se fueron replegando a la plazeta por órden que tenian de su jeneral, i sin oposicion le dejaron subir la ;cuesta. De pocos españoles se componia el destacamento, pero bien ordenados, porque Altamirano era gran soldado. En este buen órden acometieron las trincheras de Antuhuenu, i fué el primero el capitan Gomez de Lago. Algunos indios quedaron fuera de las trincheras, i huyeron a la montaña. Los vió el soldado Gregorio Cabrera i gritó- a ellos que huyen, i por esta falsa voz perdieron el buen orden de pelear en que los habla puesto Altamirano, pensando seguir una victoria que aun no hablan comenzado. En los primeros encuentros, pereció Villagra con muchos españoles, i el maestre de campo tomo el cadáver de este jóven i dispuso la. retirada. Le siguieron 20 hombres con Gomez de Lago, i siéndoles imposible salir por donde entraron, no pudieron incorporarse con el cuerpo de reserva que dejaron que bajar a la ensenada de Colcura perseguidos de los enemigos, pero se libertaron i llegaron a la ciudad de Concepcion.

El famoso Pedro Cortez, Aquíles chileno, que quedó de comandante en el cuerpo de reserva compuesto de 14 españoles, viéndose cortado de innumerables bárbaros, con inimitable frescura de ánimo dijo: «buenos nos han dejado esos picaronazo retirándose, i abandonándonos a la rabiosa furia de estos perros.» Agustin Hernandez propuso se despeñasen hácia la marina por si acaso alguno libertaba la vida.

Pero Cortez despreció este desesperado arbitrio, i no lo permitió, i con su acostumbrada presencia de ánimo, se retiró peleando, i cuando bajaron a la ensenada de Chivilingo, ya no eran mas de dos, Cortez a pió i Gonzalo Zalazar todavía montado.

Los araucanos que puso Antuhuenu en emboscada para cortar la retirada a Villagra, estaban allí ocupados en el saqueo del campamento. Al propio tiempo salieron de la montara Gonzalo Rodriguez i Pedro Castillo, rompiendo por la multitud, pero luego perecieron. El caballo de uno de éstos se le vino a las manos a Cortez, i con la espada se hacia lugar i se desembarazaba de los bárbaros, pero le mataron el caballo. En este lance le salió a defender Francisco Perez, i le tomó a la grupa. Se atascó el caballo en un barrial, i se desmontó Cortez para que su amigo pudiese salir del atolladero. Corrió a pié i alcanzo a un auxiliar i a un niño. Quito el caballo al indio i montado en él, le libertó i al niño tambien, i llegó a la plaza de Arauco estropeado i con ocho heridas. Perecieron en esta funcion casi todos los auxiliares i 47 españoles de los mas valientes capitanes, que conducidos del imprudente joven, mas bien quisieron ser víctimas de la temeridad de éste, que quedar espuestos a la crítica i a los resentimientos de su padre (1563).

No es preciso ponderar el doloroso sentimiento del Gobernador, él por sí mismo se deja entender bien. Perdió a su hijo, perdió la reputacion de las armas, las vidas de muchos auxiliares, las de 47 animosos españoles. Conocia que él fué la causa principal de tan grande pérdida, por dar a su hijo cl honor de mandar el campo volante, con agravio del mérito i prudencia militar del maestre de campo.

Pero los motivos de sentimiento no terminaron en esta desgracia, que la recibió el Gobernador con mucha serenidad, propia de su gran corazon, siempre superior a los reveces de la adversidad; todavía se internaron mucho mas adentro, si acaso cabe mas interioridad, para apurar su prudente sufrimiento. Esta ocasion pareció mas oportuna a Martin de Peñalosa para maquinar contra la importante vida del Gobernador, ya de tan poca duracion que estaba cerca de su estincion, i alzarse con el Gobierno (1563). Gabriel de Villagra fué comisionado para apagar esta centella, que logro sofocar con la prision de Peñalosa (125), que sufrió el suplicio en que siempre vienen a parar los que se arrojan a semejantes atentados.

Por este mismo tiempo se sublevaron los indios de la isla de la Mocha, i quitaron la vida a un español. Envió el Gobernador a su hermano Pedro de Villagra con 60 hombres para castigarles su infidelidad. Desembarcó en la isla, i hallo a sus habitantes en disposicion de defenderse. Intentó sujetarles con Ir, fuerza, i le hicieron tan vigorosa resistencia, que se retiró con pérdida de dos españoles, i con dificultad pudo tomar la nave, i regresó al puerto de la Concepcion, dejando a los indios mas rebelados con la victoria que le ganaron.

Antuhuenu anduvo dilijente, i quiso aprovechar los favores de la fortuna. Pasó a la vista de Arauco, i fué a sitiar a Cañete, conceptuando mui difíciles i distantes los socorros. Pero el Gobernador ocurrió prontamente a esta necesidad, i envió al maestre de campo Altamirano con un gran destacamento, para que hostilizase el país desde Catirai hasta el lago de Lumaco, i comisionó al capitan Juan Gomez de Lagos con otro cuerpo de tropas para que hiciese levantar el sitio de Cañete, i despoblase aquel establecimiento i los de Tucapel i Lebu, i pasase sus guarniciones a la plaza de Arauco, i las mujeres i niños a la ciudad de la Concepcion. Yo no sé por qué perdió terreno este famoso jeneral. Servian de freno a los araucanos aquellas poblaciones, i perpetuaban la adquisicion. Su permanencia estaba afianzada con el destacamento que mandaba el maestre de campo, i con el que llevó Gomez de Lagos a verificar su despoblacion. Pero debemos suponer que tuvo razones manifiestas al público, que apoyasen la resolucion, sin descrédito de su conducta militar i sin duda el tiempo las oculta de nosotros.

Conocia el Gobernador que su persona Hacia falta para la reduccion de los indios, i determinó sujetar sus dolencias a una formal curacion. Entraron los médicos, las purgas, los mercurios i otras drogas de botica, peores que los Caupolicanes, Lautaros i Antuhuenus, que en un par de momentos le condujeron al sepulcro (junio 22 de 1563), término comun de las glorias i de los trabajos de esta vida, tan apetecida como caduca i perecedera.

Era el mariscal Francisco de Villagra natural de Colmenas de Arenar, en Estremadura. Fué casado con la señora doña Cándida Montes, i del matrimonio tuvo dos hijos, don Pedro que murió en la batalla de Marihuenu contra el jeneral Antuhuenu, i don Álvaro que llevó adelante el apellido, pero no la brillantez de la familia, cuyos descendientes, por su pobreza, han ido haciendo desiguales enlaces (126). Pasó al Perú con Pedro de Valdivia, en el socorro que el Marques del Valle envió al Marques de los Atabillos. Sirvió en aquellas provincias, i cuando los Pizarros persiguieron a los almagristas, le tuvieron preso, i de milagro se escapó de las funestas consecuencias de aquella guerra civil. Fué teniente jeneral de Pedro de Valdivia, i conquistador i descubridor de Chile. Condujo de la provincia de Tucuman 180 españoles, i tambien fué su restaurador despues del fallecimiento de Pedro de Valdivia. Tomó vecindad en la ciudad de la Imperial, i tuvo mas de 30,000 indios de encomienda. Gobernó a Chile tres veces, i siempre fué mui. querido de todos, porque con todos se manifestó amante compañero, amigo fiel, padre caritativo i justo Gobernador. Tan constante le esperimentaron las felicidades como las, desgracias; ni con aquellas fué soberbio, ni jamás éstas le arredaron. Para evitar competencias, que podian declinar en rebelion, el virrei del Perú, conde de Niebla, por real provision del 17 de agosto de 1562, concedió a los primeros Gobernadores de Chile la facultad, para en caso de fallecimiento, de nombrar un interino que gobernase, mientras disponia Su Excelencia lo conveniente. El primero que usó de esta facultad, fué el mariscal don Francisco, i resolvió nombrar a su tio Gabriel de Villagra, mas éste no admitió,¡ recayó la eleccion en don Pedro, hermano del mariscal.